440 multinacionales hacen negocio en BIRMANIA generando "enormes ganancias´ para la CRUENTA DICTADURA

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Mientras la dictadura oprime al publo birmano y mantiene encancelada a la premio nobel Aung San Suu Kyi, ganadora de unas elecciones democráticas, unas 440 empresas de todo el mundo trabajan en el país asiático. Las multinacionales con negocios en Birmania están generando ´enormes beneficios´ para la dictadura militar, según denuncia hoy la Confederación Internacional de Organizaciones Sindicales Libres (CIOSL). Los sindicatos también recuerdan que es un país en el que se violan los Derechos Humanos y sindicales, en el que el trabajo forzoso es ´sistemático´, y donde la escena político-económica se caracteriza por la corrupción, el narcotráfico y la aplicación arbitraria de impuestos.



Las multinacionales con negocios en Birmania generan «enormes ganancias» para la dictadura, según la CIOSL

Europa Press
01-02-2005

Las multinacionales con negocios en Birmania están generando «enormes beneficios» para la dictadura militar, según denuncia hoy la Confederación Internacional de Organizaciones Sindicales Libres (CIOSL) con motivo de la actualización de su base de empresas extranjeras con operaciones en el país asiático, unas 440 según el último recuento. Entre ellas no se encuentra ninguna compañía española.

«Más y más personas, empresas y países están reconociendo que invertir o comerciar con Birmania no tiene sentido, ni en el orden moral ni en el comercial», apuntan los sindicatos en el informe «Negociando con Birmania», en el que denuncian que trabajar en este país, en las condiciones actuales de control militar de la economía, conlleva una colaboración directa con la dictadura.

La CIOSL recuerda además que los beneficios que puedan derivarse de la inversión en un país en vías de desarrollo no se dan el caso de Birmania: por ejemplo, más del 40 por ciento de su presupuesto nacional se destina a gastos militares, mientras que a los programas de salud sólo corresponde un 0,3 por ciento.

Los sindicatos también recuerdan que es un país en el que se violan los Derechos Humanos y sindicales, en el que el trabajo forzoso es «sistemático», y donde la escena político-económica se caracteriza por la corrupción, el narcotráfico y la aplicación arbitraria de impuestos.

Por todas estas razones, Birmania es el único país del mundo del que los sindicatos reclaman la salida de los inversores. Las últimas investigaciones de la CIOSL –basadas en 40 fuentes distintas entre gobiernos, ONG, organizaciones internacionales y expertos–, han confirmado «de forma concluyente» que «no es posible invertir en Birmania sin contar previamente con la venia de la Junta».

El vínculo de las empresas extranjeras con la Junta es obligatorio, dado que el régimen «sistemáticamente» orienta los operativos comerciales, especialmente los más rentables, hacia empresas mixtas participadas por el Estado, todo ello en un entorno «encubierto y corrupto».

«Que las empresas sean o no propiedad directa de los militares no implica una verdadera diferencia», dado que el régimen dispone de numerosos «trucos» para esconder su titularidad. Por ejemplo, son inscritas a nombre de militares de alto rango a título «particular» o a nombre de parientes o allegados. Así, en quince años la dictadura ha conseguido controlar «prácticamente todos los aspectos del mundo de los negocios».

El informe indica que en los últimos años se han reducido las inversiones, pero que «lamentablemente» algunos países vecinos como China, India o Tailandia, «en parte debido a los juegos regionales de poder», siguen colaborando económicamente con el régimen.

440 EMPRESAS «COLABORAN»

Actualmente, cerca de 440 empresas extranjeras operan en el país, entre ellas multinacionales como Air France, Alcatel, American Express, Axel Springer, Caterpillar, Crédit Agricole, Daewoo, Deutsche Bank, DHL, Fuji, General Motors, GlaxoSmithKline, Hyundai, Lufthansa, Nestlé, Oracle, Siemens, Suzuki, Swatch, Total o Unocal.

La lista contempla tanto la inversión como el establecimiento de actividades económicas directas o por contactos directos con oficiales de la dictadura. También contempla a aquellas agencias de viajes u operadores que promueven el turismo en Birmania, como la editorial australiana de guías de viaje «Lonely Planet».

Global Unions –a la que pertenece CIOSL– ha enviado cartas de protesta a todas estas empresas, de las que han contestado más de 70.

Casi todas ellas «niegan su implicación» en los excesos de la Junta, otras admiten su presencia en el país, y otras defienden su actividad como «beneficiosa» para la población. Unas pocas comunicaron a Global Unions su decisión de salir del país en respuesta a esta campaña.

Esta base de datos, con algunas de las respuestas enviadas por las empresas, puede consultarse en la web www.global-unions.org/burma, a la que la CIOSL anima a comunicar el nombre de las compañías con negocios en Birmania.