DOCTRINA SOCIAL DE LA IGLESIA ( 3ª PARTE)

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3.1 EVANGELIZAR UN MUNDO CIENTÍFICO-TÉCNICO.3.2.- EL VALOR DE LA EFICIENCIA EN UNA ECONOMÍA TECNIFICADA.3.3.- LA LUCHA POR LA JUSTICIA Y LA IGUALDAD. 3.4.- LOS BIENES ÚTILES Y LA HUMANIDAD EN SÍ. 3.5.- LA VOZ PROFÉTICA DE LA IGLESIA ANTE EL ABUSO DE LA PROPIEDAD. 3.6.- LA VOZ PROFÉTICA DE LA IGLESIA ANTE LA EXPLOTACIÓN DEL TRABAJO. 3.7.- LA IGLESIA, COMUNIDAD DE CREYENTES, SACRAMENTO DEL REINO. ( Este curso de D.S.I esta editado por Voz de los Sin Voz y está formado por 3 cintas de video de 3 horas de duración cada una . Fue impartido por el expecto en D.S.I. P. Ricardo Antoncich S.J. Más información en Formulario de contacto.)


 

16/06/2003
Solidaridad.net
DOCTRINA SOCIAL DE LA IGLESIA ( 3ª PARTE)

3.1.- EVANGELIZAR UN MUNDO CIENTÍFICO-TÉCNICO.
3.2.- EL VALOR DE LA EFICIENCIA EN UNA ECONOMÍA TECNIFICADA.
3.3.- LA LUCHA POR LA JUSTICIA Y LA IGUALDAD.
3.4.- LOS BIENES ÚTILES Y LA HUMANIDAD EN SÍ.
3.5.- LA VOZ PROFÉTICA DE LA IGLESIA ANTE EL ABUSO DE LA PROPIEDAD.
3.6.- LA VOZ PROFÉTICA DE LA IGLESIA ANTE LA EXPLOTACIÓN DEL TRABAJO.
3.7.- LA IGLESIA, COMUNIDAD DE CREYENTES, SACRAMENTO DEL REINO.


3-1.- EVANGELIZAR UN MUNDO CIENTÍFICO-TÉCNICO.

TEXTOS PARA LA REFLEXIÓN:

“La evangelización no sería completa si no tuviera en cuenta la interpelación recíproca que en el curso de los tiempos se establece entre el Evangelio y la vida concreta, personal y social, del hombre. Precisamente por esto la evangelización lleva siempre un mensaje explícito, adaptado a las diversas situaciones y constantemente actualizado, sobre los derechos y deberes de toda persona humana, sobre la vida familiar, sin la cual apenas es posible el progreso personal, sobre la vida comunitaria de la sociedad, sobre la vida internacional, la paz, la justicia, el desarrollo; un mensaje, especialmente vigoroso en nuestros días, sobre la liberación”. Evangelii nuntiandi, nº 30.

“No es posible aceptar que la obra de evangelización pueda o deba olvidar las cuestiones extremadamente graves, tan agitadas hoy día, que atañen a la justicia, a la liberación, al desarrollo y a la paz en el mundo. Si esto ocurriera, sería ignorar la doctrina del evangelio acerca del amor hacia el prójimo que sufre y padece necesidad”. Evangelii nuntiandi, nº 31.

«Es bien sabido que la Iglesia ha enseñado siempre, y sigue enseñando, que los progresos científicos y técnicos y el consiguiente bienestar material que de ellos se sigue son bienes reales y deben considerarse como prueba evidente del progreso de la civilización humana. Pero la Iglesia enseña igualmente que hay que valorar ese progreso de acuerdo con su genuina naturaleza, esto es, como bienes instrumentales puestos al servicio del hombre, para que éste alcance con mayor facilidad su fin supremo, el cual no es otro que facilitar su perfeccionamiento personal, así en el orden natural como en el sobrenatural». Mater et Magistra (Parte IV).

«Los países subdesarrollados, en vez de transformarse en naciones autónomas, preocupadas de su propia marcha hacia la justa participación en los bienes y servicios destinados a todos, se convierten en piezas de un mecanismo y de un engranaje gigantesco». Sollicitudo rei socialis, nº 22.

“El cristiano debe evangelizar la totalidad de la existencia humana, incluida la dimensión política. Critica por esto a quienes tienden a reducir el espacio de la fe a la vida personal o familiar, excluyendo el orden profesional, económico, social y político, como si el pecado, el amor, la oración y el perdón no tuviesen allí relevancia”. Puebla, nº 515.

“La comunidad política nace, pues, para buscar el bien común, en el que encuentra su justificación plena y su sentido, y del que deriva su legitimidad primigenia y propia”. Gaudium et spes, nº 74.

“Los cristianos deben tener conciencia de la vocación particular y propia que tienen en la comunidad política; en virtud de esta vocación, están obligados a dar ejemplo de sentido de la responsabilidad y de servicio al bien común; así demostrarán también con los hechos cómo pueden armonizarse la autoridad y la libertad, la iniciativa personal y la necesaria solidaridad del cuerpo social, las ventajas de la unidad combinada con la conveniente diversidad”. Gaudium et spes, nº 75.

“Por eso la solidaridad debe cooperar en la realización de este designio divino, tanto a nivel individual como a nivel nacional e internacional. Los mecanismos perversos y las estructuras de pecado de que hemos hablado sólo podrán ser vencidos mediante el ejercicio de la solidaridad humana y cristiana, a la que la Iglesia invita y que promueve incansablemente. Sólo así tantas energías positivas podrán ser dedicadas plenamente en favor del desarrollo y de la paz”. Sollicitudo rei socialis, nº 40.

3-2.- EL VALOR DE LA EFICIENCIA EN UNA ECONOMÍA TECNIFICADA.

TEXTOS PARA LA REFLEXIÓN:

“En nuestros tiempos no sólo se acumulan riquezas, sino que también se acumula una descomunal y tiránica potencia económica en manos de unos pocos, que la mayor parte de las veces no son dueños, sino sólo custodios y administradores de una riqueza en depósito, que ellos manejan a su voluntad y arbitrio.
Dominio ejercido de la manera más tiránica por aquellos que, teniendo en sus manos el dinero y dominando sobre él, se apoderan también de las finanzas y señorean sobre el crédito, y por esta razón administran, diríase, la sangre del que vive toda la economía y tienen en sus manos así como el alma de la misma, de tal modo que nadie puede ni aun respirar contra su voluntad.
Esta acumulación de poder y de recursos, nota casi característica de la economía contemporánea, es el fruto natural de la ilimitada libertad de los competidores, de la que han sobrevivido sólo los más poderosos, lo que con frecuencia es tanto como decir los más violentos y los más desprovistos de conciencia.
Tal acumulación de riquezas y de poder origina, a su vez, tres tipos de lucha: se lucha en primer lugar por la hegemonía económica; se entabla luego el rudo combate para adueñarse del poder público, para poder abusar de su influencia y autoridad en los conflictos económicos; finalmente, pugnan entre sí los diferentes Estados, ya porque las naciones emplean su fuerza y su política para promover cada cual los intereses económicos de sus súbditos, ya porque tratan de dirimir las controversias políticas surgidas entre las naciones recurriendo a su poderío y recursos económicos”. Quadragesimo anno, nº 108.

“La fuerza liberadora del conocimiento científico se manifiesta en las grandes realizaciones tecnológicas. Quien dispone de tecnologías tienen el poder sobre la tierra y sobre los hombres. De ahí han surgido formas de desigualdad, hasta ahora desconocidas, entre los poseedores del saber y los simples usuarios de la técnica. El nuevo poder tecnológico está unido al poder económico y lleva a su concentración. Así, tanto en el interior de los pueblos como entre ellos, se han creado relaciones de dependencia que, en los últimos veinte años, han ocasionado una nueva reivindicación de liberación. ¿Cómo impedir que el poder tecnológico se convierta en una fuerza de opresión de grupos humanos o de pueblos enteros?”. Libertatis conscientia, nº 12.

“El progreso de la técnica y el desarrollo de la civilización de nuestro tiempo, que está marcado por el dominio de la técnica, exigen un desarrollo proporcional de la moral y de la ética. Mientras tanto, este último parece, por desgracia, haberse quedado atrás”. Redemptor hominis, nº 15.

“También la opción de invertir en un lugar y no en otro, en un sector productivo en vez de otro, es siempre una opción moral y cultural”. Centesimus annus, nº 36.

“De una misma fuente manan dos ríos diversos: por un lado, el nacionalismo o también imperialismo económico; del otro, el no menos funesto y execrable internacionalismo o imperialismo internacional del dinero, para el cual, donde el bien, allí la patria”. Quadragesimo anno, nº 109.

“Es evidente que no todos los hombres son iguales en lo que toca a la capacidad física y a las cualidades intelectuales y morales. Sin embargo, toda forma de discriminación en los derechos fundamentales de la persona, ya sea social, por lengua o religión, debe ser vencida y eliminada por ser contraria al plan divino”. Gaudium et spes, nº 29.

“No se trata solamente de dar lo superfluo, sino de ayudar a pueblos enteros -que están excluidos o marginados- a que entren en el círculo del desarrollo económico y humano. Esto será posible no sólo utilizando lo superfluo que nuestro mundo produce en abundancia, sino cambiando sobre todo los estilos de vida, los modelos de producción y de consumo, las estructuras consolidadas de poder que rigen hoy la sociedad”. Centesimus annus, nº 58.

3-3.- LA LUCHA POR LA INJUSTICIA Y LA IGUALDAD.

TEXTOS PARA LA REFLEXIÓN:

“Las decisiones gracias a las cuales se constituye un ambiente humano, pueden crear estructuras de pecado impidiendo la plena realización de quienes son oprimidos de diversas maneras. Demoler tales estructuras y sustituirlas con formas más auténticas de convivencia humana es un cometido que exige valentía y paciencia”. Centesimus annus, nº 38.

«Si la promoción del propio yo se entiende en términos de autonomía absoluta, se llega inevitablemente a la negación del otro, considerado como enemigo de quien defenderse. De este modo la sociedad se convierte en un conjunto de individuos colocados unos junto a otros, pero sin vínculos recíprocos; cada cual quiere afirmarse independientemente de los demás, incluso haciendo prevalecer sus intereses. Sin embargo, frente a los intereses análogos de los otros, se ve obligado a buscar cualquier forma de compromiso, si se quiere garantizar a cada uno el máximo posible de libertad en la sociedad. Así, desaparece toda referencia a valores comunes y a una verdad absoluta para todos; la vida social se adentra en las arenas movedizas de un relativismo absoluto. Entonces todo es pactable, todo es negociable; incluso el primero de los derechos fundamentales, el de la vida”. Evangelium Vitae 20.

“Si se quiere realmente desempeñar su propio papel como cristiano y ser consecuente con su fe -cosa que los mismos no creyentes esperan de él-, debe mantenerse vigilante en medio de la acción, para dar a conocer los motivos de su conducta y para rebasar los objetivos perseguidos, movido por una visión más amplia de la realidad, lo cual evitará el peligro de los particularismos egoístas y de los totalitarismos opresores”. Octogesima adveniens, nº 49.

«En virtud de la participación en la misión real de Cristo, el apoyo y la promoción de la vida humana deben realizarse mediante el servicio de la caridad, que se manifiesta en el testimonio personal, en las diversas formas de voluntariado, en la animación social y en el compromiso político. Esta es una exigencia particularmente apremiante, en que la cultura de muerte se contrapone tan fuertemente a la cultura de la vida y con frecuencia parece que la supera”. Evangelium Vitae, nº 87.

«El combate por la justicia y la participación en la transformación del mundo nos parece como una dimensión constitutiva de la predicación del Evangelio, que es la misión de la Iglesia para la redención de la Humanidad y su liberación de todas las situaciones opresivas». Sínodo de los Obispos, 1971.

«… no es menos cierto que estamos frente a una realidad más amplia, que se puede considerar como una verdadera y auténtica estructura de pecado, caracterizada por la difusión de una cultura contraria a la solidaridad, que en muchos casos se configura como verdadera cultura de muerte. Esta estructura está activamente promovida por fuertes corrientes culturales, económicas y políticas, portadoras de una concepción de la sociedad basada en la eficiencia. Mirando las cosas desde este punto de vista, se puede hablar, en cierto sentido, de una guerra de los poderosos contra los débiles». Evangelium Vitae, nº 12.

“Al analizar más a fondo tal situación, descubrimos que esa pobreza no es una etapa casual, sino el producto de situaciones y estructuras económicas, sociales, y políticas, aunque también haya otras causas de la miseria. Estado interno de nuestros países que encuentra en muchos casos su origen y apoyo en mecanismos que, por encontrarse impregnados no de un auténtico humanismo sino de materialismo, producen a nivel internacional, ricos cada vez más ricos, a costa de pobres cada vez más pobres. La realidad exige pues conversión personal y cambios profundos de las estructuras que respondan a las legítimas aspiraciones del pueblo hacia una verdadera justicia social”. Puebla, nº 30.

3-4.- LOS BIENES ÚTILES Y LA HUMANIDAD EN SÍ.

TEXTOS PARA LA REFLEXIÓN:

“En la gracia, y en Dios en cuanto ágape y gracia, existe no solamente una posibilidad de estar con el más pequeño, sino una inclinación a ir hacia lo más pobre, lo más situado en la miseria, para comunicarle su Bien y su Vida”. Cardenal Y.M.J. Congar.

«La opción o amor preferencial por los pobres es una opción o una forma especial de primacía en el ejercicio de la caridad cristiana, de la cual da testimonio toda la tradición de la Iglesia. Se refiere a la vida de cada cristiano, en cuanto imitador de la vida de Cristo, pero se aplica igualmente a nuestras responsabilidades sociales y, consiguientemente, a nuestro modo de vivir y a las decisiones que se deben tomar coherentemente sobre la propiedad y el uso de los bienes». Sollicitudo rei socialis, nº 42.

“La opción por los pobres es mi preocupación cotidiana”. Juan Pablo II.

“En la fuerza de la consagración mesiánica del bautismo, el Pueblo de Dios es enviado a servir al crecimiento del reino en los demás pueblos. Se le envía como pueblo profético que anuncia el Evangelio o discierne las voces del Señor en la historia. Anuncia dónde se manifiesta la presencia de su Espíritu. Denuncia dónde opera el misterio de iniquidad, mediante hechos y estructuras que impiden una participación más fraternal en la construcción de la sociedad y en el goce de los bienes que Dios creó para todos”. Puebla, nº 267.

“Todos los hombres están llamados a esta unión con Cristo, luz del mundo, de quien procedemos, por quien vivimos y hacia quien caminamos”. Lumen gentium, nº 3.

3-5.- LA VOZ PROFÉTICA DE LA IGLESIA ANTE EL ABUSO DE LA PROPIEDAD.

TEXTOS PARA LA REFLEXIÓN:

«Pero el problema tal vez mayor de nuestros días es el que atañe a las relaciones que deben darse entre las naciones económicamente desarrolladas y los países que están aún en vías de desarrollo económico; las primeras gozan de una vida cómoda; los segundos, en cambio, padecen durísima escasez». Mater et Magistra.

«Entre las naciones dotadas de fuerza y las que no la tienen se han instaurado nuevas formas de desigualdad y opresión. La búsqueda del propio interés parece ser la norma de las relaciones internacionales, sin que se tome en consideración el bien común de la Humanidad». Libertatis Conscientia, 16.

«Una de las mayores injusticias del mundo contemporáneo consiste precisamente en esto: en que son relativamente pocos los que poseen mucho, y muchos los que no poseen casi nada. Es la injusticia de la mala distribución de los bienes y servicios destinados ordinariamente a todos». Sollicitudo rei Socialis, nº 28.

“Ante las graves formas de injusticia social y económica, así como de corrupción política que padecen pueblos y naciones enteras, aumenta la indignada reacción de muchísimas personas oprimidas y humilladas en sus derechos humanos más fundamentales, y se difunde y agudiza cada vez más la necesidad de una radical renovación personal y social capaz de asegurar justicia, solidaridad, honestidad y trasparencia”. Veritatis splendor, nº 98.

“Nos encontramos, por tanto, frente a un grave problema de distribución desigual de los medios de subsistencia, destinados originariamente a todos los hombres y también de los beneficios de ellos derivantes. Y esto sucede no por responsabilidad de las poblaciones indigentes, ni mucho menos por una especie de fatalidad dependiente de las condiciones naturales o del conjunto de las circunstancias”. Sollicitudo rei socialis, nº 9.

“No hay duda de que querréis también descubrir las razones estructurales que alimentan o provocan las formas de pobreza en el mundo y en vuestro propio país, para aplicar luego remedios adecuados. No os dejaréis intimidar o desanimar por explicaciones simplistas, que son explicaciones ideológicas más bien que científicas, encaminadas a motivar un mal complejo en una sola causa. pero tampoco retrocederéis ante reformas, incluso profundas, de actitudes y estructuras”. Juan Pablo II, Hom Yankee Stadium.

“Supongamos que las riquezas sean justas y libres de toda rapiña. Y tú no eres culpable si tu padre robó: en el origen hay un robo, pero tú no robaste. Y aun concedamos que él no robó, sino que encontró oro en la tierra. ¿Y qué? ¿Por eso van a ser buenas las riquezas? De ninguna manera. Pero tampoco malas, me dirás. Si no han tenido su origen en la avaricia o en la rapiña, no son malas si hacen consortes de las mismas a los necesitados; si no las dan, son malas e insidiosas. Pero lo que no ha hecho nada malo no es malo, aunque no haga nada bueno. Exacto, pero ¿acaso no es malo poseer solo los bienes del Señor la tierra y cuanto la llena? Sí, pues nuestras casas son del Señor en todo, son también de nuestros semejantes porque lo que es del Señor es común”. San Juan Crisóstomo.

“A mí me parece verdad aquella sentencia: el rico o es un inicuo o heredero de un inicuo”. San Jerónimo.

3.6.- LA VOZ PROFÉTICA DE LA IGLESIA ANTE LA EXPLOTACIÓN DEL TRABAJO.

TEXTOS PARA LA REFLEXIÓN:

“Añádase a esto que no sólo la contratación del trabajo, sino también las relaciones comerciales de toda índole, se hallan sometidas al poder de unos pocos, hasta el punto de que un número sumamente reducido de opulentos y adinerados ha impuesto poco menos que el yugo de la esclavitud a una muchedumbre infinita de proletarios”. Rerun novarum, nº 1.

“La obligación de ganar el pan con el sudor de la propia frente supone, al mismo tiempo, un derecho. Una sociedad en la que este derecho se niegue sistemáticamente y las medidas de política económica no permitan a los trabajadores alcanzar niveles satisfactorios de ocupación, no puede conseguir su legitimación ética ni la justa paz social. Centesimus annus, nº 43.

«El peligro de considerar el trabajo como una mercancía sui géneris, o como una anónima fuerza necesaria para la producción (se habla incluso de fuerza-trabajo), existe siempre, especialmente cuando toda la visual de la problemática económica esté caracterizada por las premisas del economismo materialista». Laborem Exercens 7.

«La sola iniciativa individual y el simple juego de la competencia no serían suficientes para asegurar el éxito del desarrollo. No hay que arriesgarse a aumentar todavía más la riqueza de los ricos y la potencia de los fuertes, confirmando así la miseria de los pobres y añadiéndola a la servidumbre de los oprimidos». Populorum Progressio nº 33.

“Cada vez son más numerosos los países víctimas de la explotación en el contexto del vigente sistema económico internacional. Se paga cada vez menos por los productos del duro trabajo de la tierra, se exige cada vez más por los de la actividad industrial y de esta manera, en vez de al desarrollo al cual van dirigidas, muchas naciones están condenadas al estancamiento, al desempleo y a la inmigración. Se trata de un injusto sistema que hoy llega a ser un problema mundial: es una injusticia que clama al así llamado Primer Mundo ante el deterioro de las condiciones de los pueblos del Tercer Mundo. ¿No se ha alterado acaso, a gran escala, el orden fundamental que garantiza la prioridad del trabajo sobre el capital?, ¿no se hace acaso el capital cada vez más poderoso e inhumano?. Y el hombre y la familia son cada vez más víctimas de semejantes situaciones”. Juan Pablo II. Discurso a los directivos y a los trabajadores del Instituto Poligráfico y a los técnicos del Estado, 19/3/94.

“Da la impresión de que, tanto a nivel de naciones como de relaciones internacionales, el libre mercado sea el instrumento más eficaz para colocar los recursos y responder eficazmente a las necesidades. Sin embargo, ésto vale sólo para aquellas necesidades que son solventables con poder adquisitivo y para aquellos recursos que son vendibles, esto es, capaces de alcanzar un precio conveniente. Pero existen numerosas necesidades humanas que no tienen salida en el mercado. Es un estricto deber de justicia y de verdad impedir que queden sin satisfacer las necesidades humanas fundamentales y que perezcan los hombres oprimidos por ellas”. Centesimus annus, nº 34.

“He aquí un nuevo límite del mercado: existen necesidades colectivas y cualitativas que no pueden ser satisfechas mediante sus mecanismos; hay exigencias humanas que escapan a su lógica; hay bienes que por su naturaleza, no se pueden ni se deben vender o comprar”. Centesimus annus, nº 40.

«La problemática en los lugares de trabajo o en el movimiento obrero y sindical de un determinado país no debe considerarse como algo aislado, sin conexión, sino que depende de modo creciente del influjo de factores existentes por encima de los confines regionales o de las fronteras nacionales». Sollicitudo rei socialis, nº 9.

3-10.- LA IGLESIA. COMUNIDAD DE CREYENTES, SACRAMENTO DEL REINO.

TEXTOS PARA LA REFLEXIÓN:

“También en el Tercer Milenio la Iglesia será fiel en asumir el camino del hombre, consciente de que no peregrina sola, sino con Cristo, su Señor. Es Él quien ha asumido el camino del hombre y lo guía, incluso cuando este no se da cuenta”. Centesimus annus, nº 62.

“Veo las necesidades de la Iglesia, que éstas me aflijan tanto que me parezca cosa de burla tener por otra cosa pena”. Santa Teresa.

“¿Quién admira hoy lo pequeño, como explicación de lo grande, ni quién valoriza la reunión de los pequeños como composición de lo grande?.
Únicamente Cristo, que siendo Dios se hizo el más pequeño de los hijos de los hombres, nos enseña permanentemente la lección de valorizar lo pequeño. Los pequeños amándose entre sí formularán lo más grande de la Obra Creadora de Dios: el Cuerpo Místico de Cristo…
A base de lo grande de este mundo, ni la naturaleza ni la sobrenaturaleza pueden construir nada. El príncipe de este mundo sí: construye toda clase de injusticias, dolores, guerras, lágrimas, luchas fratricidas, canibalismo…
A base de lo pequeño la naturaleza construye el universo, y la sobrenaturaleza construye el Cuerpo místico de Cristo”. Guillermo Rovirosa.

“Antes que llegue a ser la Jerusalén gloriosa que celebra al Señor en la paz conseguida definitivamente, debe pasar por la condición de Job, cuyo nombre significa lucha y trabajo. Antes de ser coronada en las alturas tiene que chocar con los poderes de este mundo, y cualesquiera que sean las ilusiones que periódicamente renacen en algunos de sus hijos, nunca conseguirá aquí abajo el triunfo y la gloria. Más que las persecuciones, más que los cismas y las herejías, lo que constituye para ella una perpetua amargura son los desórdenes de los que se llaman sus hijos. Ella continúa su marcha, envuelta en sufrimientos y oprobios, y ni la prosperidad siempre precaria la enfríe, ni la adversidad la abate. Ella se precave contra la vanagloria humillándose, y reacciona contra la desgracia por la esperanza. Pero ella no pacta con el enemigo”. Henri de Lubac.

“Un hijo no debe defenderse de su madre. Es la madre la que debe defenderle a él”. Guillermo Rovirosa.

“Puede suceder que nos desilusionen muchas cosas que formen parte de la contextura humana de la Iglesia. Como también que, sin que tengamos la menor culpa, seamos profundamente incomprendidos en ella. Y lo que es más, puede darse el caso de que tengamos que padecer persecución en su seno. Sepamos que lo que más vale es la paciencia y el silencio amoroso. No tendremos que temer el juicio de los que no alcanzan a ver el corazón y estaremos seguros de que nunca la Iglesia nos da mejor a Jesucristo que en estas ocasiones en que nos brinda la oportunidad de ser configurados a su Pasión. La prueba será más pesada si no viene de la malicia de algunos hombres, sino de una situación que puede parecer inextricable; porque en este último caso no bastan para sobreponerse a ella el perdón generoso ni el olvido de la propia persona. Considerémonos, sin embargo, dichosos, ante el Padre que lo ve todo en secreto, de participar de esta manera de aquella Veritatis unitas que imploramos para todos el día de Viernes Santo”. Henri de Lubac.
«¿No se encuentra quizá en la Anunciación de Nazaret el comienzo de aquella respuesta definitiva, mediante la cual Dios mismo sale al encuentro de las inquietudes del corazón del hombre?.(…) De esta manera, María alcanza tal unión con Dios que supera todas las expectativas del espíritu humano.(…) Solamente en virtud del Espíritu Santo, que extendió su sombra sobre ella, María pudo aceptar lo que era imposible para los hombres, pero posible para Dios. Mulieris dignitatem, 3.