El expolio de África o el “rayo que no cesa”

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Un reciente informe, “Cuentas honestas 2017: Cómo el mundo se beneficia de la riqueza de África” analiza el balance de inversiones, en el que se incluyen ayudas y salidas de capitales, y es claramente negativo para los africanos. O dicho de otra manera, África es víctima de un saqueo

En 2015, África recibió 27.700 millones de euros en ayudas, principalmente de gobiernos y ONG. Sin embargo, en el mismo periodo, 181.000 millones de euros salieron de ella. Las vías de salida son bien conocidas. La principal es la repatriación de los beneficios por parte de las corporaciones extranjeras. Le siguen la movilización ilícita de capitales a través del crimen, la corrupción, la evasión de impuestos y otras actividades criminales. Pero no son menos importantes otras como el pago de la deuda, la fuga de cerebros, la tala ilegal, la pesca y la caza furtiva…

Son estos factores los que explican situaciones como las del Congo o Mozambique, con guerras y miseria injustificables de otra manera. O como las de países como Sudán del Sur o República Centroafricana en espiral de violencia creciente

Para los autores del informe dos son los factores que conducen claramente al empobrecimiento de este rico continente. Por un lado, los recursos naturales del continente están en manos de compañías privadas extranjeras que trasladan la mayor parte de los beneficios obtenidos fuera de él. Cuando las empresas multinacionales exportan minerales de países africanos, a menudo sus gobiernos se benefician solo marginalmente de esta exportación. Lo cierto es que reciben muy pocos ingresos fiscales de ellas.

Por otro lado, se produce una auténtica fuga de capitales. Esta fuga tiene una gran carga política. Entre otras cosas está impidiendo salidas auténticamente democráticas a estos países ya que esta fuga provoca corrupción a espuertas en la clase política africana. En 2016, había 24 multimillonarios en África con una riqueza conjunta de 71.000 millones de euros. ¿De dónde procede este dinero? De esta corrupción inducida ¿Dónde guardan estas personas todo ese dinero? Pues ya lo podemos imaginar: en los centros financieros internacionales tradicionales para estos casos, de baja fiscalidad y secreto bancario. Hablamos de las Islas del Canal de la Mancha, Suiza o Reino Unido.

Son estos factores los que explican situaciones como las del Congo o Mozambique, con guerras y miseria injustificables de otra manera. O como las de países como Sudán del Sur o República Centroafricana en espiral de violencia creciente. Otro caso, el de Nigeria. Es el país con más población del continente y vive bajo el yugo de la inestabilidad política y económica debido a los variables precios petroleros; además de sufrir el azote terrorista. También se entienden con dichos factores el exilio permanente en campos de refugiados de miles de personas, en las proximidades del cuerno africano.

No nos cabe ninguna duda de que la cultura africana aporta dinamismo y juventud a la comunidad y economía internacional, pero una vez más esta máxima del beneficio a toda costa, trata de aplastar las posibilidades de construir pueblos libres y promocionados. África podría ofrecernos una preciosa vía de promoción desde la vida solidaria basada en la familia y el amor, una vía política que tenga en cuenta a los pequeños y expoliados desde el concepto de “comunidad” tan arraigado en muchos de sus pueblos.

Editorial de la revista Autogestión

Puedes descargarte aquí un extracto del último número Revista Autogestión 120