Aumenta el subdesarrollo

2488

Jose Luis Sampedro:

Hace diez años, al ser objeto mi libro de una reedición, al revisarlo pude comprobar que el escandaloso y amenazador foso entre ricos y pobres no sólo subsistía sino que seguía agrandándose…

Carlos Berzosa: Hace ya casi veinticinco años de la aparición de Conciencia del subdesarrollo de José Luis Sampedro; para mí y para otros compañeros, una obra muy importante para nuestra formación, ya que ponía, sin tapujos, en evidencia una dolorosa realidad. Nos presentó con rigor y eficacia la precaria existencia de la mayor parte de la humanidad, en el mal llamado Tercer Mundo.

“AUMENTA EL SUBDESARROLLO” es un libro de José Luis Sampedro y Carlos Berzosa. Este libro esta formado por dos partes que están escritas con 25 años de diferencia, lo que nos permite comprobar como el hambre ha ido aumentando.

Durante todo el libro se hace una crítica a la economía entendida como ciencia de la riqueza. Si la pobreza es tan evidente ¿cómo es posible seguir defendiendo la economía como ciencia de la riqueza? Si la miseria aplasta a las ¾ partes de la humanidad, el objeto de la economía debe ser la pobreza.

Las afirmaciones que se van haciendo están sustentadas en datos de los organismos internacionales. Y así se puede ver como el empobrecimiento es superior a lo que muestran las cifras, ya que las estadísticas encubren la miseria al repartir por igual la renta per cápita; la realidad nada tiene que ver con una media aritmética.

Se deja muy claro que el subdesarrollo no es un peldaño inferior y transitorio de una escala continua, sino que es la permanente consecuencia del desarrollo y creada además por él.

Sampedro nos explica la estructura del subdesarrollo haciéndonos un relato que titula “la llegada a Sudlandia”, donde vamos viendo los cuatro niveles que le componen: técnico, económico, social y político. Y haciéndonos hincapié en su estructura política. Nos hace un recorrido histórico desde los años 60 , cuando la ONU se plantea el desarrollo mundial, para hacernos ver cómo se han ido dando décadas perdidas para el desarrollo como crecimiento y no como cambio del sistema económico que lo produce.

Sampedro afirma que el desarrollo no consiste en llegar a ser como EE.UU., desarrollo sin una sabiduría humana y solidaria que respete y promocione a la persona.

Carlos Berzosa comienza constatando las previsiones de su maestro 25 años antes. Y reconoce que la toma de conciencia parece haber avanzado, la injusticia se hace cada vez más intolerable, pero también nos dice que la caridad no es suficiente si no nos lleva más allá, al análisis de la realidad, a la búsqueda de las causas que provocan esta situación. Un discurso ético por sí mismo, no basta si no se profundiza en el conocimiento de las estructuras del subdesarrollo y de las relaciones económicas internacionales.

Afirma que la medición del desarrollo sigue siendo falsa, aunque hayan aumentado los criterios (salud, esperanza de vida, educación…). Denuncia las políticas antinatalistas que imponen la esterilización, y que culpan a la demografía de la pobreza. Reconoce en la deuda externa un factor importantísimo para el control de las economías del Sur por el BM y el FMI.

En estos últimos años ha aumentado el poder de los organismos internacionales, imponiendo un liberalismo económico en los años 80 y reforzando con controles militares en los 90. Para los dos autores es decisiva la intervención activa de un número creciente de ciudadanos, que tomando primero conciencia, luego pasen a la acción, y así hagan cambiar el rumbo actual de los acontecimientos.

Sampedro: “Esta claro que sin conciencia se vive más tranquilo. Esta es la actitud de los que no quieren ni sienten los problemas. Las 3/4 partes de la humanidad no viven, al menos su vida, no les permite estar tranquilos.”

 Las características de ese horizonte al que debemos mirar debe seguir una concepción global, cualquier problema se debe afrontar a escala mundial, ya que las soluciones parciales son provisionales y transitorias. Y deben nacer nuevos y humanizadores valores, tras la revolución técnica del S.XVIII ahora toca la revolución de los humanistas.

Durante los 25 años en los que se han elaborado las dos partes de este libro el escandaloso y amenazador foso entre ricos y pobres no sólo subsistía sino que seguía agrandándose

Jose Luis Sampedro:

Si consideramos la gran variedad de culturas e ideologías que conviven sobre nuestro planeta observaremos que una de las actitudes humanas en las que esa diversidad se pone de acuerdo es la de luchar contra lo que llaman el hambre… el subdesarrollo.

Con ánimo de añadir mi gota de agua a tan inmenso caudal de aportaciones, y sentirme siquiera menos cómplice de los más ricos, escribí hace un cuarto de siglo un estudio de divulgación titulado Conciencia del subdesarrollo, a fin de vocear la cuestión en la plaza pública porque me parecía insuficiente la atención prestada al problema.

Problema grave, -escribía yo en el prólogo- porque el mundo subdesarrollado ya no se resigna a ser pasivo campo de aventuras políticas o comerciales… Problema urgente, porque el foso entre ricos y pobres se agranda cada día. Y concluía deseando que mi libro contribuyera, con tantos otros mejores, a hacer que crezcan entre nosotros las raíces de la solidaridad humana, porque ese crecimiento y arraigo es indispensable – pensaba y sigo pensando – en el seno de una cultura técnicamente rica pero con unos sentimientos comunitarios empobrecidos por la adoración del beneficio económico individual y el elogio de la competencia como mecanismo esencial del mercado.

Hace diez años, al ser objeto mi libro de una reedición, al revisarlo para ver si mis afirmaciones necesitaban ser rectificadas, pude comprobar que el escandaloso y amenazador foso entre ricos y pobres no sólo subsistía sino que seguía agrandándose.

En el prólogo nuevo ofrecía este ejemplo, basado en datos del Informe sobre el Desarrollo Mundial 1985 publicado por el Banco Mundial: Si bien es verdad que Etiopía ha elevado su producto bruto anual por habitante desde 60 dólares en 1967 a 120 en 1983, no es menos cierto que en ese tiempo la cifra correspondiente para Estados Unidos ha pasado de 3.670 a 14.110 dólares y, así, mientras el pobre ha duplicado sus ingresos el rico casi los ha cuadriplicado: por un lado continúa el hambre, por el otro aumenta el derroche.

Carlos Berzosa:

Hace ya casi veinticinco años de la aparición de Conciencia del subdesarrollo de José L Sampedro;  Compartimos ambos la preocupación por este problema, seguramente el más grave de todos los económicos, pues su fondo, la insolidaridad dominante en un sistema del individualismo y del lucro, es la clave de otros males relacionados con aquél, como sería el desempleo, por lo que he aceptado su petición con gusto, si cabe aquí esta expresión.

Lo primero que constato es la persistencia del subdesarrollo, de la tremenda e injusta desigualdad entre ricos y pobres, como si nada hubiera pasado en este tiempo, desde la aparición del libro hasta estos días.

Se ha erigido con más fuerza el capitalismo en amo y señor del mundo, a pesar de que la realidad pone de manifiesto que los pobres han aumentado y que la desigualdad internacional se sigue agravando: tras el escaparate de la abundancia existe otro mundo, el subdesarrollado.

La crisis del petróleo, que en los setenta estallara en las manos a los países desarrollados, se desató de un modo virulento, en la década de los ochenta, para los países en desarrollo. El principal detonante fue la crisis de la deuda del año 1982, lo que originó políticas de ajuste económico, preconizadas e impuestas por el FMI y el BM, que tuvieron consecuencias nefastas para estas sociedades, sobre todo en los países africanos e iberoamericanos, produciendo incluso retrocesos.

Desgraciadamente, veinticinco años después, la pretensión de este libro de contribuir a crear conciencia sobre el subdesarrollo, tiene una gran vigencia. Conciencia necesaria para acercarnos a la comprensión de por qué suceden las cosas en este mundo.

Por José Luis Sampedro y Carlos Berzosa