En el centenario de Sabino Arana traemos esta interesante entrevista del escritor vasco Iñaki Ezquerra: Tengo 46 años, nací en Bilbao y allí vivo. He escrito poesía, novela y ensayo, y colaboro en la prensa. Estoy casado hace 13 años, y sin hijos. Soy socialdemócrata (superé mi fase nacionalista de jovencito). Soy agnóstico. Lo que sucede en el País Vasco deriva del pensamiento del fundador del PNV, el puritano Sabino Arana: sólo odiaba y odiaba…"»Para Arzalluz, ser mejor es ser más nacionalista»
ENTREVISTA A IÑAKI EZKERRA, ESCRITOR
Tengo 46 años, nací en Bilbao y allí vivo. He escrito poesía, novela y ensayo, y colaboro en la prensa. Estoy casado hace 13 años, y sin hijos. Soy socialdemócrata (superé mi fase nacionalista de jovencito). Soy agnóstico. Lo que sucede en el País Vasco deriva del pensamiento del fundador del PNV, el puritano Sabino Arana: sólo odiaba y odiaba.
Fuente: La Vanguardia.
VÍCTOR–M. AMELA – 01/12/2003
-¿Quién fue Sabino Arana?
–Un bilbaíno muerto hace ahora un siglo, en 1903, mojigato, ñoño y catolicorro, y que en sus breves 38 años de vida llegó al odio racial por la vía del puritanismo. Y sobre esos sentimientos fundó el Partido Nacionalista Vasco (PNV).
–¿Por qué «por la vía del puritanismo»?
–He llegado a esa conclusión tras estudiar cómo un católico como él pudo llegar a odiar tanto: Arana era un integrista católico… que proyectó todas sus represiones íntimas sobre el «maketo» (español), odiándolas en él.
–¿Un mecanismo de proyección de miedos?
–Cuando Arana dice: «El español hace gestos femeninos, parece un torerito», ¿no parece casi una fantasía erótica?: Arana proyecta en el «maketo» todos sus ascos y renuncias.
–Defíname políticamente a Sabino Arana.
–Era antiliberal, antidemócrata, xenófobo, racista, misógino, violento y totalitario.
–Deme pruebas de todo: de antiliberal.
–Lo escribe literalmente: «¡Odio el liberalismo!». ¡Vamos, igual que José Antonio! José Antonio se llamaba cierta avenida de Bilbao.., ¡llamada hoy Sabino Arana! A veces me confundo y digo «José Antonio Arana».
–Tilda de fascista a Sabino Arana, pues.
–Sí. Hanna Arendt ya diagnosticó el fascismo como «radicalización de la burguesía».
–Sigamos: antidemócrata me decía…
–Sí, y él lo ejemplifica así: «En pueblos tan degenerados como el ‘maketo’ resulta el sufragio un crimen, un suicidio».
–Suena a cateta broma racista…
–¡Comparó a los españoles con simios! Tiene escritas cientos de páginas racistas, ¡cientos! Hitler escribió tres o cuatro en «Mein Kampf», pero Sabino Arana… ¡cientos!
–Escójame alguna perla de esas páginas.
–Escribió: «Nuestra raza es singular por sus bellas cualidades, pero más singular aún por no tener ningún punto de contacto o fraternidad ni con la raza española, ni con…»
–Vale, vale.
–O esto: «El vizcaíno no vale para servir, ha nacido para ser señor; ¡el español ha nacido para ser lacayo y siervo!». O esto otro: «El aseo del vizcaíno es proverbial; el español apenas se lava una vez en su vida».
–Arana era xenófobo en general, me dice.
–¡Arana considera «exterminio» del pueblo vasco todo matrimonio con foráneos! O sea, el mestizaje. Y también escribe: «Si las costumbres de nuestro Pueblo han degenerado en esta época, débese sin duda a la espantosa invasión de los ‘maketos’, que traen consigo la blasfemia y la inmoralidad».
–Esto liga con lo del integrismo católico…
–El PNV es hijo del integrismo: su lema es «Dios y leyes viejas». Tipo Hezbollah… ¡El mayor pecado no es ya matar, sino la nación no conseguida! Ser mejor es ser cada vez más nacionalista… Así piensan Arzalluz o el obispo Uriarte: en pleno funeral de López de Lacalle…, ¡pidió el acercamiento de presos! Para él, ETA castiga como Dios, ¡ETA es Dios!
–Volvamos a Sabino Arana: misógino…
–»La mujer es vana, superficial, egoísta, tiene en sumo grado todas las debilidades propias de la naturaleza humana…» ¿Sigo?
–No. ¿Y ya saben todo esto los del PNV?
–La mayoría, no. Algunos sí y les da igual. Y otros sí y lo esconden… Mitifican la figura de Arana y ocultan sus obras. ¡El PNV debería agradecerme que yo la divulgue!, ¿no?
–Son barbaridades, pero de otra época.
–Una época… en la que los catalanes negocian para tener presencia en España, ¡y Arana se burla y los desprecia por actuar así!
–Sabino Arana no era pactista, vaya…
–¡Era un violento! Dijo: «La gente amiga de la paz es la mayor enemiga del Pueblo Vasco: les aterra el oír que a los maestros ‘maketos’ se les debe despachar de los pueblos a pedradas. ¡Ah, gente amiga de la paz!»
–Buf, menudo angelito…
–¿Lo ve? «Nosotros odiamos a España con toda nuestra alma», escribe. ¡Entrar en el pensamiento de Sabino Arana es entender todo lo que ha pasado después en el País Vasco!
–¿Los crímenes de ETA?
–Hubo incrustaciones marxistas, sí, y el estímulo de la represión franquista, sí…, ¡pero, aun sin todo eso, ETA estaba ya en Sabino Arana, en su totalitarismo, en su paranoia!
–¿En qué sentido dice lo de paranoia?
–El nacionalista es como ese fascista de viñeta que no goza de la compañía de su novia… ¡porque está pendiente de quiénes la miran! Incapaz de cariño, sensualidad, es incapaz de amar: sólo sabe desconfiar, ¡odiar!
–Pero un nacionalista sí ama a su tierra…
–No. No sabe, no sabe quedarse a solas con ella, amarla sensualmente: sólo ve enemigos. Unamuno y Baroja son quienes han escrito palabras más bellas, hondas y sentidas sobre el País Vasco, pero que no fuesen nacionalistas… ¡es incomprensible para el PNV!
–Tengo claro que no es usted nacionalista.
–Lo fui un rato, de joven, pero fue una fa-se que superé. Al final de cada verbena se tenía que cantar el «Eusko gudariak» y un día en que me vi cantándolo borracho y con la bragueta abierta… decidí que no: dejé el nacionalismo, dejé atrás la tentación totalitaria.
–¿Qué le diría a Ibarretxe?
–»Vaya plan». Y le recordaría el modelo vasco que Arana ansiaba: «¡Fuera pobre Vizcaya y no tuviera más que campos y ganado, y así viviríamos todos patriotas y felices!».
–Bucólico sí es, ¡reconózcalo!
–¡Que tomen nota los empresarios! Ah, y si se diese esa pobreza…, ¿quiénes serían los primeros en pagar el pato? ¡Los López, claro!
–Usted es un Ezkerra…
–En 1963, con 6 años, ¡en mi escuela se podía estudiar euskera!: de 100 alumnos, ¿sabe cuántos estábamos apuntados? ¡Tres! Seguro que los otros son hoy burócratas vascos…