ENTREVISTA a ALBERT BOADELLA: “¡Son los ricos los que se quieren largar de la familia”

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Te invitamos a leer una exceletne entrevista sobre el nacionalismo y la solidaridad para que pienses tu voto cara a las elecciones generales… Dice Boadella: El nacionalismo favorece la corrupción. La base de la izquierda es la solidaridad, y un partido que repite constantemente que Extremadura o Andalucía le están quitando el dinero a Cataluña no es exactamente solidario. El nacionalismo básicamente es una nostalgia de la tribu. En el caso del catalán, es también una nostalgia del feudalismo.

Por Isabel San Sebastián

Es un hombre lleno de luz que proyecta en cada mirada, en cada palabra, en cada carcajada propia o provocada. Se expresa con el mismo vigor que cualquiera de sus personajes, auténticos herederos de la mejor tradición de nuestro teatro clásico, y con la rotundidad que le otorga la certeza de haber madurado sus convicciones en una multiplicidad de lecturas y una honestidad intelectual inquebrantable. Boadella es mucho más que un transgresor; es un espíritu libre.

Una especie en vías de extinción en este entorno cada día más contaminado por las servidumbres políticas y las ambiciones insaciables. Un dramaturgo con compañía propia, que ha escrito y llevado a escena decenas de montajes sin recibir jamás una peseta-euro de subvención pública. Un opositor real a la dictadura franquista y a todos los intentos de opresión más o menos light persistentes en España, que ha conocido la cárcel, la muerte civil-televisiva y el exilio, sin que ninguno de esos avatares mermara un ápice su capacidad creativa ni su apetito voraz por los manjares que ofrece la vida.

Desde su santuario de El Llorá, una preciosa masía emplazada en las montañas de Girona, donde convive con sus actores mientras ensayan una nueva obra de inspiración cervantina, Albert Boadella (Barcelona, 1943) se convierte en esta entrevista en espectador excepcional y crítico de lujo de la fantástica ópera bufa que se representa estos días en el escenario de nuestra política.

P.- En ese Retablo de las Maravillas que prepara Els Joglars, siguiendo la huella de Cervantes, ¿qué nos dibuja el apartado de la política?

R.- El retablo político habla de alguien que ofrece mucho y no da nada. Pero la base de todo el Retablo de las Maravillas es invertir la culpa y hacer más responsables a los que aceptan la situación y están dispuestos a tragársela, que a los pícaros que la organizan.

P.- Pues vayamos a los personajes que pueblan ese retablo, comenzando por uno de máxima actualidad: Joseph Lluís Carod-Rovira. ¿Cómo lo describiría?

R.- Carod-Rovira es un hijo natural (en sentido político, ¿eh?) de Pujol; es heredero de su política y tiene exactamente su misma escuela: piel de cordero sobre cuerpo de lobo para vender cosas muy agresivas e incluso racistas. Es alguien que va disfrazado, como buena parte del nacionalismo catalán.

P.- Pues ya que lo menciona, ¿qué le diría usted a Pujol ahora que se marcha? ¿Qué herencia cree que ha dejado en Cataluña?

R.- Ha dejado la que hay. Pujol tuvo la astucia de conseguir que desde el conjunto de España se confiara en él y todos los políticos españoles le consideraran un gran estadista. Esos mismos políticos ahora dicen pestes de Ezquerra Republicana, sin darse cuenta de que él es quien ha organizado esto. Carod-Rovira es la herencia de Pujol. La situación que tenemos planteada en este momento en Cataluña y la que vendrá, con tintemucho más duros, es exactamente la política que Pujol organizó. Porque es un hombre rencoroso que ha mantenido vivo el contencioso con España, lo cual le ha dado fuerza incluso en su vida política. El sigue enquistado en ese contencioso y trabaja para la separación.

P.- ¿Llegaremos a ver una Cataluña independiente y republicana?

R.- Eso está vinculado a la Unión Europea y dependerá de si los grandes estados de la UE entran en este juego.

P.- ¿A Boadella le gustaría ser luxemburgués, como a Carod-Rovira?

R.- ¡No, me parecería terrible ser luxemburgués! La única nostalgia que he tenido en mi vida es no haber nacido en la Toscana.

P.- ¿Por qué será que a muchos españoles nos da la sensación de que las reivindicaciones de Carod-Rovira, y las de otros dirigentes de por aquí, tienen que ver sobre todo con la cartera?

R.- Porque si Cataluña fuera Extremadura no se plantearían los problemas que se han planteado. ¡Son los ricos los que se quieren largar de la familia! Esto es así y está directamente vinculado a cuestiones económicas. Todo catalán, con muy pocas excepciones, piensa en este momento que España vive a nuestra costa.

P.- ¿Incluso los que han venido de otras regiones?

R.- En la primera generación, no, pero luego se hacen conversos. Ahí está Carod-Rovira.

P.- ¿Y algún partido que defienda lo contrario?

R.- No, porque el PP, que habría podido dar opción a pensar radicalmente lo contrario, ha renunciado a ser esa alternativa, se ha plegado al nacionalismo, lo ha apoyado y ha liquidado a uno de sus mejores baluartes, que era Vidal Quadras.

P.- ¿Y el PSC?

R.- Si hubiera gobernado en 1985, habría tenido unos tintes distintos y habría sido el muro de contención frente a un nacionalismo radical. Pero en cuanto vio que no ganaba, se pasó al equipo ganador y entonces todavía hizo exhibiciones mucho mayores, reclamando los archivos de Salamanca y tonterías de esas. Ahora el PSC es esclavo de esta situación..

P.- ¿Se acabará la corrupción que, según ERC, prolifera en la vida política catalana, si Carod-Rovira llega al gobierno?

R.- Carod dice eso porque no gobierna. Si gobernara, estaría tan pringado como los demás, porque el nacionalismo favorece muchísimo la corrupción. En este país hay un dato muy relevante, que es Banca Catalana. Cuando ese caso, en el que se produce una grave irregularidad incluso delictiva, Pujol lo gira al revés y lo convierte en una agresión contra Cataluña, está dando luz verde a cualquier corrupción, siempre que sea «por Cataluña».

P.- ¿Con quién le ve usted gobernando, con Maragall o con Mas?

R.- De natural, tendrían que gobernar con Mas. Lo que ocurre es que ERC mira hacia su futuro y se da cuenta de que mucha gente joven que ha votado sus siglas no le perdonaría que se aliara con el partido que lleva más de 20 años gobernando. Quizá por ello le convenga más lo que llaman el «pacto de izquierdas», lo cual a mí me da mucha risa. Porque llamar de izquierdas a un partido como Esquerra Republicana es un auténtico disparate. ¡¿Cómo va a serlo?! La base de la izquierda es la solidaridad, y un partido que repite constantemente que Extremadura o Andalucía le están quitando el dinero a Cataluña no es exactamente solidario. O un partido cuyo líder dice: «Catalanes, votad sentimientos». ¡Eso es fascista. Eso lo dijo Hitler!

P.- Defíname el nacionalismo en general y el catalán en particular.

R.- El nacionalismo básicamente es una nostalgia de la tribu. En el caso del catalán, es también una nostalgia del feudalismo. Aquí no hay que olvidar que fue Fernando el Católico el que acabó con los malos usos feudales a través de la sentencia de Guadalupe. Es decir, que los catalanes tuvieron que recurrir al rey Fernando para tener un territorio un poco más justo… Yo lo veo cada día aquí. Yo vivo en un pueblo y constato que funciona bajo un régimen feudal en el que el señor es el alcalde. Pero no es que lo hagan con mala intención; es algo casi genético.

P.- ¿Y el nacionalismo vasco?

R.- El nacionalismo vasco, directamente ligado al carlismo, sin duda, tiene unos tintes racistas clarísimos.

P.- ¿Es tan radicalmente diferente el nacionalismo vasco del catalán, como se dice aquí cada vez que a alguien se le ocurre establecer alguna comparación?

R.- Hombre, hay un hecho fundamental que son los muertos y los amenazados. Esto, sin duda, cambia muchísimo la configuración. Pero si vamos un poco más lejos, nos encontraremos con que el frente militar del nacionalismo catalán son los vascos. Es decir, que aquí actúan más comodamente. Están agazapados, esperando que los vascos vayan haciendo sus reivindicaciones, porque cualquier cosa que el día de mañana consigan los vascos, automáticamente, por agravio comparativo, hay que dársela también a Cataluña

. – Entonces, ¿no es casual que Carod-Rovira le brindara su éxito electoral a Ibarretxe y que Mas le visitara en su primera salida tras las elecciones?

R.- No es casual, no. Aquí en Cataluña ha existido siempre la sensación romántica de que los vascos son hermanos de causa, lo que lleva a una cierta permisividad subliminal con el territorio vasco. Pero es una sensación equivocada, porque yo creo que los vascos no piensan así de los catalanes ni tienen la sensación de que los catalanes sean hermanos de nada.

P.- De hecho, se ven pocos catalanes en las manifestaciones de Basta Ya en el País Vasco…

R.- ¡Claro! Y no porque algunos no tengan ganas de ir, sino porque saben que cuando vuelvan aquí los masacrará la tertulia de Cataluña Radio o el diario Avui

P.- ¿Es tan diferente Cataluña como dicen sus líderes políticos?

R.- A mí eso de los hechos diferenciales me parece una de las memeces más importantes del nacionalismo. Tener un hecho diferencial como base para la reivindicación de un determinado sistema administrativo es hacer política de los sentimientos, y me parece una política muy peligrosa. Yo estoy por la política de la razón. Pero los políticos hacen una usurpación indebida de los sentimientos de los catalanes, que todos tenemos, y eso es una estafa.

P.- El presidente del Tribunal Constitucional dijo recientemente, levantando una gran polémica, que en Cataluña recibían a Franco con todos los honores y una gran cordialidad. Usted, ha tenido ocasión de estudiar recientemente al dictador para su película Buen viaje, Excelencia, ¿comparte esa afirmación?

R.- Yo lo que digo es que aquí había tantos franquistas como en cualquier otra parte. Pensar que Cataluña tenía menos franquistas que otras regiones de España, como por ejemplo Galicia, es un insulto. Y también hubo aquí mucha gente que se aprovechó del franquismo, entre los que hay muchísimos nacionalistas de última hora. Ni más ni menos que en otras partes. El mundo progre ha vendido aquí, por el hecho de ser catalanes, éramos antifranquistas, y hay gente que se lo ha creído. Con lo cual Franco se ha convertido en la bestia negra de la práctica totalidad. Pero no hay que olvidar una cosa: hay unos paganos muy importantes en la Guerra Civil, que hablan en catalán, que son March, Mateu y Cambó.

P.- A propósito, ¿cómo va la película?

R.- Bien, va tirando. Ha tenido dificultades de distribución, porque muchos cines no querían una película sobre Franco, a pesar de ser una película casi realista y sin ánimo de venganza. Pero nos hemos encontrado con ese tabú. Y es que aquí hay una responsabilidad no sólo del PP, que al fin y al cabo tiene una cierta fidelidad familiar con Franco, sino del PSOE, que no colocó las cosas en su sitio y no hizo nada por enseñar en las escuelas quién fue este señor.

P.- Del Franco «senil y deplorable», según sus palabras del 74 ó 75, a hoy, ¿en qué ha cambiado España?

R.- Hay cambios muy fundamentales desde el punto de vista de la ciudadanía: ha desaparecido el miedo…

P.- En el País Vasco, no.

R.- Es cierto, excepto en el País Vasco. Durante unos años, entre el 77 y el 85, desapareció el miedo, salvo en el País Vasco, y después ha entrado el miedo al nacionalismo, no sólo en el País Vasco. El miedo a no tener prebendas, porque si no estás con los buenos, si estás en la lista de los malos catalanes, no tienes prebendas.

P.- ¿A usted no le subvencionan su teatro?

R.- No, yo este tipo de prebendas no las tengo. Pero aun en el caso de que existieran de forma más neutral, yo sería receloso con ellas porque, como decimos en Cataluña, «quien paga, manda», y los artistas debemos ir con cuidado. Este nuevo mecenas de la Cultura que es el Estado es muy peligroso, y yo creo que mis colegas en esto se han equivocado. La prueba es que el teatro ha dejado de ser combativo en toda Europa, como fue años atrás, para convertirse en un teatro domesticado por esa intervención del Estado.

P.- ¿Cómo ve de salud la libertad de expresión en España?

R.- Mal. La veo fatal, porque hay unos medios de comunicación en los que la libertad brilla por su ausencia y que están sujetos como nunca a la cosa más vil, que es el puesto de trabajo. Y no ya entre los que mandan, sino desde la infantería. Como en el Retablo de las Maravillas, la más responsable es la infantería. Luego, lo que ocurre en las televisiones públicas es muy grave: los gobiernos sólo las quieren para los telediarios y esto es una cosa vergonzosa. Había mucha más libertad de expresión en los años 80 que ahora. Hemos ido a menos y prácticamente ha desaparecido la gente dispuesta a correr riesgos. Por ejemplo, yo habría podido intentar llegar a un acuerdo con el Teatro Clásico para esta obra que estoy preparando, pero enseguida me di cuenta de que jamás habría aceptado, porque tiene algunas puntas que no puede aceptar un teatro público.

P.- ¿Y a Cervantes qué le parecería?

R.- Yo creo que le parecería perfecta, porque Cervantes era mucho más trasgresor de lo que pueda serlo yo, que soy un mero aprendiz.

P.- La Constitución acaba de cumplir 25 años. ¿Cuál sería su felicitación y qué le regalaría?

R.- A mí me han obligado a ser constitucionalista. Me agarro a ella porque representa unas reglas de juego que, cuanto más intocables sean, mejor, ahora que todo el mundo las quiere tocar.

P.- ¿No se nos ha quedado vieja y estrecha, como dicen tantos?

R.- Yo creo que no, excepto en la cuestión de la sucesión monárquica. Pero esto lo han convertido en un pretexto. La política nacionalista siempre consiste, al final, en marear la perdiz para no tener que subvencionar la lista de espera de la Seguridad Social.

P.- ¿Qué ha sido lo mejor y lo peor de este período?

R.- Lo peor ha sido el terrorismo, porque lo ha envenenado todo. Lo mejor es ir por los pueblos sin tener que ver aquellas enseñas de la Falange que me cabreaban mucho.

P.- ¿Le inspiraría una obra o una película la figura de Sabino Arana, al que el PNV acaba de levantar una estatua en Bilbao?

R.- Sabino Arana daría mucho de sí. Algún día debería dedicarme yo a montar alguna de las obras que él escribió tal cual, sin manipularla, aunque tendría problemas serios, porque se consideraría apología del racismo.

P.- ¿Y el ínclito Xabier Arzalluz, que parece también en retirada?

R.- ¡Con la Iglesia hemos topado! Hay mucho de religioso en esta historia. Arzalluz es fruto directo de una idea religiosa que ha pervivido y ha dado alimento al nacionalismo. Arzalluz es un obispo de esta idea. El nacionalismo del País Vasco ha sido engendrado por esos curas vascos tan extremadamente nacionalistas y radicales, y el catalán lo ha alimentado Montserrat. Montserrat, que fue franquista hasta los años cincuenta y tantos, que llevó a Franco bajo palio y que recibió a Himler, que venía en busca del Santo Grial.

P.- Y ya que estamos con los que se marchan ¿qué me dice de José María Aznar?

R.- Está bien que se marche, es uno de los gestos mejores que ha hecho y dice mucho en su favor, aunque al caudillo no le hubiera gustado. Hay gente que dice que ambos se parecen mucho y en alguna cosa sí son parecidos, pero Franco no abandonó; tuvo que salir con los pies por delante y le hubiera parecido muy mal dejar esto en dos legislaturas… Ahora, en serio: lo mejor de Aznar es que ha sido un hombre con muchas limitaciones, pero muy bien aprovechadas, lo cual siempre me merece cierta simpatía. Y lo peor, el lenguaje. El ha dotado al PP de un lenguaje con el cual, teniendo muchas veces la razón, hacen cabrear a los demás y venden muy mal incluso las cosas positivas. Porque en política el lenguaje no es forma, es fondo.

P.- ¿Cómo anda la política española de sentido del humor?

R.- ¡Cero! El humor es algo que desactiva el fanatismo y crea una distancia que en este momento no existe. Los políticos son una pandilla de depredadores que se quieren matar entre sí, y lo peor es el lenguaje. Un lenguaje insoportable al que han contribuido los medios de comunicación, que han envenenado las relaciones entre los políticos, poniéndoles un micrófono delante y provocándoles para que entren al trapo. En este sentido, yo daría un consejo al conjunto de los políticos españoles: que no demonicen absolutamente Ezquerra Republicana y no se enfrenten a ella de una forma brutal, porque no serviría de nada.

P.- ¿Cree que los organizadores australianos de la Copa Davis confundieron deliberadamente el himno nacional con el de Riego para desconcentrar a nuestros jugadores?

R.- ¡Esto fue formidable! Y lo más genial de todo fue el cabreo que agarraron los deportistas. Parecía que hubiéramos intervenido en el asunto Els Joglars