Una globalización solidaria comienza dando acceso a los jóvenes al trabajo

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Propuesta de la Santa Sede en la Conferencia de la Organización Internacional del Trabajo . Citando un discurso de Juan Pablo II a la Organización Internacional del Trabajo del 15 de junio de 1982, el representante vaticano se preguntó: «¿podemos tolerar una situación en la que muchos jóvenes se encuentren sin la perspectiva de encontrar un día un trabajo o de que éste les deje cicatrices indelebles?».

GINEBRA, lunes, 13 junio 2005 (ZENIT.org).- Para promover una globalización solidaria es necesario comenzar dando una respuesta a la mitad de los jóvenes del mundo que en edad laboral hoy día no encuentran un trabajo, considera la Santa Sede.

Esta es la propuesta que planteó el arzobispo Silvano M. Tomasi, observador permanente ante las instituciones de las Naciones Unidas en Ginebra, al intervenir en la Conferencia General del Trabajo convocada del 31 de mayo al 16 de junio.

«Es urgente encontrar una respuesta al hecho de que globalmente menos de la mitad de los jóvenes que pueden trabajar haya encontrado trabajo en el año 2004 y al hecho de que se calcula que 59 millones de jóvenes entre 15 y 18 años están involucrados en trabajos peligrosos», denunció.

Citando un discurso de Juan Pablo II a la Organización Internacional del Trabajo del 15 de junio de 1982, el representante vaticano se preguntó: «¿podemos tolerar una situación en la que muchos jóvenes se encuentren sin la perspectiva de encontrar un día un trabajo o de que éste les deje cicatrices indelebles?».

«El camino que lleva a un trabajo digno para una vida digan en un mundo en el que la globalización de la solidaridad es un elemento importante comienza con los chicos y chicas y con la promoción de su empleo», afirmó.

Monseñor Tomasi pidió también un compromiso global para acabar con los 12,3 millones de personas que hoy día son víctimas del trabajo forzado en el mundo.

El arzobispo consideró que en tiempos de globalización «el futuro que tienen ue afrontar la comunidad internacional, y cada uno de los países, se caracteriza por una conciencia cada vez mayor de que sólo juntos se puede alcanzar el progreso y encontrar el recto camino hacia una vida verdaderamente humana».

«El cambio rápido puede provocar dudas y producir una tentación de aislamiento». «Sin embargo –reconoció–, el proceso de globalización continúa». Por eso dejó como objetivo a la Organización Internacional del Trabajo hacer que este proceso de globalización sea «inclusivo» y «remover los obstáculos que impiden sus consecuencias benéficas».