De las bananeras a las carboneras

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Que no se repitan las masacres continuadas de las bananeras en el caso de las carboneras y que el gobierno colombiano acabe con sus políticas de entrega de nuestras riquezas a los pulpos multinacionales del banano y el carbón.

Se impulsó en la reciente conmemoración de los 80 años de la lucha de los trabajadores y de rechazo a nefasta masacre en las bananeras, propiciar una coincidencia unificada entre la memoria nacional y la memoria histórica, sobre estos acontecimientos cruciales, para comprender mejor el presente y orientar patrióticamente nuestros esfuerzos para que no se repitan hoy y en el futuro, los errores del pasado.

Queda claro para el país y el mundo, en el caso de las bananeras, que las transnacionales (Chiquita Brands, Dole Standard Fruit Co. y Del Monte Corporation) se quedan con el 88.5% del producto bananero.





Con el libre comercio y la globalización, los pulpos internacionales, quieren que esa distribución del ponqué bananero sea mucho más favorable a sus intereses, Su estrategia neoliberal es propiciar el enfrentamiento entre los productores nacionales y sus trabajadores. Los saqueadores extranjeros, incrementan sus ganancias con el control del mercado mundial, incluido el mercado al detal.


A los cultivadores nacionales les queda el 9.5% y a los trabajadores el pírrico 2%. Las masacres del Magdalena y Urabá, directamente o por inanición, van paralelas con el cada vez mayor enriquecimiento de las empresas de EE.UU. y el mayor empobrecimiento de productores y trabajadores nacionales del sector.

Expanden la producción con créditos a los productores y le compran al que más barato les venda.

En el caso de las carboneras se presentan enormes similitudes. Unas pocas transnacionales (Drummond, BHP Billinton, PLC Anglo-American, Glencore y Xstrata) se apoderan de nuestras minas en El Cerrejón, en la Guajira, en la Jagua y en La Loma en el César, entre otras, con el beneplácito del Gobierno para hacer lo mismo que en las bananeras.

Con la desregulación neoliberal, es decir, sin el control del Gobierno Colombiano, reportan exportaciones de 55 millones de toneladas de carbón en el 2006, de 70 millones de toneladas en el 2007 y se aproximan aceleradamente a los 100 millones de toneladas en el 2008.

Dejan unas migajas de regalías que oscilan entre el 5% y el 10%, para un promedio del 9% del valor del saqueo carbonero. Es decir, a las transnacionales de EE.UU. y Suiza les queda un 91%. Más alto que el 88.5% en el caso de las bananeras.

Prodeco (Glencore) ha dilatado desde 1999, las negociaciones de 5 pliegos de peticiones de los trabajadores agrupados en Sintramienergética.

A pesar de la aprobación de las conciliaciones por parte de la Corte Suprema de Justicia imponen su Ley de no pago de los aumentos de 2006, 2007 y 2008, de los salarios más bajos del mundo del riesgoso trabajo en las carboneras.

Los trabajadores de SintraCarbón negocian un pliego petitorio con Carbones de El Cerrejón (BHP Billinton, PLC AngloAmerican y Xstrata) en el cual incluyen sus reivindicaciones, las de miles de trabajadores vinculados con tercerias (como con los trabajadores bananeros y de la caña) y con reclamaciones justas por los perjuicios ambientales a comunidades como las de Tabaquitos, Roche, Chanqleta y Patilla en la Guajira. La dilación sigue el ejemplo de Prodeco, para que sigan intactas o se incrementen sus inmensas ganancias.

Y como si fuera poco, la Drummond, anuncia la continuidad de la superexplotación del gas, con el yacimiento más grande del mundo, encontrado en los huecos que nos quedan del saqueo de los carbones del César.

Todo con el beneplácito del Gobierno y la aplicación anticipada del TLC impuesto por EE.UU. al Gobierno Colombiano. Para eso es el TLC que el Presidente Uribe y su equipo entreguista de Gobierno quieren con EE.UU.

Que no se repitan las masacres continuadas de las bananeras en el caso de las carboneras y que el gobierno colombiano acabe con sus políticas de entrega de nuestras riquezas a los pulpos multinacionales del banano y el carbón.