Crece la injusticia en nuestro país

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Después de muchos años de hablar de crecimiento económico en España, lo que verdaderamente ha crecido ha sido la diferencia entre ricos y pobres.
A finales de octubre se presentó el VI informe FOESSA sobre exclusión y desarrollo social realizado por Cáritas. Recoge los cambios más importantes habidos desde la realización del V informe FOESSA en 1994. Su principal conclusión es que ha aumentado la diferencia entre los ricos y los pobres. Esto ha sucedido a nivel mundial y en España. Después de muchos años de hablar de crecimiento económico en España, lo que verdaderamente ha crecido ha sido la diferencia entre ricos y pobres. El crecimiento económico de estos años no ha supuesto una disminución de la injusticia porque se ha hecho en base a un modelo que ha utilizado mano de obra barata (inmigrante en su mayoría), en la explotación laboral que ha supuesto la precarización de las condiciones de trabajo.      

            En estos años ha habido tres millones de trabajadores sin posibilidades de salir del círculo de la precariedad. Son los primeros en ser enviados al paro cuando la crisis arrecia. Durante los años de «bonanza económica» el 13% de los trabajadores a tiempo completo se hallaban en situación de pobreza. Por otra parte en todo este tiempo han crecido también los impuestos indirectos, que afectan a todos los ciudadanos por igual,  mientras bajaban los directos, que deben hacer pagar más al que más posee. Hay que tener en cuenta que el informe recoge datos de los años 1994 a 2008. De esos 14 años, seis han sido de gobierno de un partido que dice que es socialista, esto es que se supone que uno de sus objetivos es acabar con la desigualdad, pues bien, el crecimiento de la desigualdad  ha sido indistinto con gobiernos del PP y del PSOE.


            A lo largo del informe se ha hablado de la importancia de la familia. Y se han dado algunos datos interesantes: los pobres valoran la familia, dan una valoración más positiva que el resto de la sociedad al hecho de tener hijos, es la mayor fuente de solidaridad en momentos de crisis como el actual. El debilitamiento de la familia como núcleo solidario, el ensalzamiento de la familia monoparental que ha hecho la progresía estos años atrás ha debilitado al pueblo frente al poder político, económico… Han allanado el camino al poder. Y eso lo vemos claramente ahora, cuando en tiempos de crisis se alzan voces para pedir más intervención del Estado en la vida cotidiana de la sociedad, en las escuelas, en la «conciliación de la vida familiar y laboral», en las ayudas económicas ante la crisis…


            Sorprendentemente el estudio no ha recogido datos de los niños que se ven forzados a trabajar en nuestro país, pero sabemos que esa realidad existe. De hecho lo natural es pensar que ha crecido, ya que durante estos años ha crecido la explotación laboral, la inmigración (incluida la llamada «ilegal»), la subcontratación… Esa ha sido una laguna del informe que debe completarse cuanto antes.


            En relación con la infancia ha habido otros estudios interesantes sobre la realidad de soledad en la que viven muchos niños en España. Por ejemplo el 26% de los niños afirman que se sienten solos en casa. Cuando a los niños a los que se les pregunta son inmigrantes la cifra se eleva al 40%.


            Ante este panorama ha sido llamativo que una de las respuestas de las que se hablaba hace años, el voluntariado, hoy se encuentre en crisis. La mayoría de los voluntarios son personas mayores, prejubilados, pensionistas, etc…


Parece que los jóvenes se han desenganchado del voluntariado. Pero lo más interesante es la razón por la que se alejan del voluntariado, que no es otra que el que es identificado como conservador, como inútil para transformar la sociedad. Pese a los intentos desesperados por resucitar el voluntariado no parece que éste sea una respuesta adecuada a los problemas que atraviesa nuestro mundo. El voluntariado se puso de moda para difuminar los restos de espíritu asociativo militante que quedaban en la sociedad española. Recuperar el espíritu militante y solidario en la sociedad española es la primera tarea a realizar.