Benigno Ortiz. Militante obrero por fe en Jesucristo

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Soy militante por fe en Jesucristo :: Militante es aquél que cada día desarrolla su espalda para cargar con los problemas de los demás.

Benigno Ortiz nació en Ceceñas (Cantabria) en marzo de 1919 en el seno de una familia muy humilde. Dedicó toda su vida militante a las luchas obreras y a la creación de grupos militantes cristianos. Labor que desarrolló fundamentalmente en Santander y por toda la zona norte de España.


Benigno fue militante de la HOAC desde los años 50. Su vida fue una aplastante prueba de que la fidelidad a Cristo desde los pobres hace el milagro de realizar el hombre que necesita nuestra sociedad.


Desde que afirmó en su vida la militancia cristiana quiso ser profesionalmente peón para ser testigo de Cristo entre los pequeños. Cuando compañeros que se establecieron como industriales y comerciantes le propusieron hacerse socio, se negó, continuando ayudándoles como peón, condición que tuvo hasta su jubilación, próxima a su muerte. Como militante, en el trabajo conoció la persecución, el despido y el abandono de muchos compañeros. La empresa Ferroaleaciones y electrometales S.A. (FYESA) fue durante el franquismo su batalla laboral y en la que salió más castigado que nadie. La persecución le llevó hasta la cárcel.


Estando en la cárcel, los marxistas organizaron las correspondientes sesiones de adoctrinamiento. Él hizo la propuesta de ir todos a condición de que un día se diera marxismo y otro se diera lectura y comentario de Biblia en la capilla de la cárcel. El capellán se lo prohibió. Pidió una Biblia y la trajeron de su casa. El capellán la requisó por si había mensajes secretos.


Sin el nombre de Benigno no se podrá escribir la historia del movimiento obrero cántabro durante la dictadura franquista.


Impulsor incansable del primer bufete laboralista de España, nacido en Santander, en la Plaza del Príncipe 1, en los locales de la HOAC. Estos bufetes serán piezas clave para el resurgimiento del sindicalismo en España, décadas antes de que lo hiciera el Partido Comunista. Fue de los primeros militantes de CC.OO., cuando se reunían aparentando pescar en botes, en medio de la bahía de Santander, hasta que descubrió que esta organización servía como correa de transmisión al PCE.


Tuvo que pasar por el Tribunal de Orden Público como consecuencia de su militancia obrera cristiana. El empresariado cántabro lo expulsó de FYESA y lo incluyó en sus listas negras para que no consiguiera trabajo en la región. Padre de tres hijos, fue perseguido y procesado por el franquismo, por cumplir con el mandamiento evangélico de servir a los más empobrecidos.


Cuando en los años sesenta sobreviene la crisis del apostolado laico, forma parte del primer grupo que lanza la editorial ZYX. Figuró siempre en el sector militante defendiendo siempre lo apostólico frente a la manipulación de lo político, lo que le lleva a un trato de extrema dureza con alguno de sus amigos. Encarnó con toda radicalidad una fe vivificadora de toda la vida del creyente, y nunca la sometió a intereses de grupo. La Iglesia fue para él y su mujer algo que merecía la vida, toda la vida, sin que tuviera complejo de ningún tipo en esta cuestión. Militó en el Movimiento Obrero Autogestionario, Unión Sindical Obrera y Colectivo Cultural Autogestionario. Nunca creyó que pudiera haber fidelidad a los pobres desde organizaciones burocratizadas. La muerte le encontró trabajando en el lanzamiento del Movimiento Cultural Cristiano.


El 11 de Noviembre de 1981, murió. Pasaba a gozar del Padre un militante que intentó ser siempre fiel a Cristo y a su Iglesia. Su fuerte vida militante fue posible porque su esposa, Mª Jesús, formó con él un matrimonio de los que por amor se da el uno al otro a fondo perdido y Cristo se hace compañero de sus vidas. Ella, desde el trabajo más sacrificado, le acompañó en todas sus tareas militantes. Sus grandes amigos la recuerdan a la puerta de la cárcel de Santander. Estaban presos Benigno y su hija y cuando preguntaron a Mari por su situación, ella contestó Estoy sufriendo más que nunca. Y no volvió a quejarse. Mari forma parte de esta legión de millones de madres cristianas que se dieron a fondo perdido.


Sus hijos recuerdan a un hombre bueno y que fue honrado consigo mismo y con los demás, viviendo comprometido con el ideal de Cristo y la fidelidad a los pobres, que en la España que le tocó vivir era la clase obrera.

 





Soy militante por fe en Jesucristo (…) Militante es aquél que cada día desarrolla su espalda para cargar con los problemas de los demás.


Benigno Ortiz


 Del libro: Militantes Obreros. Semblanzas
(Ed. Voz de los sin Voz)