Adiós Bafana

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¿Está superado el apartheid? ¿Está superado el racismo? Quizá no, quizá está cada vez más presente, en uno u otro sentido. Eso es lo que sucede cuando no consideramos al otro como una persona, sino como un rival, alguien que quiere quitarnos lo que tenemo.

Adiós Bafana es una coproducción europea dirigida por Bille August, galardonado con un Óscar por Pelle el conquistador y director también de La casa de los espíritus y Los miserables, entre otras. La acción comienza en los años sesenta y narra la prisión de Nelson Mandela, interpretado por Dennos Haysbert; la trama va desarrollando la relación de éste con James Gregory (al que da vida Joseph Fiennes), su carcelero, censor y confidente, a lo largo de distintas cárceles, desde Robben Islan hasta Victor Vesrster, pasando por Pollsmoor.

A lo largo de la película se va mostrando la realidad de la vida en Sudáfrica durante casi treinta años, la vida de blancos y negros en una sociedad dominada por los primeros. La cuestión de fondo que debemos plantearnos es si nos asiste el derecho a tener muchas de las cosas que poseemos y a costa de qué podemos tenerlas. ¿Es justo que unos vivamos gracias a la explotación o la marginación de otros? Podemos echar un vistazo alrededor y encontrar mil ejemplos de esto, también en la actualidad, también en nuestra sociedad.

En esta película se trata, digamos que simplemente de que alguien tenga derechos por ser blanco y no los tenga por ser negro.

De esta injusta situación se va dando cuenta poco a poco el carcelero de Nelson Mandela. Nunca se lo había planteado (como ocurre con la mayoría de nosotros), pero va viendo al otro como a un igual y se va haciendo consciente del sistema en el que vive, totalitario y represivo, en el que unos pocos aplastan a muchos.

 

Es la historia de una amistad naciente, que se va consolidando a medida que el protagonista aprende a ver la realidad desde la posición y con los ojos del otro, superando así convencionalismos y falsos prejuicios, generalmente impuestos por quienes pretenden legislar lo que es bueno o malo, por encima de cualquier cuestionamiento moral.