Entrevista a Julián Gómez del Castillo en TVE

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Para mí ser cristiano es la única manera de que la vida tenga sentido hoy. Yo creo que estamos cometiendo la gran estafa a la generación de estos momentos ocultándole que por encima del dinero, de la buena vida, del consumo y de la estupidez está el ideal.

Julián Gómez del Castillo: Obrero y Militante Cristiano Pobre

P: ¿Y vosotros quién decís que soy yo?

JGC: Sin duda ninguna el Gran Libertador. Libertador de todas las alienaciones del corazón humano, tanto de las propias de la naturaleza humana como de las que la sociedad le va imponiendo a nuestro corazón.

P: La respuesta nos la ha dado esta noche una persona, Julián Gómez del Castillo que fue atea de padre marxista y se bautizó a los 18 años. Julián, ¿cómo fue el paso de la incredulidad a la fe cristiana?

JGC: Yo diría que muy sencillo. Descubrí que en el mensaje de Jesús había dos cosas que no sólo se podían hacer sino que eran el meollo central del mismo. Que era el amor a fondo perdido en la más absoluta y radical gratuidad y que era la libertad. Y esto me llevó a través del humor de Dios, que fue un cura falangista, lógicamente entonces enemigo irreconciliable mío, a encontrarme con Jesús.

P: ¿Y entró por libre a la Iglesia?

JGC: Entré llorando. No sólo por libre sino solo. De manera que el día de mi bautizo estaba solo en la Iglesia y llorando.

P: ¿Y por qué lloraba?

JGC: Porque ni mi familia me acompañaba.

P: ¿Ni siquiera su madre?

JGC: Nadie, nadie.

P: ¿Se enteró su madre?

JGC: Sí.

P: ¿A misa asistió o no pudo?

JGC: Creyó que era una infidelidad a mi padre, que ya llevaba unos años muerto, el que ella asistiera a eso, y la respeto todavía en eso, a pesar de que llorara.

P: Desde aquellos años hasta ahora ¿cómo ha ido su vida cristiana, qué evolución ha seguido?

JGC: Bueno, desde el día mismo del bautizo entré en la militancia cristiana, primero en la Juventud Católica y luego soy de los que lanzo en España la HOAC en el año 46 y yo diría que ha sido una vida que ha intentado seguir a Jesús desde una militancia cada vez más radical de encarnación en el mundo de los pobres y por tanto de la liberación del mundo de los pobres. Ello ha llenado mi vida y creo que en ello no sólo me he encontrado con Dios sino que me he encontrado con ese Dios en los hermanos que llena la vida del ser humano por encima del dinero y de la estupidez.

P: Y eso en medio de múltiples profesiones y ocupaciones.

JGC: Sí, sí, en medio de múltiples profesiones, de diecisiete; en medio de la incomprensión de los cristianos que hasta me metieron en la cárcel, etc.

P: ¿Cuáles son las múltiples profesiones que ha llevado?

JGC: Bueno, pues he sido minero y he sido confitero y he sido periodista y he sido burro de carga.

P: Una pregunta ¿de qué sirve hoy ser cristiano?

JGC: Bueno, para mí ser cristiano es la única manera de que la vida tenga sentido hoy. Yo creo que estamos cometiendo la gran estafa a la generación de estos momentos ocultándole que por encima del dinero, de la buena vida, del consumo y de la estupidez está el ideal. Y que una persona sin ideal es exactamente hermano del burro. Creo que esta es la gran estafa que se le hace a la generación de hoy.

En España, yo recuerdo, un militante ateo viejo, cuando yo era niño me dijo: «mira, en la vida puedes perderlo todo menos el ideal, si conservas el ideal todo lo podrás recuperar».

Hoy esto a los jóvenes y a los niños no se lo dice nadie, ni siquiera los curas. La iglesia hasta tiene miedo hablar del ideal.

P: Y ese ideal para usted en este momento es…


JGC: El ideal es para un cristiano una persona que se llama Jesús evidentemente. Jesús que no se le puede encontrar sino es a través de la Iglesia. Y de esa Iglesia tan estúpidamente maltratada por muchos cristianos progresistas de última hora que lo único que están haciendo es levantar un mazo político de amenaza en su diálogo con la jerarquía a través del trabajo que otros han hecho, no del trabajo que ellos han hecho. De manera que, ciertamente, el Jesús del Evangelio se le encuentra en la Iglesia y en la Iglesia que capitanea Juan Pablo II o todo lo demás me parece una insensatez política al servicio de intereses bastardos ˜