Esquizofrenia eclesial: La Iglesia complaciente vs la Iglesia en periferia

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Ante la inmigración, muchos católicos «olvidan» la doctrina social de la Iglesia y la voz de sus pastores

Decía el Papa Francisco que hay dos imágenes de Iglesia, la Iglesia evangelizadora que sale de sí, y la Iglesia mundana que vive en sí y para sí. La primera sabe que su corazón y su misión esta en las periferias, sobre todo en las de la injusticia, el dolor y la miseria. La que vive para sí, tiene demasiados compromisos con el mundo, con sus estructuras, con sus poderes, que le impiden comprometerse con estas periferias.

Me duele comprobar que en España estas dos imágenes de Iglesia se polaricen hasta el punto de la esquizofrenia, porque los que por vocación deberían estar en la vanguardia de las periferias, y desde ellas en la denuncia social, como son sus laicos más comprometidos en la vida pública (la política, la cultura, la comunicación social), se repliegan mayoritariamente a las posiciones de la prudencia del poder, por ejemplo, con el drama de los emigrantes.

Ya puede la Conferencia Episcopal Española, como lo ha hecho esta semana, denunciar la actuación del gobierno con las “expulsiones en caliente” de los emigrantes. Pues ni por esas.

El mismo político promotor de tal dislate, el ministro del interior, es un católico en la vida pública, confeso y devoto. Y en los periódicos que se disputan en título de periódico católico, o los medios de comunicación de la misma Iglesia, las líneas editoriales, y la mayoría de sus periodistas, opinan que hay que buscar un equilibrio entre seguridad y sensibilidad social, como si la inseguridad de los europeos propiciada por la emigración pudiese compararse con la inseguridad de los emigrantes que se juegan la vida por algo, no por deporte, sobre una valla metálica bajo la cual, eso si, divisan un campo de golf donde los acomodados jugadores no parecen mostrarse especialmente amenazados.

El murmullo se oye en las parroquias, entre dignísimos padres de familias numerosas que no faltan un domingo a misa. Tiene miedo al Papa que dice que el sistema económico que tenemos es perverso o que lo que están haciendo los gobiernos europeos con los emigrantes es una vergüenza.

No les gusta el estilo de los pastores que ahora cuentan con mayor peso en la colegialidad episcopal. Dicen que son pocos batalladores, cuando en realidad se escandalizan por que lo son y mucho con la emigración y la justicia. Se acabo la hora de promover un catolicismo conservador que quiere que sus pastores olviden, como ellos han hecho, la Doctrina Social de la Iglesia.

Autor: Manuel Bru
Fuente: aleteia