Hambre y guerra: 300.000 niños soldado en el mundo

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El uso de niños en las guerras representa un grave ejemplo de esclavitud infantil, violación de derechos humanos y, sobre todo, una situación que continúa produciéndose en la actualidad. ¿Hay voluntad política de acabar con esta situación?

El 16 de abril de cada año celebramos el Día Internacional contra la Esclavitud Infantil.
En este día denunciamos la situación de los niños forzados a coger las armas contra sus familias o su pueblo.

Las milicias en los conflictos aprovechan la especial vulnerabilidad de la infancia en este tipo de escenarios, puesto que muchos de los pequeños viven en situaciones de pobreza y/o exclusión social , sin acceso a derechos fundamentales como, por ejemplo, acudir a un colegio.

El concepto de niño soldado abarca diversos aspectos . Uno de ellos, es que generalmente un niño soldado es aquel que, siendo menor de 18 años, se ve forzado a separarse de su familia para unirse a un grupo armado o participar en un conflicto bélico, en acciones violentas.

Cuando se produce este tipo de escenarios, habitualmente se desarrolla la captación . SI tienen familia, se rompe su vínculo afectivo. En otros casos, aprovechan la situación de los niños en situación de orfandad para ofrecerles un sustento básico en el que vivir.

En muchas ocasiones, además, los niños son secuestrados y llevados a campamentos específicos donde se les evalúa y destina a determinadas actividades en función del criterio que señalan los responsables de cada milicia. De este modo, se contemplan todas las posibilidades y no siempre pueden llevar un arma, también otras tareas como la cocina, limpieza o mensajería.

Más de 300.000 niños

Las estimaciones actuales, elaboradas por UNICEF, cifran alrededor de 300.000 niños y niñas soldado en el mundo, participando en conflictos armados.

Algunos de los países en los que se registra esta práctica son Afganistán, Angola, Burundi, Guinea-Bissau, Irak, Liberia, Mozambique, la República Democrática del Congo, Ruanda, Sierra Leona, Siria, Somalia, Sri Lanka, Sudán y Uganda o Yemen, pero también se han dado casos en Colombia o Filipinas. Pero en la mayoría de los países empobrecidos miles de niños empuñan un arma…

Las consecuencias de estas prácticas son múltiples . Desde la muerte violenta a secuelas a nivel psicológico (pueden sufrir, depresión, trastornos de la conducta, agresividad, sentimiento ansiedad de pérdida, soledad o desarraigo), que también se suman a las físicas (heridas de conflictos, mutilaciones o desnutrición)

El trabajo de reintegración

En estos escenarios, surge el papel fundamental de la reintegración de los menores que han sido abocados a participar en conflictos . Con esta finalidad, se han desarrollado diversos programas durante los últimos años, en el ámbito de la iglesia católica sobre todo.

Desde la firma de la Convención sobre los Derechos del Niño, que entró en vigor en 1990, la práctica en su totalidad de países han establecido legislaciones en contra del uso de niños soldado , sin embargo, la realidad es que estas situaciones continúan produciéndose en la actualidad, cuando se superan tres décadas con esta norma.

Todo ello se suma al papel de las empresas multinacionales y que participan en conflictos , cuando estos no responden a determinados intereses económicos en países del Tercer Mundo y la disyuntiva sobre si se deben soportar las legislaciones al respecto, una cuestión que ha sido planteada de manera repetidas por organizaciones humanitarias.

La reintegración de los niños que han participado en estos conflictos suele reunir atención médica y psicológica, apoyo jurídico, el restablecimiento de las relaciones familiares e incidir en la educación para responder a un derecho de la infancia que se ha comprobado fundamental en esta tarea, para el que se destinan hogares de acogida.