DERECHO a MATARSE… ¿Y A SER ESCLAVO?

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Quisiera hacer un comentario sobre la entrevista publicada el 21 de Febrero a Jérôme Sobel, presidente de Exit, en EL PAÍS.

Por Isabel Coma Canella

Quisiera hacer un comentario sobre la entrevista publicada el 21 de Febrero a Jérôme Sobel, presidente de Exit, en EL PAÍS.

Sobel defiende la ayuda al suicidio diciendo que Dios nos ha dado la vida y la libertad, por tanto debemos usar la libertad para decidir cuándo queremos morir.

Dice que la vida es un derecho, no un deber. Sin embargo, hay derechos de la persona humana que son irrenunciables, como es el derecho a la vida, a la libertad y al honor. Del mismo modo que nadie debe entregarse a otra persona para ser su esclavo porque no debe renunciar a su libertad, nadie debe quitarse la vida o ayudar a otro a suicidarse, ya que la vida está por encima de la libertad. Quien destruye su vida también destruye su libertad.

La experiencia nos dice que sólo los muy deprimidos o muy desesperados se quieren suicidar. Estas personas necesitan ayuda para vivir, no que se les mate.

La sociedad necesita a todos sus miembros, aunque algunos sean aparentemente inútiles. La vida humana tiene valor en sí misma. No es necesario servir para algo, porque no somos objetos sino sujetos. La persona más enferma y discapacitada es un testimonio viviente de que el hombre es vulnerable y necesita la ayuda de los demás. De hecho, quien se detiene ante el sufrimiento de otra persona (no por curiosidad sino por disponibilidad) crece interiormente, se hace más solidario, más humano. Quien ayuda a otro se beneficia más que quien recibe la ayuda.

Es mucho más fácil matar a una persona o ayudarle al suicidio que ayudarle a que viva. Sin embargo, lo verdaderamente humano y solidario es ayudar a vivir. Para esto están los centros de Cuidados Paliativos que deben desarrollarse con la ayuda del Estado, en lugar de promover sociedades que ayuden a precipitar la muerte.