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EUTANASIA: Crimen organizado por el capitalismo contra los más débiles

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El capitalismo ha generado unas condiciones de vida inhumanas para la mayoría de la población lo que hace que muchas personas vean la eutanasia como una salida a una existencia insoportable. Mediante la ruptura del matrimonio y la familia; mediante la precariedad laboral y mediante la cultura individualista y consumista, el capitalismo ha conseguido romper la solidaridad que tradicionalmente cuidaba de ancianos y enfermos y ha conseguido una sociedad de individuos aislados, rotos existencialmente y sin esperanza, sometidos a las más variadas formas de explotación y control. Destacamos especialmente el sufrimiento actual de jóvenes y ancianos.

REVISTA AUTOGESTIÓN Nº 132 EUTANASIA: GENOCIDIO PLANIFICADO

Paradójicamente, la izquierda política se ha convertido en la mascota más hábil de este nuevo capitalismo siendo el instrumento perfecto para revestir este genocidio planificado de buenismo progresista hipócrita. Por otro lado, la derecha política ha reducido su oposición a la eutanasia a una lamentable defensa de los cuidados paliativos sin cuestionar el fondo del problema: la eutanasia forma parte estratégica (económica y cultural) del neocapitalismo al que no renuncia la derecha (ni la izquierda). Por lo tanto, podemos afirmar una vez más que quien gana con todo ello es un sistema criminal.

Eutanasia y capitalismo están intrínsecamente vinculados. Quien defiende a uno defiende al otro.

Abogamos por una defensa de la vida humana y su dignidad sagrada desde la concepción hasta la muerte natural y rechazamos radicalmente el sistema capitalista en todas sus manifestaciones porque asesina por hambre, miseria, aborto, guerra, eutanasia, desempleo…

Exigimos urgentemente unas condiciones de vida dignas para todos de tal forma que sean las personas más vulnerables las que mejor cuidados reciban. Los cuidados paliativos deben ser integrales y universales y no depender del estatus social de quien los pueda pagar. Y desde luego no son la solución adecuada a la altura de este crimen.

Finalmente es obligado recordar que la vida no es propiedad privada de nadie. Cada vida, es un don recibido por Dios y tenemos el deber de cuidarla para el Bien Común de toda la sociedad del que cada persona forma parte.

Carlos Llarandi

Profesionales por el Bien Común