Con China, nos callamos

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Estamos viendo estos días las airadas protestas que llegan desde diversos ámbitos (gobiernos, ONG, colectivos,…) a China…
Protestas por la situación a la que este país tiene sometido al pueblo tibetano desde hace años. Se amenaza con el boicot a sus Juegos Olímpicos, se hacen enérgicas llamadas para liberar al Tíbet, es noticia todos los días… Pero es necesario ver más allá:

         – Comerciamos y estrechamos lazos y manos con China desde hace ya muchos años y a casi nadie le ha importado la situación de sometimiento del Tíbet. Esos mismos que hoy protestan y salen a la calle, y proclaman comunicados, firman suculentos acuerdos comerciales con China, la misma China que aplasta al Tíbet.


         – Esos mismos que hoy jalean, silencian la explotación / esclavitud laboral de adultos y niños (algunas notas dramáticas han salpicado la prensa) en su propio país para fabricar productos baratos que luego todos compramos aquí, en sus tiendas de chinos, a precios irrisorios. La esclavitud nos cuesta barata. ¿Dónde dejamos nuestras protestas cuando cruzamos el umbral de cualquiera de sus tiendas? ¿Dónde dejamos nuestra vergüenza?


         – El expolio, la explotación y esclavitud a la que tiene sometido al continente africano es salvaje. China es un depredador más en busca de recursos, no importa el coste. Así acaba con la industria local (Suráfrica), apoya a impresentables dictadores (Zimbabue), aporta armas en interminables guerras (Chad-Sudán), mantiene esclavos en sus grandes proyectos (Sudán), asesina impunemente a mineros (Zambia)…. ¿Dónde están los defensores de estos países? ¿Quién ha pedido el boicot a los Juegos Olímpicos por el aplastamiento de estos pueblos?


         Ante estos crímenes, los que hoy gritan y protestan, el resto de los días callan y estrechan la mano, el negocio es el negocio. Los mismos que hoy gritan por el Tíbet, ¿por qué no lo hacen todos los días por todas las víctimas?


Hagamos del 16 de abril (Día Internacional contra la Esclavitud Infantil), un grito que inunde el planeta contra todo tipo de esclavitud, y cuyo eco permanezca firme todos los días del año.