CARTA al Sr. NESTOR KIRCHNER desde la CLAUSURA

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Carta de la dominica Lucía Caram al presidente argentino desde el Convento de Santa Clara. Manresa (Barcelona). Señor Presidente, los argentinos hemos llegado al limite de la tristeza, y el pueblo ya no puede más, y por lo mismo, no puede correr el riesgo de que su gestión fracase, volviendo otra vez el desengaño y el abatimiento…


Por Lucía Carám

Señor Presidente de los argentinos:

Me atrevo a escribirle segura de que soy portavoz de la inmensa mayoría de los 80.0000 o 120.000 argentinos que permanecen en España, sin permiso de residencia, y también en nombre de los miles, que aunque tienen su situación legal solucionada, han tenido que emigrar de Argentina por el caos, la falta de garantías institucionales y personales, y la imposibilidad de subsistir dignamente, con el agravante y la desesperación de no vislumbrar un cambio y una mejora a la situación del país, uno de los más ricos del mundo, y sin duda, uno de los más empobrecidos (…) Argentina, padece desde hace 20 años una democracia, que no es más que una prolongación de la dictadura militar, que desde 1976 se cernió como una sombra tenebrosa sobre los hogares argentinos, sembrando el pánico y la opresión en un sistema en el que se vivía una guerra sin cuartel.

La pesadilla, la guerra, la agonía y la muerte de mi pueblo, Señor Presidente, no han terminado, y usted bien lo sabe. La falta de seguridad, la privación del derecho fundamental al trabajo, a la educación, a la alimentación; la imposibilidad de acceder a la vivienda y a gozar de garantías de los derechos de cualquier ser humano, y un largo y penoso etc., cuya dra-mática expresión es la muerte de cientos de miles de niños a causa de la desnutrición, los secuestros y asaltos cotidianos, siguen siendo el pan nuestro de cada día de la inmensa mayoría de los argentinos; (…)


En Tucumán se habla de 27.000 niños hambrientos. Mientras tanto el Gobernador, se vale demagógicamente de unos cuantos niños desnutridos y pobres a los que invita, por una noche, -la de Navidad- a un banquete en la Casa de Gobierno, recinto que diariamente es testigo de despilfarro y festejos individuales, porque el Pueblo, no celebra ni comparte los triunfos de la carroña de sus gobernantes

Le escribo con angustia, porque desde mi Monasterio, contemplo diariamente cómo mi pueblo sigue estando literalmente esclavizado, por una casta de políticos que se perpetúan año tras año en el poder, y a los que usted, ha dado y da su apoyo, aunque tengo la esperanza de que no comulgue con sus fraudes, métodos y ambiciones. Tengo que decirle con dolor, que la astucia y la perversidad de sus colegas políticos, ha llegado a consolidarse como una mafia de la que me temo ni usted mismo se podrá librar fácilmente, (…) repase las listas y vea los rostros del Senado de la Nación y de las legislaturas provincia-les con los respectivos cargos de gobierno: Todo sigue igual, y si hay algún cambio o novedad en los escaños, tiene la «triste coincidencia» de ser una herencia de familia, ya que las bancas, parece que se heredan de padres a hijos, y se extienden a sobrinos y amiguetes afines.

Señor Presidente, los argentinos hemos llegado al limite de la tristeza, y el pueblo ya no puede más, y por lo mismo, no puede correr el riesgo de que su gestión fracase, volviendo otra vez el desengaño y el abatimiento. Por eso, le pido y le suplico, que no dé tregua a la terca esperanza de su pueblo y de mi pueblo. Sé que los cambios no serán fáciles, y que los frutos serán tardíos, por lo mismo, no le pido milagros, en los que, por otra parte, no creo cuando si trata de política. Sí le pido, con el derecho que me da el ser argentina, y le exijo, que se sacuda de las mafias que merodean a su alrededor buscando beneficiarse de alguna tajada de poder y privilegio; que termine con el caciquismo de los traidores de la Patria y los oportunistas de turno, y que gestione el desarrollo de País con transparencia y manos limpias.

En Tucumán se habla de 27.000 niños desnutridos, de 25.000 que trabajan mientras sus padre están en el paro, y de 300.000 casos de niños con parásitos intestinales; así mismo, las carreteras son sistemáticamente cortadas por piqueteros que cobra peaje obligatorio a los conductores, mientras los guardianes del orden son testigos presenciales y cómplices de este delito reiterado y público. Mientras tanto el Gobernador, que llegó a su cargo comprando los votos con bolsones de alimentos, y cuyas imágenes quedaron grabadas y retratadas en los medios de comunicación, se hace el ofendido cuando se le exige transparencia, y presume de una honestidad no probada mientras hace alarde de una prepotencia que en poco o nada se diferencia del estilo totalitario y déspota de Bussi y de sus pares del proceso. En medio del drama de mi pueblo, este señor hace ostentación de una sensibilidad social que no tiene, valiéndose demagógicamente de unos cuantos niños desnutridos y pobres a los que invita, por una noche, -la de Navidad- a un banquete en la Casa de Gobierno, recinto que diariamente es testigo de despilfarro y festejos individuales, porque el Pueblo, no celebra ni comparte los triunfos de la carroña de sus gobernantes.

Lucía Caram
Dominica. Convento de Santa Clara. Manresa (Barcelona)