El gobierno de Zimbabwe, ofrece las Cataratas Victoria a Disney

2372

El nuevo Gabinete de Zimbabwe, liderado por su presidente, Robert Mugabe, ha comenzado su andadura al frente del Gobierno con un plan para su mayor reserva natural: “Queremos construir un Disney World en Cataratas Victoria”. Casinos, hoteles y paraíso fiscal son los acompañantes del proyecto.

Según el Ejecutivo, “se han reservado ya 1.200 hectáreas junto a las Cataratas Victoria y cerca del aeropuerto internacional de la localidad, la más turística del país”. Además, Mzembi ha aclarado que “se crearán hoteles, casinos y una zona franca de bancos donde incluso la gente que vive en Zimbabue podrá abrir una cuenta”. Dicho de otra manera, junto al Pato Donald se pretende crear un paraíso fiscal.

El presupuesto del Gobierno para este gigante africano del divertimento y las finanzas es de 300 millones de dólares.

El problema de este proyecto, que se intenta realizar en una de las economías más hundidas de África tras una década en la que la inflación llegó a provocar la caída de su propia moneda (se usan dólares, rands y el trueque como formas de pago ), es que choca frontalmente con el antimperialismo del que tanto presume su actual presidente.

Recientemente, Mugabe, de 89 años, ha anunciado que “estudiaba prohibir el color blanco”, que “las compañías que operen en su país deben estar participadas mayoritariamente por gente local” y que “Estados Unidos y Gran Bretaña recibirán un ojo por ojo si se pone en duda su triunfo electoral o persisten las sanciones”.

Pero el marco del país es el siguiente:

La esperanza de vida al nacer son 52 años. Además el país tiene varias ciudades, incluida la segunda más grande, Bulawayo, con cortes de agua constante, un casi inexistente servicio sanitario en algunas zonas y desabastecimiento de alimentos.

Recientemente el Programa Mundial de Alimentos de la ONU (PMA) dijo que se estima que 2,2 millones de personas – un cuarto de la población rural – necesitarán ayuda alimentaria durante el período previo a la cosecha a principios de 2014. Este es el nivel más alto desde principios de 2009, cuando más de la mitad de la población pasó hambre.

Los recuerdos y efectos de una gran inflación y de hambre de 2009 están todavía presentes en una sociedad aplastada.

Fuente: El mundo.es / Expansión