PEDRO LEZCANO: PALOMA O HERRAMIENTA

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Aunque nacido en Madrid en 1920, representa uno de los más claros valores de la poesía canaria de postguerra. Su lírica se inicia dentro de los cánones del garcilasismo y de la corriente humanizadora inspirada en Miguel Hernández.

Aunque nacido en Madrid en 1920, representa uno de los más claros valores de la poesía canaria de postguerra. Su lírica se inicia dentro de los cánones del garcilasismo y de la corriente humanizadora inspirada en Miguel Hernández (Cinco poemas, 1944 y Poesía, 1945). Más tarde se adentra en la poesía popular (Romancero canario, 1946) y se convierte en uno de los primeros cultivadores de la poesía social (Antología cercada, 1947), siguiendo una línea de sincera comunicación humanística, con libros como Muriendo dos a dos (1947) y (1965). También ha cultivado la narración con Cuentos sin geografía (1968) y el teatro, con La ruleta del sur (1956).

«DE LA AMISTAD»

Amigos míos: Pienso
que el corazón del hombre
lanza su sangre en un circuito abierto
que llega al corazón de los amigos
para volver al nuestro.
(El que guarda su sangre para él solo
ese es un hombre muerto).
Y que vivir no es más que hacer amigos.
Que vivimos en ellos.
Que hablar sin ser oído es estar mudo,
mirar sin ser mirado es estar ciego.
Que aquel que haya vivido sin amigos
es que ha soñado ¡y ha olvidado el sueño!

Sólo si oís mi corazón, me late.
La existencia se narra como un cuento;
si no se narra y se comparte,
la vida es como viento sobre yermo
que pasa sin mover hoja ni espiga
ni cabello.
Yo viviré lo que deseen ustedes.
Cuando olviden mi nombre, me habré muerto;
pero seré inmortal con que un amigo
me erija un buen recuerdo.
Para entonces dirán de vez en cuando:
– Aquel amigo Pedro,
después de todo no era mal muchacho…

Y guardarán silencio.
Y el pequeño lugar que yo ocupaba
sobre la tierra volverá a estar lleno.
Esa es, amigos míos,
la gloria que les debo.
He conocido acaudaladas gentes
que se han marchado sin que aúlle un perro.
Yo espero que al marcharme,
de verdad, me acompañe el sentimiento.

«CARTA AL EXTRANJERO»

Hombre de otra ribera.
Mujer de otro jardín, mujer que al hombre
amas de igual manera
aunque jures amor con otro nombre.
Soy vuestro hermano mudo si es que mi voz no es clara.
Para vuestros oídos soy mudo, pero hermano
a quien vuestra muchacha más tímida escuchara
si le dijese versos cogida de la mano.

Sabed que vuestras dulces palabras extranjeras
no separan las sangres de nuestros corazones:
tampoco entiendo al viento cruzando las praderas.
¡Hasta vuestras blasfemias me suenan a canciones!

Sabed que vuestros hijos de raros ojos grises,
antes de haber mirado su libro o su bandera,
riendo en el idioma de todos los países,
podrían ser mis hijos y hablar a mi manera.

Que el aire que aspiráis es aire que yo aspiro,
y es idéntica agua el agua que nos baña.
Cuando miréis la luna sabed que yo la miro
y que en su espejo veo vuestra mirada extraña.

Hombre de otra montaña, de otro mar, de otro río:
el sueño de tu pueblo es el sueño del mío.
Hombre de otra ribera, de otro mar, de otro monte,
ante vuestros soldados, labriegos y poetas,
crucificado sobre el horizonte,
me alzo -abriendo los brazos- mellando bayonetas.

Plantado en esta patria de sol y de aceituna,
recordadme si un día suena el clarín de guerra.
Que este desconocido que os citó en la luna
dormirá con vosotros bajo la misma tierra.

«POEMA A LA ESPALDA»

Juntad de dos en dos vuestras espaldas.
Las espaldas, hermanos:
ese lugar donde germina el ala.

Sabemos del amor que a dos ayunta;
a tres con más frecuencia, la venganza.
(Un hombre da el puñal, otro lo empuña,
la voz lanza un tercero, un cuarto mata.
El criminal no existe.
Pero la herida sangra).

Por eso yo os digo:
juntad de dos en dos vuestras espaldas.

Las espaldas, hermanos:
ese lugar que cansa;
donde la cruz, donde la edad se apoyan,
donde el abrazo fragua.
Acantilado humano y horizonte
donde se ha puesto el corazón. Muralla.
Sitio para morir de los que huyen
y de los que desprecian la amenaza.
Llanura puesta en pie en escalofrío,
por la que se levanta
la vertebral columna para el Sansón del tiempo.
Ciego lugar donde el cobarde ataca.
Ese lugar, hermano con hermano,
espalda con espalda,
nos hará fuertes dobles.
Yuntas de amor sobre la paz que labran…

«BRACEROS»

Por baldíos inmensos donde la liebre escucha,
donde el toro embravece
y la perdiz telegrafía amores,
labradores sin tierra, desterrados,
ven persiguiendo frutos voladores
de misteriosos dueños de verano.
¿Qué te pasa, labriego, en las raíces.
que vas al sur en pos de la aceituna,
hacia el amanecer de las naranjas,
por la meseta persiguiendo el trigo?
Cinco millones de labriegos cruzan
las tierras de placer que los señores
poseen sin fecundar, como a rameras.
Trenes asaltan, mulos, pies desnudos.
En una mano el almendruco amargo,
en otra vid dulce.
De sur a norte de España,
de luz a sombra.
¿Qué te pasa, labriego sin raíces,
corriendo tras los frutos
de embrujadas cosechas voladores?
Palpas con una mano al hondo antepasado
lleno de tierra húmeda,
bajo las blandas flores de la honda patata;
después alzas los ojos al pacífico olivo;
te agachas, reptas, hozas,
buscando en lo profundo de la tierra
la dulcedumbre de la remolacha.
Tus hijos mueren con las manos llenas
de los frutos prohibidos,
mientras cinco millones de raíces
se pudren en el viento.

«RETRATO DE UN OBRERO CUALQUIERA»

Los pintores del mundo han retratado
personajes ilustres y guerreros,
dorados reyes, rojos cardenales,
ángeles blancos y angelitos negros.
Pero nunca han pintado cabalmente
el exacto retrato de un obrero.
Y ya es hora que el arte se preocupe
de temas verdaderamente serios.

Pero es difícil que un obrero adopte
el elegante porte fotogénico,
con la frente bien alta
y una mano en el pecho.

Habría que sorprenderle
antes de que el sol abandonando el lecho,
o emprendiendo el camino desde el alba
con el hatillo al hombro del almuerzo.
O ascendiendo a la gloria de un andamio,
o hundido hasta las minas del infierno,
atronando en el yunque o silencioso
mientras medita el temple del acero…
Sorprenderle una tarde
en las tabernas lóbregas del sueño,
mirándose al espejo de sus hijos
o contando el salario con los dedos…

Mas si yo fuese artista,
sabiendo que este obrero
me fabricó el pincel de pura marta,
tejió con hebra vegetal mis lienzos,
hizo la luz que alumbra mis colores,
coció las rojas telas de mi techo,
lo pintaría igual que se pintaba
a Dios en otros tiempos:
con una bola del mundo en una mano,
puesto que ha fabricado el mundo entero.
En una mano, el mundo; en la otra, nada:
la esperanza y el viento.

«KANSAS SCHOOL»

¡Con la derecha, niños!
¿Cuándo váis a aprender buenas maneras?
Apoyen el cuchillo en las sortijas,
que así ganará fuerza.
Con la derecha siempre.
Los muertos a la izquierda:
Lutero King, Lumumba, Víctor Jara.
etcétera y etcétera…
No lo olviden. El mango sobre el oro.
Si se quieren sentar en buena mesa,
recuérdenlo: se mata
con la derecha.

«CRÓNICA DE UNA GUERRA»

Tonto,
te declararon tonto.
Te dieron un fusil, de puro tonto.
Disparaste, so tonto, más que tonto.
Asesinaste a tus amigos tontos,
a tus hermanos y a tus tontos padres.
Y así has quedado solo,
tonto superviviente, tonto único;
¡rodeado de listos!