Retomemos de la historia sus luchas y recordemos el lema de los obreros de los tres ochos (1º de Mayo). Ocho horas de trabajo; ocho horas de cultura y ocho horas de descanso y con la familia.
El 1º de Mayo es una fecha que no debe pasar desapercibida hasta que en todos los lugares del mundo se devuelva la dignidad de los hombres y mujeres del trabajo. Hasta que no haya un solo niño esclavo en la faz de la Tierra.
Un día internacional, donde Albert Pasons, mártir de Chicago, dijo:
Todos los hombres son mis hermanos
Dignidad en el trabajo, y no «migajas asistencialistas», eso es lo que se pedía hace más de 130 años, concretándolo en 8 horas de trabajo, 8 horas de descanso y 8 horas de cultura. A partir de la huelga iniciada el 1º de Mayo de 1886, la humanidad celebrará el sacrificio por la emancipación de los trabajadores.
Sin la cultura que nos dejó el movimiento obrero no se entiende que hoy nuestro deber es lanzar un grito revolucionario: TRABAJO SOBRE CAPITAL.
Cada día, cada mes, cada año es motivo para celebrar este día, porque nunca la explotación del hombre por el hombre ha estado a los niveles actuales. No es un día de concertación, sino de revolución, pues mientras siga el sufrimiento de cientos de millones de personas trabajadoras, y de hombres y mujeres que han quedado en paro, tenemos el deber de salir a la calle y luchar contra las causas que generan estas lacras, creando conciencia de que la dignidad en el trabajo de todas las personas es innegociable y por supuesto, que no haya ni un solo niño esclavo YA.
A continuación os dejamos para la reflexión y promocionar la lectura social, algunos párrafos de la LABOREM EXCERCENS (ni que decir tiene que deja totalmente a la izquierda, a las organizaciones de la llamada «pseudo izquierda acual»):
…Tanto la primera industrialización, que creó la llamada cuestión obrera, como los sucesivos cambios industriales y postindustriales, demuestran de manera elocuente que, también en la época del «trabajo» cada vez más mecanizado, el sujeto propio del trabajo sigue siendo el hombre y la mujer.
…El hombre está destinado y llamado al trabajo; pero, ante todo, el trabajo está «en función del hombre y la mujer» y no el hombre y la mujer «en función del trabajo».
…Para realizar la justicia social en las diversas partes del mundo…son siempre necesarios nuevos movimientos de solidaridad de los hombres y mujeres del trabajo y de solidaridad con los hombres y mujeres del trabajo. Esta solidaridad debe estar siempre presente allí donde lo requiere la degradación social del sujeto del trabajo, la explotación de los trabajadores, y las crecientes zonas de miseria e incluso de hambre.
… Los «pobres» se encuentran bajo diversas formas; aparecen en diversos lugares y en diversos momentos; aparecen en muchos casos come resultado de la violación de la dignidad del trabajo humano: bien sea porque se limitan las posibilidades del trabajo —es decir por la plaga del desempleo—, bien porque se deprecian el trabajo y los derechos que fluyen del mismo, especialmente el derecho al justo salario, a la seguridad de la persona del trabajador y de su familia.
…El trabajo es, en un cierto sentido, una condición para hacer posible la fundación de una familia, ya que ésta exige los medios de subsistencia, que el hombre adquiere normalmente mediante el trabajo.
…El principio de la prioridad del «trabajo» frente al «capital».
…El derecho común de todos a usar los bienes de la entera creación: el derecho a la propiedad privada como subordinado al derecho al uso común, al destino universal de los bienes.
…en consideración del trabajo humano y del acceso común a los bienes destinados al hombre y la mujer, tampoco conviene excluir la socialización, en las condiciones oportunas, de ciertos medios de producción.
… Desde esta perspectiva, sigue siendo inaceptable la postura del «rígido» capitalismo, que defiende el derecho exclusivo a la propiedad privada de los medios de producción, como un «dogma» intocable en la vida económica.
…el salario justo se convierta en todo caso en la verificación concreta de la justicia de todo el sistema socio-económico y, de todos modos, de su justo funcionamiento.
…Lo más importante es que el hombre, que trabaja fuera de su País natal, como emigrante o como trabajador temporal, no se encuentre en desventaja en el ámbito de los derechos concernientes al trabajo respecto a los demás trabajadores de aquella determinada sociedad. La emigración por motivos de trabajo no puede convertirse de ninguna manera en ocasión de explotación financiera o social. En lo referente a la relación del trabajo con el trabajador inmigrado deben valer los mismos criterios que sirven para cualquier otro trabajador en aquella sociedad. El valor del trabajo debe medirse con el mismo metro y no en relación con las diversas nacionalidades, religión o raza. Con mayor razón no puede ser explotada una situación de coacción en la que se encuentra el emigrado.
Terminamos diciendo que el movimiento obrero hizo temblar al capitalismo y solo volviendo a la vida solidaria cambiaremos el mundo.