El hambre y el G-20

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Desde hace más de dos años que se lleva hablando de crisis las cifras que se están manejando de ayudas de los Estados a los bancos y otras entidades financieras producen mareos. Billones de euros de dinero público, es decir, del pueblo, se está inyectando para ayudar a los bancos

Bancos que han estado obteniendo inmensos beneficios durante años especulando con los alimentos, con la vivienda, con los medicamentos, con la energía… con la sangre de millones de seres humanos que cada día sufren las injusticias del hambre, la miseria, la enfermedad y la explotación.

Los empobrecidos de la tierra no sufren la crisis, siempre han estado en ella, y ahora cuando se habla tímidamente de que se empieza a salir de la crisis, resulta que hay más hambrientos, más parados y más niños esclavos que hace dos años.

Las cifras que se están manejando de ayuda a bancos, entidades financieras y otras grandes empresas multinacionales pueden alcanzar los 18 billones de dólares y, sin embargo, en la pasada reunión del G- 20 apenas se ha tenido en cuenta a los más empobrecidos de la tierra. Más de 4.500 millones de hambrientos no existen ni para el incomprensible nuevo premio Nóbel de la Paz ni para todos sus acólitos del G-20. Estos miles de millones de hambrientos, de trabajadores explotados, de niños esclavos son los que financian con su trabajo los niveles de renta de las economías enriquecidas, son los que financian las ganancias y las pérdidas de los bancos, en definitiva son los que sostienen este sistema. Los empobrecidos de la tierra no sufren la crisis, siempre han estado en ella, y ahora cuando se habla tímidamente de que se empieza a salir de la crisis, resulta que hay más hambrientos, más parados y más niños esclavos que hace dos años.

Algo, no obstante, ha tenido de positivo este cataclismo financiero: se ha puesto en evidencia que el hambre y la explotación existen porque son un negocio. Con menos del 1%1 de las ayudas recibidas por los bancos se podría paliar el hambre en el mundo, lo que demuestra que el hambre es un genocidio político y no consecuencia del cambio climático como nos quieren vender ahora los “zapateros” de turno, incluidas algunas ONGs con “Manos Atadas” a intereses inconfesables.

1. Según la directora del Programa Mundial de Alimentos de la ONU