Encarna Sánchez

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Se dedicó plenamente a formar militantes, huyendo siempre de las invitaciones a colaborar tanto de grupos marxistas como de grupos demócrata-cristianos, ambas corrientes partidarias de dirigir al pueblo, unos desde la derecha y otros desde la izquierda.

Nace en Murcia el 19 de mayo de 1918, su amigo Julián Gómez del Castillo, escribe de ella lo siguiente: «es prototipo de mujer militante cristiana socialista. Ocupó la secretaría real de ZYX… por pobreza evangélica se hizo criada de servicio doméstico. Marchó a Sevilla cuando así se le pidió para afirmar la delegación de la Editorial en Andalucía Occidental. Nunca dejó de ser criada, sus trabajos militantes nunca tuvieron sueldo».


Encarna se educó en una familia cristiana con alta valoración de la dimensión cultural y social. Fue miembro de las Juventudes Socialistas y había ganado las oposiciones a Magisterio, por la que Franco la condenó a la exclusión y represión (el sector de los maestros fue uno de los más represaliados por Franco por su implicación en las luchas obreras).


Se embarca en la Acción Católica. Tras conocer a Rovirosa y a otros militantes obreros conversos, descubre que la Fe la empuja a la solidaridad con los más pobres de  la Tierra. Renuncia a su profesión y se pone a disposición de lo que los amigos crean necesario.


Marcha a Madrid y se vuelca de lleno en dos empresas de pobres: Trayes y la Editorial ZYX.


Para colaborar en la liberación de los pobres Encarna se hace pobre, y desde esta encarnación en la vida de los últimos, ella se hace criada de servicio doméstico, y se va a vivir a un piso con otras criadas.


La asociación Tra-y-es, significa trabaja y estudia. Se trataba de que las muchachas del servicio doméstico salieran de la esclavitud que supone vivir interna en la misma casa en que se trabaja, estando a disposición de los señores 24 horas cada día.


Se propone a las chicas que trabajen 8 horas como el resto de los obreros y que dediquen otras tantas a su formación profesional.


El servicio doméstico no es una profesión, cada una tiene obligación de cultivar la vocación profesional que Dios ha puesto en ella, y una vez aprendida la profesión buscar trabajo relacionado con esa profesión.


Para posibilitar que las muchachas se liberaran de la esclavitud de vivir internas, se compran entre todas pisos en barrios obreros a los que van a vivir en grupos pequeños, viviendo desde ahí lo asociativo y la liberación de los hermanos. Se colabora con la Editorial ZYX..


Su tarea definitiva es la consagración de su vida a la formación de militantes en la Editorial ZYX.


Esta Editorial obrera nace con dinero obrero. 350 amigos compran una acción de 1000 pesetas cada uno. Es la más importante Editorial en esta línea durante el franquismo. Su primer presidente fue Rovirosa y a ella dedicó Encarna su tiempo, esfuerzos y escasos recursos. La Editorial tenía una gran organización interna clandestina de formación de militantes, Encarna ocupó en ella la secretaría real.


Cuando la Editorial estimó conveniente montar una delegación en Andalucía, allá fue Encarna, marchó a vivir a una barriada obrera trabajando de criada en casa de doña Mercedes.


Su casa se convirtió en casa de cultura y solidaridad, allí se celebraban reuniones de formación, de organización, allí estaba el depósito de libros, desde allí se ponían  puestos por las calles de Sevilla, allí había encuentros con diversos grupos religiosos, sociales, culturales y políticos. Hay que tener en cuenta que en la España franquista no existía derecho de reunión, por tanto todas estas reuniones eran ilegales y cualquier vecino podía dar el chivatazo a la policía.


En este ambiente se dedicó plenamente a formar militantes, huyendo siempre de las invitaciones a colaborar tanto  de grupos marxistas como de grupos demócrata-cristianos, ambas corrientes partidarias de dirigir al pueblo, unos desde la derecha y otros desde la izquierda, ella trabajó con otros militantes pobres (con Juan Conde, albañil, sobre todo) para que los pobres dirigieran su vida personal y colectiva. Es decir por la autogestión.


La última parte de su vida la vivió aquejada por el Parkinson y la sordera, aceptando desde la Fe el sacrificio por la militancia cristiana.


Son muchos los que viven y deben su vida militante a Encarna y a otros que como ella entregan la vida hasta el final.


Del libro: Militantes Obreros. Semblanzas
(Ed. Voz de los sin Voz)