La ayuda al desarrollo europea, se encamina cada vez más, a frenar a los migrantes empobrecidos, y a cubrir los intereses de la UE en la zona. La UE ha cerrado acuerdos con los cinco países más importantes en cuanto a las rutas de migración de los empobrecidos: Malí, Níger, Nigeria, Etiopía y Eritrea; y estos acuerdos quieren extenderlos a otros países del entorno.
Su objetivo es reforzar las “capacidades de seguridad y defensa de terceros países”, a través un Instrumento que contribuye teóricamente a la estabilidad y la paz, el llamado (IcSP). Es decir, se trata de canalizar la financiación de fuerzas militares y de seguridad utilizando la ayuda al desarrollo.
Países como Alemania e Italia han pedido «intensificar» los esfuerzos para “atajar” la situación en el sur de Libia, por donde entran la mayor parte de los inmigrantes del África subsahariana a Europa. Libia, sumida en el caos y el desgobierno tras la guerra de 2011, cuenta con 34 centros de detención, de los que 24 son “oficiales”, es decir, gestionados por algún grupo vinculado al Gobierno de Trípoli patrocinado por la ONU. El resto es dirigido por algunas de los centenares de milicias que señorean el fragmentado país magrebí. En estos centros miles de personas han sufrido torturas, esclavitud y violaciones, sin ningún escrúpulo.
En estos centros miles de personas han sufrido torturas, esclavitud y violaciones, sin ningún escrúpulo.
Todo esto coincide con el incremento de la violencia armada y el hambre en zonas como Sudán, República Centroafricana, en la zona del Congo o en el norte de Nigeria. Recordemos que a consecuencia de esta situación, en África, están algunos de los mayores campos de refugiados del mundo, donde viven hacinados cientos de miles de personas y donde muchos niños vivirán gran parte de sus vidas. Recordemos que España solo ha acogido a 1.279 refugiados procedentes de Grecia y de Italia.
Hemos visto como en el caso turco y marroquí, Europa quiere levantar muros policiales y militares con países terceros, a la vez que el patio trasero de su casa está menos expuesto a las miradas y acusaciones internacionales. Parece que esta estrategia es la que se quiere implementar.
Las preguntas surgen de inmediato. Estas medidas que se están tomando; ¿provocarán más muertes en los desiertos africanos, y menos en el Mediterráneo? ¿Avanzarán los estados africanos en democracia y en prosperidad con estas medidas, o será una engañifa? ¿O quizás asistiremos a una mera estrategia de asegurar inversiones y situación geopolítica de la UE?
Si realmente la Unión Europea quiere hacer algo de provecho ha de asumir, que el hambre, la miseria y las guerras que sufren estos países tienen unas causas a erradicar, y la Unión Europea no es ajena a ellas.
Editorial de la Revista Autogestión 121