Padre Damián, el más grande de la historia de Bélgica

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Gandhi había dicho que el mundo cuenta con pocos héroes comparables al padre Damián de Molokai. Bélgica, su país, lo ha proclamado como el más grande de su historia.

El 3 de mayo de 1936 entraba majestuoso el Mercator en el puerto de Amberes. Una multitud expectante esperaba en silencio que el buque atracara en su muelle. Junto a esta masa de gente sencilla se encontraba el rey Leopoldo III y su gobierno; el cardenal primado Van Roey y los obispos de Bélgica. Eran las 3 de la tarde cuando las ululantes sirenas comenzaron a sonar mezcladas con los gritos y los vítores del gentío. Bélgica sabía que estaba recibiendo a su héroe.


«El héroe más sublime de la caridad cristiana», como había dicho el Primado. Antes, el presidente Roosevelt en carta al rey belga había dicho: «…con razón le consideramos un héroe nacional «. En procesión, escoltado por el pueblo y sus hermanos religiosos, llegó a su reposo definitivo en Lovaina.


Sesenta y nueve años después, una encuesta nacional en la que han participado miles de belgas eligió al padre Damián como el belga más grande de su historia.


Desde su independencia (proclamada el 20 de diciembre de 1830), Bélgica ha tenido personas destacadas en todos los ámbitos de la actividad humana, sin embargo a la hora de elegir a su hijo más grande el pueblo se ha inclinado por un sencillo religioso que protagonizó en el siglo XIX una gesta humana y religiosa impresionante. Para medir la grandeza el pueblo tiene un olfato especial.


Y lo que hizo Damián, encerrándose vivo para compartir los sufrimientos y dolores de miles de leprosos encerrados forzosamente en la isla de Molokai, no deja indiferente a los hombres y mujeres de buena voluntad.


Una cadena de televisión estatal, secundada por la radio y la prensa más importante del país, lanzaron la idea de elegir al belga más grande de su historia. Los primeros datos de la encuesta ya incluyeron a Damián entre los más grandes. A través de comisiones, comités de sabios y encuestas populares se elaboró una lista de 111 personalidades, entre las que se eligieron a las 10 más importantes que optarían al prestigioso título.


Cada uno de estos 10 candidatos era presentado en la televisión por una persona conocida y de prestigio social. Al padre Damián lo presentó Jef Vermassen, uno de los abogados más famosos de Bélgica.


La cadena tenía previstas diez retransmisiones. Después de la quinta sesión, el padre Damián ocupaba el primer lugar en el ranking de los más grandes, por delante del doctor Paul Janssens, del ciclista Eddy Merckx, del cantante Jacques Brel, del pintor Rubens y de Mercator.


Curiosamente, en las dos grandes regiones belgas –Flandes y Valonia–, cada una con su lista, sólo coincidían tres personajes: Damián, Merckx y Brel. Después de cada retransmisión se podía votar nuevamente. Como en Operación Triunfo, cada pueblo, cada comarca movilizaba a sus habitantes para votar por su hijo predilecto.


Así hasta que llegó la final. El 1 de diciembre de 2005 la televisión belga desvelaba solemnemente a quién consideraban los ciudadanos belgas el hombre más grande de su historia. Y esa persona, por votación popular, era el padre Damián de Veuster, apóstol de los leprosos y héroe de Molokai.


Gandhi había dicho que el mundo cuenta con pocos héroes comparables al padre Damián de Molokai. Bélgica, su país, lo ha proclamado como el más grande de su historia.


Manuel García Ripado, sscc
21RS