Omar es argelino

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Omar es argelino. Su familia está allí. Vive aquí sólo. Viene a mi despacho. Me cuenta su problema. Está agobiado. Una empresa le debe el sueldo de varios meses y lo necesita para vivir. Ya no trabaja allí porque se le acabó el contrato…

Pero le siguen debiendo el dinero. Vigilaba una obra de noche y de día. Contratado oficialmente cuatro horas diarias, es decir, veinte a la semana, trabajaba realmente unas ciento veinte, sin exagerar. La obra era del estado, pero la construía una empresa constructora contratada por aquel. La constructora principal subcontrató la vigilancia a otra empresa menor, y ésta explotó sin contemplaciones a Omar porque era un extranjero pobre, porque era muy rentable. El estado ahorra costes, la gran constructora obtiene mayores beneficios, y la empresa más pequeña culmina el robo. Todos contentos: estado, empresario grande y empresario pequeño. Los inmigrantes son explotados porque conviene al sistema económico, a las empresas.  La inspección de trabajo ni está ni se le espera. Los sindicatos miran para otro lado. El Gobierno no dimite. Y buena parte de la sociedad echa la culpa a los inmigrantes empobrecidos de lo que pasa en España. ¡Qué manipulación y cinismo tan grandes!