Imperialismo contra la Iglesia

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El 9 de octubre de 1958 moría Eugenio Pacelli (Pío XII), 50 años después su figura ha sido manipulada.

Desde los años 60 se le ha considerado, como poco, indiferente a las víctimas del holocausto judío. A esto contribuyó la aparición de la obra teatral «El Vicario» de Rolf Hochhuth, estrenada en Berlín y Londres en 1963, dicho drama alteró rápidamente la imagen pública del pontífice. Se presentó con un apéndice de 50 páginas, con las que el autor quería dar fe de su veracidad. En dicha obra Pío XII se presenta rechazando la condena de la persecución judía.


En 1964 se añadió a la obra teatral y a raíz del escándalo del drama, un ensayo contra Pío XII de Hannah Arendt («El Vicario: ¿culpable por silencio?») basado en las tesis de la obra de teatro y recalcando la veracidad de lo aportado por el dramaturgo.


En el 2002 el cineasta Costa-Gavras remata la faena al adaptar la obra teatral y filmar «Amén».


En el ámbito cultural de finales de siglo xx, con estos trabajos, se realiza el descrédito del pontífice, que tras la II guerra mundial era muy querido por el pueblo judío por la defensa que hizo de este.


Pero ¿cómo se orquestó tal manipulación?


El 25-01-07 el antiguo general de los servicios secretos rumanos (Ion M Pacepa) firma un artículo («El asalto de Moscú en el Vaticano») en la revista Nacional Review en el que detalla una operación organizada por el Kremlin para situar a Pío XXII como hombre afín al nazismo.


La táctica empleada tiene como experiencia de partida el fiasco que el KGB tuvo en 1948 en su intento de derribo del cardenal húngaro Mindszenty que en 1956 pudo relatar a los medios de comunicación social los detalles de su injusto enjuiciamiento y manipulación de pruebas.


Así la operación comienza en 1960 cuando se establece un plan para denigrar a la Iglesia a través del ataque a la jerarquía y en este caso al indefenso Papa ahora fallecido. El KGB resuelve que la polvareda del asunto sea realizada por occidentales y que estos empleasen fuentes vaticanas, para esto el espionaje rumano se aprovechó de un asunto de canje (obispo-oficiales rumanos) en el que el Vaticano autorizó el acceso a sus archivos y biblioteca. La policía secreta rumana comienza la operación Asiento-12 y hace llegar a el KGB microfilmes de documentos vaticanos, aunque ninguno con pruebas que culpabilizasen al Papa -precisa el general Pacepa-. El KGB no cesaba de pedir documentación a pesar de ser cartas, entrevistas, discursos sin ninguna relevancia para ellos… parecía que el fracaso era el resultado de la operación.

Tras varios meses la policía secreta rumana es felicitada por el KGB debido al éxito de Asiento-12, materializado en la obra de El Vicario, cuyo apéndice había sido suministrado por un general soviético con las desinformaciones convenientes. Apuntar que el productor del drama era E. Piscator, comunista histórico muy relacionado con Moscú y que llegó a Berlín en 1962 tras un exilio en New York.