Mujeres ocultas bajo plástico

2287

‘violación de los derechos de las inmigrantes en Almería’

«Hay mayores y menores de edad. Hemos visto grupos de menores rumanas que se colocan bolsas de agua caliente en el bajo vientre para aliviar el dolor que le produce mantener una medía de 20 relaciones cada noche», comenta Helena Maleno, experta en trata y coautora del informe Mujeres migrantes: Almería, la historia que nadie cuenta, editado por la organización Women's Link Worldwide. El objetivo principal de este estudio es denunciar las violaciones de los derechos de estas mujeres.


Para el informe se visitaron entre noviembre de 2009 y marzo de 2010 clubes, asentamientos o cortijos entre invernaderos de la periferia de la capital almeriense y otras cuatro localidades en los que se han mantenido conversaciones con unas 40 mujeres víctimas de trata y procedentes de África subsahariana, Marruecos, Europa del Este y América.


El estudio es un monográfico de Almería, provincia que escogieron por el alto índice de población migrante y por el rápido crecimiento económico experimentado a comienzos de la década pasada, que dio lugar a una proliferación de clubes y locales de alterne. Pero anuncian que seguirán trabajando en todo el territorio nacional.


Las preocupaciones de la organización que ha elaborado el informe son la víctima y la «impunidad» con la que se mueven las mafias de trata de personas por el país, según denuncia la organización.


Nigeria. Ghana, Guinea Ecuatorial, Malí, Liberia. Senegal y Guinea Bissau son los países de origen de las mujeres entrevistadas para el informe. Su presencia es mayoritaria en el poniente almeriense y sus condiciones de vida son precarias: hacinamiento, deficientes condiciones higiénicas y escaso acceso a servicios de salud.


De estas y otras cuestiones habla Beauty, natural de Nigeria y víctima de trata. Tiene 23 años y un hijo de dos con el que vive en un piso compartido con otras mujeres. Otra víctima, natural de Rumania, explica cómo, por la «pobreza y falta de conocimiento», las chicas «son engañadas». «No he tomado drogas y tampoco me he hecho controles sanitarios o análisis. En el club se quedaban siempre con el pasaporte».


Otras mujeres entrevistadas por la organización están ahora fuera de la red de trata y hablan sin miedo. Es el caso de una mujer de 33 años y natural de Colombia. Tenía que pagar una deuda y sabía que en España iba a ejercer la prostitución, pero ignoraba que sólo percibiría una mínima parte del dinero que ganaba. «Hay chicas que las trae la misma gente de su país y las tienen tres meses trabajando. En principio, la red ofrece la mitad del dinero para ellas y la otra mitad para la red criminal, pero ellas no ven nada del dinero».


A las Chicas de la Fresa, mujeres marroquíes que llegaron a España como contingente para trabajar en Huelva, les obligan sus parejas a ejercer la prostitución. Viven en un asentamiento de chabolas situado en la zona de Tierras de Almería.


Roquetas de Mar, La Mojonera, Níjar, la periferia de la capital y Huércal-Overa son los municipios visitados por Women's Link Worldwide para la elaboración del informe.