Julián y la trascendencia humana

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Hay vidas que concluyen para siempre: son las vidas de los hombres que, como la de los moradores de la caverna de Platón, permanecen enclaustrados en el angosto espacio de su particularidad y no han aprendido, por ello, a mirar ni a lo lejos ni a lo alto. Pero las hay también que, a la inversa, se trascienden a sí mismas.

A este tipo de vidas trascendentes pertenece la de Julián Gómez del Castillo. ¿Por qué es así? Es así porque toda vida entregada a un ideal superior se convierte en un ejemplo capaz de servir de guía y de orientación a las personas y generaciones posteriores.

Una de las razones de que la ausencia física de nuestro entrañable y siempre recordado amigo esté presente espiritual y humanamente entre nosotros, es la obra que nos ha legado, a la que pertenece, en lugar preeminente, la revista "Autogestión" fundada por él tras su fecunda e inolvidable labor en la editorial Zyx-Zero, de la que fue la columna vertebral tanto a nivel profesional como moral. El proyecto de crear una nueva tribuna para los pobres a los que Julián se sentía tan profundamente ligado, está hoy en condiciones de conmemorar los primeros cien números aparecidos hasta ahora. Aunque hayan sido sus discípulos y colaboradores los que tras su muerte han hecho posible la continuidad de la empresa puesta en marcha por él, estoy convencido de que es el recuerdo y el ejemplo de Julián lo que les ha dado la fuerza para asegurar la publicación de la revista.

Recuerdos y vivencias personales

El paso de Zyx-Zero a DERSA evoca en mí recuerdos y vivencias inolvidables. Estar en Madrid significó para mí durante años acercarme a la Avenida de Monforte de Lemos para abrazar a Julián y para hablar de lo que nos unía, de proyectos de trabajo y de temas relacionados con las actividades del Movimiento Cultural Cristiano. Lo hacíamos a veces en el propio despacho de Julián pero mayormente en el café cercano a DERSA.

La comunión de almas que existió siempre entre Julián y yo convirtió mis visitas a la sede madrileña del MCC en una especie de peregrinación a un lugar sagrado. No necesito subrayar que también tras la muerte de Julián, poner los pies en DERSA sigue significando para mí hallarme en el mismo lugar santo que fue anteriormente, no sólo por el recuerdo siempre presente de su memoria, sino también porque me ofrece la oportunidad de saludar y compartir unas horas con los compañeros y compañeras que prosiguen su obra.

Mi trabajo de escritor me ha llevado a los puntos más distantes del mundo, pero en ninguno de los sitios que he estado me he sentido tan espiritual y humanamente unido como en DERSA.

La revista "Autogestión"

Se trata, como su título sugiere ya, de una revista independiente y no sometida al dictado y los intereses de ningún grupo de presión económico o político. En sentido etimológico, la palabra "autogestión" significa, en efecto, gestión propia y autónoma, y por tanto, libre de toda heteronomía o injerencia externa. Es, pues, sinónimo de autodeterminación y autogobierno. No otro era el propósito que guiaba a Julián y sus compañeros.

"Autogestión" irrumpe en el ágora pública en un momento histórico en el que los medios de comunicación de masas, en vez de defender los intereses del pueblo soberano, sirven más o menos descaradamente los intereses del poder económico y político. De ahí que su motivación y razón de ser principal sea el mismo espíritu de lucro que caracteriza a los consorcios capitalistas. A diferencia de esta vil actitud, el único objetivo que desde sus comienzos hasta hoy ha guiado los pasos de "Autogestión" ha sido el de hacer llegar a los lectores las noticias y opiniones críticas y antisistémicas que los periódicos y las emisoras de televisión y radiodifusión no divulgan por ser perjudiciales al sistema capitalista. Lejos de traficar con noticias, su único objetivo es el de ser la voz de los sin voz.

La elección del título de la revista fue sin duda una decisión de Julián y sus colaboradores de entonces, pero no era ajena al contexto histórico de la época y obedecía también al impacto que a partir de la década del sesenta causó el término de "autogestión" como réplica y alternativa antiautoritaria al totalitarismo soviético y a los partidos comunistas a sus órdenes, así como al creciente oportunismo de los partidos socialistas y socialdemócratas y de los grandes sindicatos mediatizados por ellos.

Desinformación y embrutecimiento

La palabra información procede, como es sabido, del latín informare y significa formar, enseñar, ilustrar. Pero la información que la prensa y los medios audiovisuales elaboran y dan a conocer está compuesta, en no poca medida, de desinformación, de trivialidad, de sensacionalismo y de sex and crime. El objetivo de los mass media no es el de contribuir a la elevación moral, espiritual, humana, cultural y cívica del ciudadano, sino más bien el de fomentar sus instintos más bajos y vulgares, así como su conformismo político. Tampoco actúan como contrapoder o portavoz de la mayoría silenciosa, como hace "Autogestión", sino como plataforma adicional o brazo prolongado del poder establecido. Las oligarquías financieras y políticas han logrado en todo caso convertir la información en un instrumento a su servicio.

Con razón o sin ella, pienso que entre los espectáculos circenses de la Roma imperial y no pocas revistas ilustradas y pantallas de televisión no hay diferencia intrínseca ninguna; en ambos casos se trata de narcotizar la conciencia crítica del ciudadano y hacerle olvidar los problemas de su existencia y de la del mundo en general.

No soy el primero en establecer una analogía entre la "sociedad del espectáculo" de nuestros días y la Roma de la decadencia. Erwin Chargaff definió hace ya tiempo el mundo actual "como la segunda caída de Roma pero sin el cristianismo ante sus puertas". Herbert Marcuse no exageraba mucho al afirmar en su obra "El hombre unidimensional" que "los esclavos de la civilización industrial son esclavos sublimados pero esclavos al fin y al cabo".

Con los pobres de la tierra

La actitud adoptada por el equipo que tiene a su cargo la confección de la revista "Autogestión" es exactamente el contrapunto de la línea de conducta seguida por los medios de información que acabamos de analizar. No es ciertamente por azar que el lema elegido para definir el trasfondo axiológico de la revista sea el de "Revista solidaria con los empobrecidos de la tierra". Creo que esta autodefinición corresponde enteramente al contenido de los textos que aparecen en las páginas de la revista.

Personalmente no conozco ninguna publicación de habla castellana y de otras lenguas que consagre tanta atención a la problemática de los estratos de población del Tercer Mundo que Frantz Fanon llamó en su día con plena razón "les damnés de la terre". Y baste citar como botón de muestra de esta actitud la denuncia constante de la esclavitud infantil, el armamentismo, el belicismo, el neocolonialismo, el racismo, la explotación al máximo de la mano de otra a través del traslado de la producción a países carentes de legislación laboral y otras aberraciones cometidas por los grandes consorcios industriales, comerciales y financieros con el visto bueno de los Estados que se llenan continuamente la boca hablando de democracia, derechos humanos, igualdad de oportunidades y sociedad civil.

En un mundo dominado las tragedias sin fin generadas día tras día por el imperio cada vez más implacable del dinero, la única manera digna de escribir y dirigirse a la opinión pública es la de desenmascarar a los culpables de este estado de cosas.

La trascendencia, hoy

La trascendencia humana a la que nos hemos referido desde el comienzo de nuestra reflexión, consiste para el hombre medio de la sociedad de consumo, en correr a toda velocidad por las autopistas, emprender viajes turísticos a tierras exóticas, navegar por Internet, gritar en los estadios deportivos o permanecer hipnotizado durante horas ante la pantalla de un televisor. Se trata, sin excepción, de formas de autorrealización nacidas de la alienación y el extravío existencial engendrados por el hedonismo a ras del suelo hoy reinante.

La vida moderna ha destruido la sed de infinito que ardía en el pecho del hombre de otras épocas menos embrutecidas y superficiales que la nuestra. Pascal se preguntaba: "Qu' est-ce que un homme dans l' infini ?". La pregunta diaria del homo consumens de nuestros días reza: ¿cómo ganar dinero, tener éxito social, pasarlo bien y gozar como sea de lo que Kierkegaard llamaba "el vals del momento"? Está lleno de planes y proyectos, pero con pocas excepciones, ajenos a toda trascendencia.

La obra realizada hasta la fecha por la revista "Autogestión" demuestra que también en un mundo tan deshumanizado y brutalizado como el que estamos viviendo, existe la posibilidad de dar a la vida el sentido elevado que por naturaleza le corresponde. Haber reconocido y practicado esta opción es el mérito que corresponde a quienes en las últimas décadas no han tenido otra preocupación que la de asegurar la continuidad de la revista.

La situación actual

En los países especialmente afectados por la crisis económica de los últimos años, como el nuestro, las masas asalariadas que durante decenios se han dejado deslumbrar por las promesas de bienestar y felicidad de los politicastros de turno, no han tenido finalmente otro remedio que el de salir a la calle para protestar contra el paro masivo, la precariedad laboral, los desahucios, el recorte de salarios y el incremento de la pobreza y la marginación social.

"Autogestión" no necesitó esperar a que llegara el colapso de la economía para darse cuenta de lo que significa el capitalismo desregulado y salvaje introducido en la década del setenta por Milton Friedman y su siniestra Chicago School of Economics, sino que desde el primer día de su aparición no dejó de llamar por su nombre a las mentiras divulgadas por las clases dirigentes y coreadas servilmente por los medios de información para asegurarse sus consiguientes cupos de publicidad.

Es la diferencia entre el oportunismo y el cinismo y la fidelidad a la verdad, que en una sociedad podrida hasta los tuétanos no puede ser otra que la de la inquebrantable solidaridad con los miles de millones de parias sedientos de pan y de justicia.

Rotativos "progres" como "El País", que por razones comerciales destinan hoy un amplio espacio a las manifestaciones de indignación del movimiento de 15-M y a las huelgas y otros actos de protesta de las clases trabajadoras, no han perdido durante años una sola palabra sobre la inmoralidad intrínseca de la ideología neoliberal y sobre las dramáticas catástrofes que inevitablemente estaba engendrando en su seno. Su consigna ha consistido, como la de las demás tribunas mediáticas cómplices del sistema, en nadar y guardar la ropa, que ha sido siempre la actitud elegida por las personas y organizaciones que no han conocido otra divisa existencial que la de hace su agosto y no dejarse aguar la fiesta pensando en las víctimas que en los cinco continentes no tienen donde caerse muertas.

Frente a esta motivación utilitarista y calculadora, "Autogestión" ha elegido la opción de la generosidad espiritual, que es la única capaz de dar a la vida humana la trascendencia que en un orden ideal de cosas debería tener. Me importa subrayar aquí que el concepto de trascendencia que he elegido como punto de partido de estas notas, lejos de limitarse a la esfera de la metafísica y la especulación teórica, es aplicable también al ámbito de la vida real aquí y ahora. En cierto modo puede decirse que es a través de esta dimensión concreta que adquiere su significado más profundo. y universal, y ello ya por el solo hecho de que es accesible no sólo a las minorías eruditas, sino también a la gente sencilla y sin estudios superiores.

Trascendencia y esperanza

Profundamente influenciado por el individualismo insolidario fomentado por el tardocapitalismo hoy triunfante, el hombre suele afirmarse negando a los demás; de lo que se trata es de que aprenda a adjudicarles el mismo rango humano que reclama para sí mismo, lo que en el plano de la convivencia interpersonal y social requiere la sustitución del principio de competencia por el principio de cooperación y ayuda mutua, que era también el que prevalecía en los ágapes de las primeras comunidades cristianas.

Toda actitud trascendente ante la vida incluye genéticamente el momento de la esperanza, que ha sido y sigue siendo también lo que ha permitido a "Autogestión" seguir adelante y no dejarse desmoralizar por los obstáculos y reveses que le hayan podido salir al paso. Si traigo a colación el concepto de esperanza al final de mi proceso de reflexión, es porque uno de los signos más característicos del hombre actual es la desesperanza y la desilusión, un estado de ánimo familiar también a las masas obreras que salen continuamente a la calle para protestar contra los responsables directos e indirectos de su precaria situación existencial pero que tienen que comprobar día tras día con el consiguiente desánimo, que su desobediencia civil y su proceso de resistencia no han logrado conmocionar hasta la fecha los cimientos del sistema.

Lejos de limitarse a explotar a las clases asalariadas, uno de los objetivos básicos del sistema es precisamente el de desmoralizarlas y lograr así que se plieguen a su dictado y dejen de luchar por su emancipación. Ya por esta sola razón, el imperativo moral número uno de las fuerzas antisistémicas es el de no perder la esperanza en un mundo mejor del que tenemos ahora.

Autor: Heleno Saña