ASESINADO un MISIONERO ESPAÑOL EN BURKINA FASO

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La Iglesia española está de luto: ayer perdió a uno de sus 20.000 misioneros. Ignacio García, de La Salle, burgalés de 62 años, era director de un colegio en el país africano. Durante más de 40 años, se ha dedicado a la formación de miles de niños y jóvenes africanos. Lamentamos que apenas un periódico nacional haya recogido la noticia del asesinato de este misionero que ha entregado su vida a los empobrecidos (mientras que el cura acusado de abusar menores es noticia en todos los medios de comunicación social)



Fuente: La Razón

La Iglesia española está de luto: ayer perdió a uno de sus 20.000 misioneros. Aunque sucedió el pasado viernes, hasta ayer no se tuvo noticia del suceso. El hermano Ignacio García Alonso, natural de Pedrosa de Río Urbel (Burgos), fue encontrado el día 6 pasado el mediodía en su despacho del colegio que los Hermanos de las Escuelas Cristianas (La Salle) dirigen en Bobo Dioulasso (Burkina Faso). Según la agencia vaticana Fides, «el cuerpo estaba salvajemente masacrado y golpeado varias veces en el cráneo con un machete». Ayer fue enterrado en Toussiana, a 50 kilómetros.

Según ha manifestado a LA RAZÓN el religioso español de La Salle Salvador Ajanguiz, compañero en Burkina Faso del fallecido, al hermano Ignacio García Alonso «lo asesinaron en su despacho del colegio de Tounouma, en Bobo Dioulasso, en donde estaba de director». «Fue hacia las 13:00 horas y nadie vio al asesino», añade. «Ha sido algo tremendo que nadie se esperaba, sobre todo tratándose de un hombre muy sencillo, muy religioso, de una profunda vida espiritual y muy dado a la educación. Un educador ejemplar. El choque ha sido tremendo», subraya.

Según el hermano Ajanguiz, el día del asesinato «los chavales ya se habían marchado a sus casas, el colegio estaba vacío e Ignacio se quedó en su despacho para terminar de arreglar sus asuntos. Los hermanos fueron a comer y, como tardaba, se volvieron al colegio para decirle a Ignacio que era la hora de comer y que dejara de trabajar. Y entonces se encontraron con el cuerpo inerte en medio de un charco de sangre», prosigue.

Según revelaron posteriormente los hermanos de La Salle en España, el asesino fue «el padre de un alumno que no ha podido soportar la expulsión de su hijo del colegio y lo asesinó». Las mismas fuentes han confirmado que el agresor ya ha sido detenido y que se encuentra a disposición judicial.

A los 23 años, el hermano Ignacio abandonó su pueblo natal para marchar a África, donde llevaba 40 años de misionero. Primero trabajó en Marruecos, posteriormente en Nigeria y finalmente en Burkina Faso.

Ayer fue enterrado en el cementerio que los hermanos de La Salle poseen en Toussiana, a 50 kilómetros de Bobo Dioulasso. Al funeral, que se celebró en la catedral, asistió el embajador de España en Costa de Marfil, acreditado también en Burkina Faso, Francisco Elías de Tejada, según ha informado Ep.

Treinta años dando clase

Manos Unidas era una de las ONG de la Iglesia que apoyaban los proyectos del hermano Ignacio. Gabriela Duclean, una de las responsables de proyectos de la asociación en Burkina Faso, estuvo hace apenas dos semanas en el país africano con el religioso. «Era un hombre encantador, que no tenía ningún problema con nadie. Por eso ha sido una sorpresa aún mayor», explica. «Manos Unidas colabora en su colegio en toda la parte técnica, en el taller de manualidades y carpintería», continúa. En la misión de Bobo Diulasso viven dos hermanos de La Salle españoles más y dos novicios, uno de ellos español. «Mucha gente que vivía por la zona había estudiado en la escuela de los misioneros, y muchos habían tenido al hermano Ignacio por profesor, porque llevaba casi treinta años dando clase», añade. El religioso asesinado estaba ahora impulsando el «Proyecto Clima», con el que quería «formar integralmente, durante dos años, a parejas jóvenes con un hijo, para enseñarles a cultivar mejor, aprovechar el clima y alfabetizar a las mujeres».

Sus hermanos de la Comunidad de los Hermanos de Lasalle en Madrid, piden «que el Señor le conceda el descanso merecido», y desean «que su nombre conste en los medios de comunicación como un hombre y un religioso que, durante más de 40 años, se ha dedicado a la formación de miles de niños y jóvenes africanos». El hermano Ignacio siempre quiso quedarse en África.