Birmania y los silencios cómplices

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La prensa internacional durante estos últimos meses recoge abundantes noticias sobre Birmania. Nos hablan de las reformas «democráticas» del Gobierno presidido por Thein Sein y del que forman parte otros ex generales afines a la dictadura militar; de la liberación de la premio Nobel de la Paz Aung San Suu Kyi; de su entrada como opositora en el nuevo parlamento; de su negación a «salvaguardar» una constitución antidemocrática.

No han tardado la Unión Europea y los EEUU en aliviar las sanciones contra Birmania, para «animar el proceso de reformas» en el país, mientras los jugadores globales se disputan la posición en el tablero a la espera de la próxima «fiebre del oro» en Birmania. Veamos que se esconde detrás de estas noticias.

Silencio cómplice al servicio de la grandes multinacionales

Hasta 1.000 presos políticos siguen encarcelados en Birmania, dice la Asociación de Asistencia a los Presos Políticos (AAPP). «El acuerdo para la liberación de los presos políticos debe ser alcanzado antes de levantar o aliviar sus sanciones«, dijo Aung Min Khaing de AAPP. «Si no es así, la liberación de los presos políticos será difícil.» El lobby de las multinacionales Business Europe ha intensificado los esfuerzos para que las sanciones sean eliminadas por completo. «Lo que más miedo da es que una vez que entre el dinero y las empresas empiecen a hacer negocios, los americanos y los europeos se olviden de la democracia y de seguir presionando al régimen, como pasa en China. Las aperturas y las buenas relaciones podrían ser una excusa excelente para hacer dinero«, confesaba en privado un cargo de la NLD ( Liga Nacional por la Democracia).

Lo cierto es que las primeras liberalizaciones han beneficiado casi en exclusiva a las elites militares, que están comprando a precios de saldo empresas públicas. Los miedos empiezan a cobrar forma incluso antes de que empiece la esperada lluvia de oro. Las sospechas se confirman por ejemplo en el puerto de Dawei, al sur del país, en lo que se pretende que sea el centro de carga y polígono industrial más grande del Sudeste Asiático.

Lejos de los focos mediáticos, esta «zona económica especial» de 250 kilómetros cuadrados se está preparando para dar la bienvenida a las fábricas extranjeras. Para hacerle espacio, miles de campesinos están siendo expropiados por la fuerza, sin garantía ni indemnización alguna. La censura, que ha suavizado su rigor a la hora de hablar de democracia, libertades y derechos humanos, no deja pasar ni una sola información al respecto. Uno de los pocos abogados que defienden la causa de los campesinos desahuciados comenta que, a pesar de la situación desesperada, las reformas y el nuevo clima que vive el país abren un margen para dar batalla. «En los próximos meses veremos si el régimen le va a dar el poder a la gente o si se lo va a dar a una nueva élite económica formada por ellos mismos y las multinacionales«.

Sería interesante analizar el silencio de los grandes medios de comunicación de Occidente en estos últimos 50 años. Silencio ante el drama de un pueblo que ha sufrido la tiranía de una de las más sangrienta dictaduras de mundo, que gobierna Birmania desde 1962. Al tiempo que las grandes compañías multinacionales, especialmente las petroleras, saqueaban su riqueza, y la OMC (Organización Mundial del Comercio) justificaba a los gobiernos occidentales que no se opusieron al comportamiento de estas empresas ya que oponiéndose constituirían un «obstáculo al libre comercio».

Voz sin miedo, como también llaman los birmanos a su heroína Suu Kyi, declaraba: «Las multinacionales que como Pepsi o Texaco invierten en mi país no entienden que sólo alargan la agonía de mi pueblo, que los beneficios no llegan nunca a la gente», y considera que la empresa multinacional francesa TotalFina Elf es el mejor pilar del gobierno militar. De hecho, las multinacionales petroleras Total y Chevron, han contribuido con cientos de millones de dólares al año a la brutal Junta Militar en Birmania. Este dinero ha permitido a los generales financiar su represión sistematizada y mantenerse en el poder. El 3 de octubre de 2007 la Unión Europea aplicó nuevas sanciones comerciales al régimen birmano. Las medidas afectaban al comercio de madera, gemas y metales, aunque, curiosamente, no a las exportaciones de gas y el petróleo. En este campo operan grandes empresas europeas, sobre todo Total. El gigante francés ha demostrado una vez más su influencia en las decisiones del Gobierno de París y en consecuencia en los asuntos europeos. De hecho, la petrolera tiene un juicio pendiente en un tribunal de Bélgica por la utilización de trabajo esclavo en las obras de prospección del yacimiento de gas de Yadana, en el sur de Birmania, así como en la construcción del gasoducto en dirección a Tailandia.

En la revista Autogestión denunciamos en el año 2003 que millares de familias se vieron obligadas a entregar al menos a uno de sus hijos al Ejército para llevar a cabo el proyecto megalómano de construcción de una ruta de conexión, entre Mandalai y la capital Rangún. Amnistía Internacional calculaba que había entre 800.000 y un millón de birmanos condenados a esta esclavitud. La ruta ya es conocida como «la carretera sin retorno» porque muchos de estos ciudadanos condenados a trabajos forzados (construcción de puentes, pagodas, templos, líneas férreas,…) por el «bien» del país (y de las compañías petrolíferas norteamericanas asentadas allí, como es el caso de Unocal (compañía comprada por Chevron) han acabado muertos. Entre ellos hay numerosos menores de edad y mujeres. Los que no mueren de agotamiento, lo hacen por la malaria, la falta de alimentos y el maltrato o ejecución de los guardianes que custodian la obra. El ex vicepresidente norteamericano Cheney, con intereses en la petrolera mencionada, se opuso a las sanciones económicas al régimen de Rangún.

La objeción de Washington a la Junta birmana no se debió a sus métodos represivos, sino a su acercamiento a China. Birmania (Myanmar) se encuentra en un punto estratégico entre China y la India, cercana al sudeste asiático y próxima a importantes enclaves marítimos como los estrechos de Malaca, y tiene unas reservas estimadas de 3 billones metros cúbicos de gas natural y 3 mil millones barriles de petróleo. Además, el país alberga también la mano de obra más barata del Sudeste Asiático (menos de 20 euros al mes). Para Pekín, Birmania es un socio estratégico y económico importante. China le proporciona armas y ayuda diplomática a los militares y está inmersa en el desarrollo de infraestructuras en el país. A cambio, Pekín persigue los derechos sobre el petróleo y el gas del país así como el acceso estratégico a los puertos birmanos y a sus bases militares.

Aung San Suu Kyi, la Madre Coraje birmana

Hace cerca de 10 años escribíamos un artículo en la revista Autogestión titulado: «Suu Kyi, La MADRE CORAJE BIRMANA», en el mismo, analizábamos la situación de este pueblo así como el testimonio de esta madre, y decíamos:

«Su vida, como su obra escrita, es una estremecedora expresión de la fortaleza moral y la fe en la no violencia. El mejor punto de partida para entender su vida y sus ideales es Mahatma Gandhi, cuyo modelo de resistencia pacífica ha adoptado. Los militares birmanos tomaron el poder en un golpe de Estado de 1962, dirigido por el general NeWin. Han pasado más de 40 años y los gobiernos «democráticos» siguen haciendo excelentes negocios con la dictadura militar, a pesar de haber ganado democráticamente Suu Kyi las elecciones de 1990. »

En este artículo exigíamos a los Medios de Comunicación Social y a nuestros políticos que no silenciaran el 15 aniversario de la masacre de Rangún (ocurrió el día 8 del mes 8 de 1988), donde 10.000 manifestantes pacíficos fueron asesinados. Acontecimiento que llevó definitivamente al compromiso de Suu Kyi con su pueblo. Aconteció un año antes de la matanza de Tiananmen. Pero a diferencia de ésta, el mundo no conoce la verdad de lo ocurrido, las únicas imágenes que lo muestran son propiedad de la empresa japonesa NHK que han impedido que sean emitidas para que no se desestabilizara el régimen militar. Pronto se cumplirá su 25 aniversario: ¿Sabremos entonces la verdad?, ¿Se hará justicia al pueblo birmano?

Testamento espiritual de Suu Kyi: vencer el miedo

La mayoría de los jóvenes universitarios salieron escarmentados de la masacre estudiantil de 1988. Suu Kyi sabe que sin ellos será difícil que llegue la democracia y declara: «Los jóvenes no pueden tener las dos cosas: no pueden decir que quieren democracia y decir que tienen miedo. Tendrán que implicarse». Ella no ha abandonado el sendero trazado por Gandhi y ha llamado a su pueblo, especialmente a los jóvenes, a no recurrir a la violencia. «No creo en la lucha armada porque perpetúa la tradición de que quien mejor empuña las armas, ejerce el poder. Eso no ayuda a la democracia. La no violencia significa una acción positiva… No es que uno se quede sentado sin hacer nada… sino hacerlo de una forma no violenta«, plantea. Como Gandhi, Suu Kyi confía en la capacidad humana para el cambio y busca transformar al opresor, no destruirlo.

Sus palabras sobre el miedo tienen plena vigencia en un mundo imperialista donde el miedo nos hace sumisos: «No es el poder que corrompe sino el miedo. El miedo de perder el poder corrompe a los que lo tienen, y el miedo del abuso del poder corrompe a los que viven bajo su yugo.»»La ausencia del miedo puede ser un regalo, pero quizá el regalo más precioso sea el coraje adquirido a través de la persistencia, un coraje que procede de cultivar el hábito de impedir que el miedo dicte nuestras acciones, un coraje que puede ser descrito como gracia bajo la presión, una gracia que es renovada constantemente en el rostro de crueldad«.

Suu Kyi sobre el sacrificio, declaraba: «No me gusta utilizar la palabra sacrificio. Siempre he dicho que la vida es una elección y yo he elegido implicarme en el movimiento por la democracia en Birmania. Nadie me ha forzado a hacerlo. No estaría bien decidir que vas a hacer algo y después decir: `Oh, cuánto estoy sacrificando`. Si te sientes así lo mejor es que no te impliques. Gran parte de nuestro pueblo ha sufrido durante esta lucha y puedo decir sin temor a equivocarme que muchísima gente ha sufrido más que yo, mucho más. No tengo ningún derecho a quejarme. Si lo hiciera no estaría siendo seria en mi compromiso«.

Esta determinación frente al miedo ha tenido sus frutos. En las elecciones legislativas parciales celebradas el pasado 1 de abril de 2012, su partido, la Liga Nacional por la Democracia (LND), obtuvo una abrumadora victoria al conseguir 43 del total de los 44 escaños que estaban en juego. Pero en estos momentos se niegan¡ a hacer un juramento que les obligue a «salvarguardar» esta Constitución antidemocrática. No olvidemos que la actual Constitución birmana fue aprobada en 2008 mediante un referendo y elaborada por una comisión cuyos miembros fueron elegidos a dedo por los dirigentes de la dictadura. La Carta Magna reserva para los jefes y oficiales de las Fuerzas Armadas una cuota de 110 escaños del total de 440 que componen el Parlamento y 56 de los 224 que constituyen el Senado.

No cabe duda, que la mayoría de los gobiernos occidentales han sido traidores a la defensa honrada de la democracia y los derechos humanos en Birmania. Ahora aplaudirán a esta luchadora, mientras siguen jugando al silencio cómplice de una alianza entre la corrupta élite militar y los grandes intereses imperialistas en la zona.

Birmania y la droga que necesita el sistema financiero

No hay duda de que el actual líder del país, el General Than Shwe, debería de ser juzgado por crímenes contra la humanidad por algún legítimo y competente Tribunal Internacional de Justicia. Sin embargo, detrás de la agenda americana y aparente democratización existe un lado mucho más oscuro y poco conocido en Birmania: El negocio de la droga. Y erradicar la droga es malo para el mundo financiero. Birmania produjo unas 410 toneladas de opio en 2008, cantidad suficiente para hacer 40 toneladas de heroína, según las estimaciones de la ONU. Es el segundo país productor después de Afganistán. El director de la Agencia de Noticias Heraldo Shan, Khuensai Jaiyen, denunció que los planes de erradicación de cultivos de adormidera fracasarán hasta que no se ataque la conexión entre los militares y los cultivos. Aseguró que «la causa profunda del problema es la participación del ejército en el narcotráfico«.

La erradicación de la droga de Triangulo Dorado (Birmania, Laos y Tailandia) va en contra de los intereses de los principales bancos occidentales, sus gobiernos y las corporaciones transnacionales, cuyos sistemas financieros dependen del flujo multimillonario que proporciona el nefario negocio de las drogas. Anualmente, la ganancia generada por el comercio de estupefacientes se sitúa alrededor de los setecientos mil millones de dólares libres de impuestos, según la propia agencia gubernamental estadounidense encargada de hacer el seguimiento de los flujos de dinero a nivel global. De hecho, el dinero proveniente del tráfico de drogas es ahora parte esencial del sistema bancario y financiero mundial porque proporciona el efectivo necesario para hacer los «pagos mínimos mensuales» del mercado especulativo en Estados Unidos y Gran Bretaña.

Aquellos que se han unido a las críticas contra el gobierno totalitario de Birmania aceptando el silencio cómplice que hemos analizado, deberían de entender que sus iniciativas están avanzando la agenda oculta que maneja los hilos del poder. Con la economía mundial a borde de la desintegración, la droga se ha convertido en un negocio imprescindible para sostener algo insostenible.