Ante las fusiones bancarias europeas

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En Alemania se ha iniciado el proceso de fusionar sus dos principales bancos, el Deutsche Bank y el Commerzbank. Al mismo tiempo se pone en duda la “eficiencia” del sistema de las cajas regionales alemanas que impiden a los grandes banqueros internacionales imponer su monopolio.

Es importante contextualizar este hecho y reflexionar sobre su impacto económico y político.

En Alemania, existen actualmente 1.582 entidades financieras independientes (en España quedan 13). Cada comarca tiene su caja de ahorros, la mayoría de ellas son herederas del sistema de ayuda mutua cooperativa creada por Friedrich Wilhelm Raiffeisen en la segunda mitad del siglo XIX con el “principio de las tres eses (as en español): autoayuda, autogestión, autorresponsabilidad”. En sus escritos fundacionales justifica la creación de cajas de ayuda mutua regionales por la necesidad de “preservar a la sociedad de especuladores, políticos-caciques y las instituciones caritativas” (!!!).

Su éxito fue rotundo en todos los países de habla alemana y se considera una de las claves del “milagro económico alemán” (que empezó a partir de la unificación nacional de 1871, cuando Alemania dejó de ser un cúmulo de decenas de estados semifeudales).

Son una parte constitutiva de la estructura descentralizada de Alemania que está en el corazón del éxito económico de sus PYMEs (ahí definidos como empresas con ventas anuales de 2-50 millones de euros; aquellas que venden menos son “microempresas”). Y son precisamente las PYMEs bien capitalizadas y con un elevado nivel tecnológico, y no las grandes empresas, las que evitan que exista una “Alemania vacía”: sostienen las economías regionales, su famoso sistema de la formación profesional dentro de las empresas (obviamente sólo viable donde existen empresas solventes y con un mínimo de 200 empleados en todo el territorio), el I+D y el empleo de calidad en (casi) cualquier rincón del país…

Las más de 1500 entidades financieras son ya el resultado de dos décadas de fusiones, pero la cercanía entre empresa y caja sigue vital para el éxito del sistema: cuando banquero, alcalde, empresario y agricultor se conocen personalmente, la gestión financiera, política y económica de una zona geográfica se hace en función de su realidad y sus necesidades con agilidad y eficacia.

Obviamente, el sistema sólo funcionará si se mantiene alejado de la incompetencia, el enchufismo y la corrupción política, causas por las que se rompió el sistema de las cajas españolas, dando el pretexto perfecto a los grandes bancos “sistémicos” (es decir, aquellos cuyos errores y rescates pagamos todos) para cargarse su principal competencia en cuestión de tan sólo un par de años.

La desaparición de las cajas de ahorro españolas ha sido, sin duda, uno de los grandes cambios estructurales más relevantes y menos publicitados de los últimos años, a raíz de la última crisis: si bien es cierto que ha permitido drenar uno de los grandes estercoleros de la corrupción regional, también es verdad que ha dejado a gran parte del tejido empresarial “de la España vacía” sin acceso a sus tradicionales fuentes de financiación: ya no existen entidades financieras que toman decisiones en función de los intereses de su región y con conocimiento de la realidad de sus empresarios.

Cuando era niño, mi pueblo de mil habitantes tenía su propio banco (!) y su director venía de vez en cuando a casa para tomarse un café y asegurarse de que mis padres seguirían en condiciones de pagar el crédito hipotecario, pero no pensando en el desahucio, sino para ofrecer alternativas. También recuerdo que un amigo de mis padres, un físico, le presentó un proyecto para desarrollar y fabricar sistemas de control electrónico de flujos en los envasados agrícolas. Convocaron el consejo para la misma tarde (los accionistas-cooperativistas eran los grandes agricultores del pueblo de toda la vida, los primeros interesados en hacerse más eficientes) y esa misma noche tenía el físico el dinero en su cuenta, a cambio del compromiso de hacerse socio de la caja si sus beneficios superaban un determinado nivel. La empresa sigue existiendo y, llevada por los hijos del físico, emplea 150 personas que desarrollan y fabrican sensores electrónicos para instalaciones industriales en todo el mundo. Si su financiación inicial hubiera dependido de un gran banco centralizado, esta empresa jamás se hubiera creado.

A día de hoy este tipo de “nanocajas” se han fusionado para convertirse en “microcajas” y mi pueblo ya ni siquiera tiene oficina bancaria, pero estas entidades siguen siendo extremadamente territoriales, a nivel de comarca. Entre sí forman redes para tener acceso a los necesarios fondos financieros, mantener su credibilidad al ser auditadas para evitar el compadreo local y tener cierta imagen unificada.

Ese conocimiento mutuo entre unas estructuras financieras y el tejido productivo agrícola, industrial y de servicios en una zona han sido una de las claves de éxito del desarrollo económico alemán en el que las grandes multinacionales tienen mucho poder político, pero no penetran en realidad el territorio más allá de sus grandes núcleos de producción, principalmente en el sur del país. Los grandes bancos como el Deutsche y el Commerzbank nunca han tenido impacto ni oficinas en las ciudades pequeñas. Han servido a las multinacionales alemanas y la internacionalización del país, pero nunca a las PYMEs, que, gracias a la descentralización y nula concentración de las redes financieras han podido prosperar de manera igual de descentralizada y que siguen, en gran medida, fieles a “su caja”.

Sería importante replantearse, desde la perspectiva de una economía de bien común, como estructurar un sistema financiero alternativo no especulador, vinculado al tejido productivo real y al servicio de las necesidades de la sociedad de una determinada región. Los “principios Raiffeisen”, de probado éxito durante 150 años (autoayuda, autogestión, autorresponsabilidad) siguen siendo una guía perfectamente válida para nuestros días. Tampoco han desaparecido sus motivos para impulsar el cooperativismo de ahorro y crediticio (preservar a la sociedad de especuladores, políticos-caciques y las instituciones caritativas).

Más información: La entrada en español en la Wikipedia sobre Friedrich Wilhem Raiffeisen no es muy rica pero da alguna pista: https://es.wikipedia.org/wiki/Friedrich_Wilhelm_Raiffeisen   La versión en inglés ofrece más detalles: https://en.wikipedia.org/wiki/Friedrich_Wilhelm_Raiffeisen

Rainer Uphoff, periodista