El Partido Comunista chino, controla todo: disidentes, clima, economía

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Al menos 14 activistas, blogueros y cantantes en favor de la democracia fueron arrestados u obligados a “viajar”. Se incrementó la seguridad en las estaciones de la línea metropolitana de Beijing. Se clausuraron empresas siderúrgicas, fábricas de productos químicos y de materiales de construcción, a fin de reducir la polución. Los datos económicos son manipulados por el gobierno en nombre de la estabilidad

Quizás no todo esté listo para el 19º Congreso del Partido Comunista chino, que se inaugura mañana, pero lo cierto es que todo está bajo control, a fin de evitar cualquier tipo de sorpresas: fueron arrestados disidentes y promotores de peticiones; se clausuraron fábricas para disminuir el nivel de smog; se produce una avalancha de cifras positivas en torno a la economía, para dar a entender que todo marcha bien, y que China procede a paso veloz en el camino de modernización que la llevará al liderazgo mundial.

Arrestos

Sin embargo, para que esto suceda, China debe incrementar sus niveles de control. La organización CHRD (China Human Rights Defenders) ha publicado una lista de 14 activistas arrestados, casi en su totalidad, en la segunda mitad del mes de septiembre. Ellos se encuentran detenidos en la cárcel o bajo arresto domiciliario, o bien fueron obligados a “viajar” acompañados por policías, a lugares alejados de la capital.

La mayor parte de ellos están acusados de “provocar disputas y disturbios” a través de los comentarios y mensajes publicados en Internet. En efecto, desde el año 2013, la Corte Suprema del pueblo ha establecido que el ámbito de Internet es como una “plaza”, un espacio público que puede ser perturbado y violado por las palabras allí escritas.

Las fábricas cerradas conllevan problemas: menores salarios para los operarios y precios más altos para los productos

Entre los detenidos figura el activista pekinés Li Xuehui, junto a un promotor de peticiones, Wang Xiujing, un hombre de 80 años de edad, que fue arrestado junto a la hija de este último, Wang Fengxian. Se los culpa de haber producido un video que se burla de Xi Jinping. Habiendo pasado dos días desde su posteo, ahora dos de ellos están detenidos en la prisión de Shijingshan. Del anciano Wang Xiuying nada se sabe.

Entre los arrestados figuran jóvenes blogueros e incluso cantantes que celebran la democracia.

En el ámbito de lo remoto, la preparación para el Congreso se ha realizado incrementado el control sobre internet, sobre las plataformas de redes privadas (VPN) y sobre la aplicación Whatsapp, todos ellos medios de los que se vale la población para escapar al control y al filtro que rige en la web.

Fábricas clausuradas

Para que “el sol del porvenir” pueda brillar en el Congreso, desde hace algunas semanas, el Partido ha dado la orden de cerrar las empresas siderúrgicas, las fábricas de productos químicos y de materiales de construcción, o bien reducir su producción para mostrar un cielo azul a los más de 2.000 delegados que llegan a la capital. Las clausuras no sólo se producen en Beijing y sus alrededores, sino también en zonas más alejadas, como Guangdong. Las fábricas cerradas conllevan problemas: menores salarios para los operarios y precios más altos para los productos. Son varias las personas que ya se quejan de que los precios de los fertilizantes y de los materiales de construcción han aumentado de modo desproporcionado. Y no está dicho que el clima vaya a mejorar: en la capital, una de las mayores fuentes de contaminación es el tráfico automovilístico.

El incremento de las medidas de seguridad parece tender una mano en este sentido: desde hoy, todas las estaciones de la línea metropolitana de Beijing ejercen controles sobre las personas y sobre sus equipajes, lo cual genera largas colas en las estaciones. E incluso más, muchos negocios, bares y locales nocturnos han decidido o “se les aconsejó” cerrar, y reabrirán sus puertas en una semana, que es el tiempo de duración previsto del Congreso en cuestión.

Economía piloteada

La economía también está siendo controlada. En el primer y segundo trimestres del año, el país ha registrado un crecimiento del 6,9%, alimentado por el gasto público y por el crédito. Las industrias estatales continúan absorbiendo préstamos ilimitados para seguir manteniéndose en pie. Semejante economía estatizada incluso llega a determinar la producción de las mineras y a establecer el precio de venta en los mercados. En los últimos meses, el gobierno también ha frenado a las compañías que se disponían a invertir en el exterior, para tratar de mantener una situación estable en el ámbito interno.

Y esto se da precisamente mientras los observadores se encuentran preocupados ante una crisis que se perfila inminente, si se continúa con un crecimiento obtenido a base de créditos, con una superproducción carente de toda prudencia y con la fuga de capitales al exterior.

Si bien China lleva años proclamando el deseo de reformas económicas y de una mayor economía de mercado, el control es soberano. Comentando esta situación, el economista independiente Andy Xie ha dicho: “Las personas que ocupan la cúpula del poder está preocupadas por la estabilidad. En China, la estabilidad siempre ocupa el primer puesto”.

Autor: Wang Zhicheng