Caso Alhama : Por no darle una tele a Polanco

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Todo es una maquinaria represiva perfectamente engrasada. La misma que se ha empleado en otras ocasiones para arruinar o eliminar a quienes estorbaban a PRISA, que es ya un poder supranacional más poderoso que otras sociedades de hampones

Caso Alhama : Por no darle una tele a Polanco


José Antonio Martínez-Abarca


 LIBERTAD DIGITAL


Murcia ha osado negarle una televisión a Polanco. Blasfemia, de consecuencias aún mayores que las que se han producido por las caricaturas del Profeta en el orbe musulmán. «No hay cojones a negarme a mí una licencia». Cualquier licencia. Ahora, el instrumento del empresario en la región, llamado PSRM-PSOE, compuesto por meros esbirros prácticamente analfabetos pero con la suficiente escasez de escrúpulos morales, ha emprendido el linchamiento civil de este territorio, incluso en el extranjero (lean The Guardian).


Todo es una maquinaria represiva perfectamente engrasada. La misma que se ha empleado en otras ocasiones para arruinar o eliminar a quienes estorbaban a PRISA, que es ya un poder supranacional más poderoso que otras sociedades de hampones. Primero, como siempre, sembró infundios durante veinticuatro horas la Cadena SER, el guantelete del puño de Polanco, los que se ocupan de las operaciones más sucias. Luego, la prensa regional murciana, obediente a las imposiciones de la corrección política, dio por buenos los infundios, repitiéndolos al día siguiente en sus portadas. La SER siguió su acostumbrada táctica de los velociraptores: acercarse al objetivo de forma lateral.


El objetivo era, más que el algo inoperante Gobierno regional del PP, la empresa Polaris World, que amenazaba con desarrollar Murcia contra las instrucciones de Pepiño Blanco y que había tenido la desfachatez de recibir, junto con otros participantes, una licencia de televisión en lugar del Padrino. Al comando SER y el seguidismo de la prensa regional (cuyos diarios mayoritarios pertenecen al siempre resbaladizo grupo Vocento y al socialista grupo Moll) se unió entonces, según de nuevo el conocido esquema de «derribos a domicilio», El País, llevando un pueblo perdido al que jamás había dedicado la más mínima atención nada menos que a su portada, y además casi a diario, sin haber siquiera una irregularidad administrativa por medio.


La presión mediática, de la que se derivó una presión política y no al revés (la ejecutiva regional del PSRM-PSOE recibió precisas órdenes desde Madrid), se hizo tan insoportable que ha llevado a los modestos concejales socialistas de Alhama, incapaces de entender el significado de sus actos (llegaron a argumentar que «la política está por encima del derecho y la ley») ya que apenas saben hablar, a cometer presumiblemente delitos. Murcia, como otras partes de España, es ya territorio sin ley, sometido al imperio de unos objetivos empresariales fácilmente reconocibles. Cualquier empresario ajeno, cualquier ciudadano inocente que sea objetivo de don Jesús de Polanco es expulsado, como la propia y hasta ahora potente Polaris World, a construir chalés en Croacia. Continuará.