Gracias al ex coronel del KGB Vasili Mitrokhin, que en 1992 huyó a Inglaterra llevándose 200.000 fichas del temido servicio secreto soviético, hoy podemos saber el espionaje que se realizó durante años sobre el joven cardenal Wojtyla, que años después llegaría a ser Papa. ..
Por Alex Rosal
Revista Id y Evangelizad
Mayo 2005<7i>
Gracias al ex coronel del KGB Vasili Mitrokhin, que en 1992 huyó a Inglaterra llevándose 200.000 fichas del temido servicio secreto soviético, hoy podemos saber el espionaje que se realizó durante años sobre el joven cardenal Wojtyla, que años después llegaría a ser Papa. Con sus investigaciones e intrigas sobre el eclesiástico polaco, la KGB demostró tener intuición al considerar a Karol Wojtyla como una potencial amenaza para el régimen comunista. Estas informaciones están recogidas en el libro El archivo Mitrokhin, las actividades secretas del KGB en Occidente.
Así pues, desde 1971, el cardenal Wojtyla fue considerado como elemento a ser seguido de cerca, a ser espiado. Algunos eclesiásticos del círculo íntimo del futuro Papa también estuvieron en el punto de mira del servicio secreto. El padre Andrzej Bardecki, asistente personal del cardenal de Cracovia, fue el más espiado en esa época según se desprende del material facilitado por el ex coronel del KGB Vasili Mitrokhin.
Wojtyla mantiene un punto de vista extremadamente anticomunista. Sin oponerse abiertamente al sistema socialista, ha criticado el funcionamiento de los ministerios estatales de la República, escriben en una de las fichas la KGB. En otra se puede leer: Muchos oficiales del partido polaco se sintieron subyugados por la espiritualidad intensa y mística de Wojtyla. Éste pasaba a menudo de seis a diez horas al día rezando. Entrando en su capilla privada, los ayudantes podían hallarlo a veces tendido inmóvil en el suelo de mármol con los brazos abiertos en forma de cruz.
Según revela la KGB, desde los años 1973-74, el procurador general polaco pensaba llevar a los tribunales al cardenal Karol Wojtyla por sus incendiarias homilías. El futuro Papa manifestaba en sus sermones a los obreros del metal de Nowa Huta que la Iglesia tiene el derecho a critica toda manifestación o aspecto de las acciones de las autoridades si éstas son consideradas inaceptables por la población. Si se hubiera producido su paso por los tribunales, a monseñor Wojtyla le hubieran aplicado el artículo 194 del Código Penal polaco por afirmaciones subversivas durante funciones religiosas, que contemplaba la pena de cárcel de entre uno y diez años.
La revista 30 Giorni, que se hace eco de estas sensacionales revelaciones del ex coronel de la KGB, Vasili Mitrokhin, publicadas en Italia por la editorial Rizzoli, señala que Wojtyla tenía las espaldas cubiertas por su posición de relieve. Pese a que en los años cincuenta se había encarcelado durante tres años al primado polaco, el cardenal Stefan Wyszynski, en los sesenta el régimen de Gierek no se atrevió a volver a arrestar a un cardenal.
Según la KGB, Wojtyla muy raramente leía los periódicos. Tan sólo escuchaba las noticias por la radio o por la televisión. Su amigo, el padre Bardecki, era quien cada quince días le visitaba a su estudio del arzobispado de Cracovia, y le informaba en privado de cómo estaba realmente la situación polaca en el campo eclesial, político, económico o sindical. Wojtyla y Bardecki, viejos amigos, colaboraban en el semanario católico Tygognik Pwszechny, además de compartir el honor de estar en el punto de mira de la KGB, o ser objeto de acciones progres, que es como denominaban los agentes soviéticos a las tareas de espionaje y seguimiento. En las fichas de la KGB se puede leer que en 1977 Wojtyla se alineaba con los distintos movimientos de protesta. Además, invocaba el ejemplo de san Estanislao como símbolo de resistencia contra un estado injusto. Dice la KGB: Wojtyla era defensor de la libertad, derecho inalienable de todo hombre, de modo que la violación de ésta por parte del estado representa la violación del orden social y moral.