CONOCER NUESTRA HISTORIA

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… no es de extrañar que Antonio Gutiérrez dijese, cuando aun era secretario general de Comisiones Obreras, que este sindicato es inexplicable sin los cristianos desde su nacimiento.

Por Juan Manuel González.

Ahora que la llamada «izquierda oficial» tanto habla de la Memoria Histórica con el objetivo de hacer un reconocimiento público de las personas que durante la dictadura franquista sufrieron persecución por causa de sus ideas, conviene que esta sociedad tan «desmemoriada» no permita que se deje en el olvido –por puro sectarismo- a aquellos militantes obreros cristianos que ya en la década de 1940 hicieron posible los puentes que impidieron la separación y el abismo entre vencedores y vencidos que la Guerra civil española había generado.

Militantes cristianos que también fueron perseguidos y represaliados por la dictadura franquista porque con su lucha, dieron un testimonio en defensa de la dignidad, de la justicia y de los derechos de la clase obrera que esta reconoció como propio de ella.

También es inexplicable la transición española -el paso del franquismo a la democracia- sin tener en cuenta la procedencia y los orígenes en donde se formaron políticamente la mayoría de los hombres y mujeres que la llevaron a cabo. No se puede explicar esta transición sin las decenas de organizaciones apostólicas que, hijas en gran parte de estos militantes obreros cristianos y amparadas por la Iglesia a través de la Acción Católica y de las diversas ordenes religiosas, promocionaron y formaron sociopoliticamente a estos hombres y mujeres.

Es por ello que cuando el PSOE habla de memoria histórica y calla que él se marchó de vacaciones una vez acabada la Guerra civil hasta la década de 1970, nos sentimos con el deber y el derecho a decirle que la promoción y formación de militantes que el PSOE no hizo –porque se había marchado de vacaciones- lo hizo de una manera fundamental la Iglesia española a través de las organizaciones apostólicas que estos militantes obreros cristianos pusieron en marcha. Por ello no es de extrañar que Antonio Gutiérrez dijese, cuando aun era secretario general de Comisiones Obreras, que este sindicato es inexplicable sin los cristianos desde su nacimiento.

La sociedad no debe olvidar a estos militantes obreros cristianos, porque sin ellos y sin su testimonio y entrega de vida para la promoción de militantes, no habría sido posible la forma en que se produjo el paso de la dictadura a la democracia en España, ni sería posible la existencia de la mayoría de las organizaciones sociales, políticas, culturales y económicas tal como las conocemos hoy día.

Pero si la sociedad no debe olvidar a estos militantes obreros cristianos, la Iglesia tampoco, porque fue ella la que les llamó para que además de reconstruir los puentes de unión entre la clase obrera y la Iglesia –rotos por una guerra entre hermanos- fuesen testimonio de vida que manifestase a la sociedad que es falso y por tanto debía de romperse la identificación de la derecha con la Iglesia. Ellos prestaron también este gran servicio a la Iglesia y de este testimonio surgieron infinidad de realizaciones y experiencias asociativas de pobres que en forma de cooperativas, bufetes laboralistas, editoriales, así como de organizaciones de todo tipo, rompieron esa identificación de la Iglesia con la derecha.


Uno de estos militantes cristianos que desde el primer momento, allá por 1945 y con apenas 21 años, estuvo presente en estos acontecimientos fue Julián Gómez del Castillo fallecido el pasado mes de octubre y con toda seguridad uno de los últimos de ese grupo de militantes obreros cristianos a los que la historia de España de la segunda mitad del siglo XX, tanto sociopolítica como eclesialmente hablando, deberá tener muy presente. La historia de España de los últimos sesenta años no puede ser entendida sin tener presente la vida y las obras que han puesto en marcha los militantes obreros cristianos que como Julián han entregado su vida a la lucha solidaria.

GRACIAS, JULIÁN, POR TU VIDA.