Ni un breve en las páginas de «El País», ni unas palabras en la «Cadena Ser». El posible despido de más de 600 personas de la empresa impresora Grupo Dédalo no fue noticia en los medios de comunicación de Prisa. La compañía impulsada por Polanco participa en su accionariado.No es que el drama humano que se avecina sea insignificante: 600 trabajadores
pueden perder su trabajo. No es que se trate de una empresa menor: los tres
centros de trabajo a punto de cerrar suponen un pilar básico en la economía
de la madrileña localidad de Pinto. Simplemente, la dirección
y los accionistas de Prisa juzgan inoportunas este tipo de noticias. A Emilio
Cobas, secretario de Acción Sindical de la Federación de Comunicación
y Transporte de CC.OO. «no le extraña nada». Él ha tenido
que negociar en más de una ocasión con los ejecutivos de Prisa y
afirma que esta corporación multimedia «no se ha destacado nunca
por dispensar un trato favorable a sus trabajadores, en ninguna de sus empresas».
Imprenta líder
Dédalo Grupo Gráfico es en la actualidad el grupo de impresión
líder en España con una facturación en el año 2005
de 180 millones de euros y una plantilla de 1.300 personas», se puede
leer en la página web, de la citada empresa, diseñada -como
no por «Prisa.com». Según la información suministrada
a los internautas, la compañía nació de la fusión,
en diciembre de 2003, de Prisaprint a la que pertenecían las filiales
de Grupo Prisa dedicadas a la impresión, y Polestar Hispánica,
filial de Polestar Group, líder en el Reino Unido en el sector de
impresión. El fondo de inversión Ibersuizas financió parte
de la operación. Pero en julio de 2007, Polestar -afectada por su propia
crisis interna vendió a muy bajo precio su participación
a Ibersuizas, por lo que ahora el socio financiero cuenta con el 60% de las
acciones. Sin embargo, Prisa en su condición de socio industrial -al
que todavía se le debe parte de la inversión inicial- y cliente
principal que suministraba la mayor parte de la carga de trabajo, tiene
en sus manos los destinos de la firma. Ya en 2006, se intentó la venta
de las empresas menos rentables del grupo Dédalo o la incorporación
de un nuevo socio mayoritario dispuesto a inyectar más dinero. Pero ninguna
de las dos salidas dieron fruto. La dirección entonces optó por
el cierre de las tres empresas que el grupo Dédalo Grupo Gráfico
tiene en el Polígono industrial de Pinto (Madrid) -Mateu Cromo Artes
Gráficas, Dédalo Altarnira y Mateu Liber-, lo que podría
suponer la pérdida de 491 puestos de trabajo y una reducción de
la plantilla de hasta unos 100 trabajadores de su centro en Valladolid
-Macrolibros-.
Tras varios meses de negociación, con el fin de evitar la presentación
de un Expediente de Regulación de Empleo (ERE) o llegado el caso
de disminuir en lo posible su impacto, los sindicatos y la empresa
habían llegado a un acuerdo el pasado 16 de octubre, que debía
ser ratificado luego por los trabajadores.
La dirección habría aceptado retirar el ERE, conceder la prejubilación
a los mayores de 55 años, y crear una nueva empresa que sería
resultante de la unificación de las tres empresas madrileñas
donde se recolocarían a unos 210 trabajadores. El resto del personal
tendría que aceptar el despido, indemnizado por debajo de los límites
legales impuestos por la legislación vigente. Pero el acuerdo fue rechazado
de plano. «No hubo forma de explicarlo, los trabajadores en mayoría
pensaron que esa no era la forma y que había que movilizarse»,
explica Emilio Cobas, de CC.OO. En las asambleas de Pinto, la votación
no dejaba lugar a dudas. En Valladolid, en cambio, dieron por bueno lo pactado
y volvieron al trabajo.
Antonio Ares, de CGT, explica que los prejubilados hubieran perdido «el
45% de su poder adquisitivo actual» -el 65% del salario neto que
les ofrece no se actualizaría en los 10 años que restan hasta
cumplir los 65 años-, mientras que «las indemnizaciones a
los despedidos estaban por debajo de los mínimos legales». La plantilla
de Pinto retomó las movilizaciones. Además de varios días
de huelga protagonizaron concentraciones y marchas. Al grito de «A
Palanco le ponen una calle y a nosotros de patitas en la calle»,
se manifestaron los trabajadores del Grupo Dédalo ante la sede
madrileña del Grupo Prisa, donde también se ubican los estudios
centrales de la «Cadena Ser».
Sanear las plantillas
Antonio Ares, de CGT, recuerda que «As» y «Cinco Días»,
dos de las publicaciones que salen de los talleres de Dédalo «siempre
han perdido dinero, menos ahora. Prisa está haciendo su enjuague,
como cliente principal y accionista estratégico para poder alegar
razones económicas con tal de cerrar estos centros, sanear las plantillas
y rebajar los sueldos», Para Emilio Cobas, de CC.OO., la situación
económica de la empresa se debe única y exclusivamente a la mala
gestión de la dirección. «En Mateu Cromo, la empresa matriz
de este grupo, desde hace años se han prejubilado, con las
indemnizaciones mínimas, unos 100 trabajadores, y aquí no ha pasado
nada. Nosotros decíamos ya entonces que la salida de estos compañeros
iba a significar la ruina de los demás».
El tiempo ha confirmado que el modelo de gestión, pese a los parches,
como son las prejubilaciones siempre, no era sostenible. Ahora el Expediente
de Regulación ha de ser aprobado por el Ministerio de Trabajo. Cobas,
de CC.OO., recuerda que en los últimos años la Administración
no ha tumbado ningún expediente presentado, aunque confía
en que obligue, como suele a hacer, a los sindicatos y a la dirección
a llegar a un acuerdo.
Para CC.OO., según Cobas, la solución pasa por mantener
la actividad en Pinto con un nivel de plantilla adecuado, ofrecer mejores
condiciones a los que tengan que salir y a los que se queden en la localidad
madrileña o acepten el traslado a Guadalajara o Valladolid, donde Dédalo
mantiene su actividad.
Jose Luis Palacios (Noticias obreras-HOAC)