El 4% de los estudiantes de secundaria ha probado drogas sintéticas

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Cada vez más accesibles en los mercados internacionales la drogas sintéticas se van imponiendo en el consumo de los más jóvenes. El 3,9% de los estudiantes de secundaria (entre 14 y 18 años) ha probado drogas sintéticas según las encuestas que el Plan Nacional Sobre Drogas presenta cada dos años en colegios e institutos.

En la última, elaborada en 2013, la proporción de varones consumidores en esas edades duplica a la de mujeres —5,2% frente a 2,6%—. La prevalencia aumenta a medida que cumplen años: en los jóvenes de 17 años el consumo llega al 5,1%. Y en los de 18 sube hasta el 7,3%. A los 14, son el 1,4%. Es en el grupo de 25 a 34 años donde está el mayor porcentaje de destinatarios de estas sustancias, asociadas a entornos de ocio como festivales de música y otros eventos.

Los técnicos del Plan Nacional señala a estos usuarios como grupo de riesgo por su policonsumo. Antes de llegar a las sintéticas, han consumido otras, legales e ilegales. España está aún lejos del auge que tienen estas nuevas drogas en Reino Unido, Irlanda, Eslovenia o Eslovaquia.

En EEUU también se imponen

La droga 2C-I-NBOMe (también conocida como 25I-NBOMe) y 2C-C-NBOMe son drogas sintéticas o de diseño, sustancias químicas diseñadas para imitar el efecto de la droga prohibida LSD.

Estas drogas sintéticas o de diseño son tan potentes que una dosis del tamaño de unos cuantos granos de sal puede ser suficiente para experimentar los efectos de la sustancia.

En los últimos cuatro años, más de 300 drogas sintéticas o de diseño con nombres como Spice, N-bombe y K2, han inundado los Estados Unidos.

«Estas drogas están siendo comercializadas y vendidas como alternativas legales a la marihuana, la cocaína, la metanfetamina y la heroína», dijo John Scherbenske de la DEA.

A medida que los estados y el gobierno federal se apresuran a «controlar» o prohibir los compuestos químicos, los fabricantes se mantienen un paso adelante de la ley, al cambiar constantemente la composición química de las drogas.

Fuente: El País y CNN