El día de San Valentín (14 de febrero), los minoristas de diamantes promocionan su producto como símbolo máximo de amor y devoción, pero, según Amnistía Internacional, los consumidores pueden esperar pocas garantías de que sus diamantes no son producto de la guerra y de violaciones de derechos humanos.
Martes 15 de febrero de 2005
Amnistia Internacional
Un estudio realizado entre minoristas y distribuidores de diamantes en Australia y en seis países europeos ha concluido que menos de una de cada cinco empresas estudiadas puede explicar de forma satisfactoria su política para impedir el comercio de diamantes procedentes de zonas en conflicto.
Los decepcionantes resultados se producen más de dos años después de que el sector del diamante se comprometiera a establecer un sistema de autorregulación que incluyera la emisión de garantías escritas y la aplicación de un código de conducta en apoyo del Sistema de Certificación del Proceso de Kimberley.
Alessandra Masci, de Amnistía Internacional, ha declarado: «El comercio de diamantes procedentes de zonas en conflicto de países como Angola, la República Democrática del Congo, Liberia y Sierra Leona ya ha causado la destrucción de naciones y se ha cobrado millones de vidas. Sin embargo, la respuesta de algunas empresas ha sido: «a nosotros no nos concierne, hay cosas más importantes en la vida».
Entre julio y diciembre de 2004, Amnistía Internacional envió cartas y cuestionarios a minoristas de diamantes de Australia, Alemania, Bélgica, Francia, Italia, los Países Bajos y Suiza.
De las 291 empresas a las que se enviaron peticiones para que proporcionaran información escrita sobre sus políticas, el 68 por ciento no respondió. De las 94 empresas que respondieron:
- El 63 por ciento (59 de 94) admitieron no tener política alguna sobre los diamantes de zonas en conflicto.
- Sólo el 36 por ciento manifestó tener una política para prevenir el comercio con diamantes de zonas en conflicto. Sin embargo, el 76 por ciento (26 de 34) de las empresas que dijeron tener una política no facilitaron detalles adecuados sobre cómo se está aplicando el sistema de garantías ni sobre qué normas, procedimientos y medidas de auditoría aplican para respaldarlo.
- El 57 por ciento dijo que nunca o rara vez pedía a sus suministradores garantías de que sus diamantes no procedían de zonas en conflicto.
- Menos de un 20 por ciento proporcionaba por norma una garantía a sus clientes.
Este estudio vino precedido por el llevado a cabo el pasado verano en Reino Unido y Estados Unidos y muestra que el sector del diamante en Europa y Australia está todavía más retrasado que el del Reino Unido y Estados Unidos en su respuesta general y en su aplicación de la política de autorregulación. Los resultados ponen de manifiesto la necesidad urgente de una mayor supervisión gubernamental del sistema autorregulatorio del sector del diamante. En particular, los gobiernos deben llevar a cabo auditorías e inspecciones rigurosas de las empresas de diamantes para garantizar que el sector del diamante ejerce su autorregulación y, lo que es más importante, que dicha autorregulación efectivamente detiene el comercio de diamantes de zonas en conflicto.
Los consumidores también pueden desempeñar un importante papel presionando a los minoristas del diamante para que cumplan los compromisos de combatir el comercio de diamantes de zonas en conflicto. El día de San Valentín es una fecha importante para que planteen esta cuestión. Cuando compren diamantes, los consumidores deben pedir garantías por escrito que demuestren que los diamantes que están adquiriendo no proceden de zonas en conflicto y, por lo tanto, no contribuyen a que se cometan abusos contra los derechos humanos.
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