Call Center a 33 céntimos la hora: Nueva esclavitud

6464

El empleo en un «call center» se ha convertido para algunos italianos en un trabajo de esclavos. En Tárento, antigua ciudad costera de la región de Apulia, al sur de Italia, con 200.00 habitantes, los dependientes de un «call center» cobraban 33 céntimos a la hora. Su salario se reducía si se ausentaban para ir al baño y, aunque fuera por muy pocos minutos, se les descontaba una hora redonda.

Su paga llegaba a 92 euros al mes. «He hecho la cuenta con una calculadora, porque no lograba explicarme cómo era posible que la mensualidad fuera tan baja. No me equivocaba: En efecto, eran 0,33 céntimos a la hora», ha explicado Mariapia al Corriere della Sera.

Su trabajo consistía en hacer clientes para dos importantes compañías de teléfonos. Seguramente ni los esclavos de Tárento en la antigüedad (la ciudad fue fundada en el 706 a. C. con el nombre de Taras) tenían un tratamiento económico tan bajo. Entonces tenían comida y alojamiento pagado, gozando de más libertad que los trabajadores del «call center» para ir al baño y hacer sus necesidades fisiológicas.

Este escenario tercermundista ha sido descubierto por los carabineros de Tárento, tras la denuncia presentada por el sindicato CGIL. El contrato firmado indicaba 6,51 euros brutos a la hora, en línea con la normativa nacional, con seis horas de trabajo al día. Pero los trabajadores no recibieron nunca una copia. «En 20 días de trabajo tenía que haber ganado en torno a 600 euros, pero solo percibí 92 euros», añade Mariapia. Los carabineros han cerrado de inmediato dos «call center».

Gritos e insultos

«Lo hice por mi hija. Estoy separada y pensé que los 400 euros al mes que me habían prometido, por cuatro horas al día, podían ayudarme. Me habían dicho que era suficiente con que hiciera seis clientes al mes», ha contado Annalisa, 36 años. Todo un engaño, como refleja el testimonio de Annapia, que describe al Corriere el clima de terror que se respiraba: «Había un coordinador que gritaba todo el tiempo para incitarnos a realizar más y más llamadas telefónicas, insultando a quien no lo hacía».

La noticia ha saltado en plena campaña electoral, en la que se ha hablado muchísimo de inmigración, de seguridad, resurgir del fascismo y algo de pobreza en general. Pero se ha discutido poco o nada de otros problemas importantes como el medio ambiente, mafia y legalidad, y sobre todo ha quedado casi marginado el problema de las desigualdades sociales, las diferencias de renta entre ricos y pobres, a pesar de que Italia en la clasificación de la Unión Europea sobre diferencias de renta aparece solo después de Portugal.

En este contexto, el caso de Tárento no ha suscitado demasiado escándalo, quizás porque la sociedad considera inevitable el recurso al trabajo precario, sobre todo entre la juventud, con cifras de paro superior al 50 % en muchas zonas del sur de Italia. Pero lo de Taranto no era trabajo, sino esclavitud, como ha gritado en Walter Veltroni, que fue el primer secretario del Partido Democrático, exalcalde de Roma: «No podemos aceptar que a un joven se le pague 33 céntimos a la hora por su trabajo. Esto es una nueva esclavitud».

Fuente ABC