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Geopolítica del oro en Venezuela: Lavando el «oro sucio» del Arco Minero del Orinoco

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Venezuela fue durante varias décadas fue uno de los países con mayores reservas de oro monetario en el mundo. En  el año 2011 poseía 365,82 toneladas en el puesto 16 de la lista de los países con mayores reservas de oro del mundo.

En el mismo 2011, el 42% (154,47 t) de las reservas de oro metálico se encontraba bajo custodia en las bóvedas del Banco Central de Venezuela (BCV), mientras que el restante 58% (211,35 t) se hallaba depositado en bancos ubicados en Gran Bretaña  (46,44%), EEUU (5,85%), Suiza (3,24%) y Canadá (2,25%).

La pregunta respecto a cómo las reservas llegaron hasta allí revela una estrategia seguida por  muchas otras naciones debido a que sus bancos centrales no habían instrumentado medidas que garantizaran una total protección. Muy diferente era el statu quo logrado por Banco de Inglaterra que en 1732 había construido la primera bóveda de seguridad  y gracias a esto,  Londres se estableció como protagonista en el mercado del oro, centro mundial del comercio del metal precioso. Jamás se perpetró robo alguno en el Banco de la capital de Gran Bretaña, donde se encuentra una  quinta parte del oro de los gobiernos  de ambos lados del Atlántico.

La repatriación del oro venezolano

En agosto de 2011, el ex presidente Hugo Chávez (1999-2012) ordenó al BCV- que goza de autonomía constitucional para administrar las reservas – la repatriación del  oro monetario del país depositado en los bancos de la Unión Europea y de EEUU.

Las razones aducidas por Chávez fueron que era necesario asumir  el control físico de los activos de la nación,  en esos momentos que EEUU y la Unión Europea se encontraban en crisis económica y financiera. Muchos analistas, sin embargo, advirtieron que las verdaderas razones del traslado tenían que ver con la intención del gobernante venezolano de manejar directamente estos recursos de manera discrecional.

A principios del 2012, Nelson Merentes, el entonces presidente del BCV, anunció la repatriación de 160 toneladas del oro monetario que se encontraban depositadas en bancos de Suiza, Gran Bretaña, EEUU y Canadá.

Con esta repatriación, 315 toneladas quedaron en las bóvedas del BCV mientras que el resto se mantuvo en centros financieros del exterior para utilizarlas en futuras operaciones. Dentro de ese remanente quedaron las 31 toneladas de oro que hoy se encuentran bajo litigio en Londres.

El destino del oro del BCV

A partir del 2014, el presidente  Nicolás Maduro, autoproclamado defensor del “legado” del comandante Chávez, comenzó a hacer un uso intensivo de las reservas de oro monetario venezolano para sortear el conflictivo escenario nacional.  El desplome de los precios internacionales del petróleo que se sumaron a  las sanciones financieras y petroleras del gobierno de EEUU; la ausencia de inversiones privadas y públicas; la hiper-inflación que pulverizaba el valor del bolívar; el colapso de la renta que ha afectado las inversiones y mantenimiento al sistema de distribución del agua nacional, generando muy severos problemas de acceso al agua de millones de personas; la crisis hegemónica producida después de la muerte de Chávez en 2013 que estimuló la competencia de intereses particulares y la corrupción; el desarrollo del conflicto colombiano en el período de “Acuerdos de Paz” y post-acuerdo que ha impulsado el crecimiento de la movilización de sectores de las guerrillas a Venezuela, incidiendo en las disputas territoriales por los recursos naturales .

El presidente Maduro, ante de la gran crisis política-humanitaria-económica y sanitaria de la nación y apremiado por la necesidad de liquidez,  utilizó el oro monetario como garantía (swap) para recibir préstamos a mediano plazo de bancos internacionales. Algunas de esas garantías auríferas se perdieron por impago. En el año 2019, por ejemplo, el Deutsche Bank tomó el control de 20 toneladas de oro que Venezuela había colocado como fianza para respaldar un préstamo de 750 millones de dólares que el gobierno de Maduro recibió en el 2016 y no canceló.

Este “oro sucio” u “oro de sangre” proviene de circuitos criminales que operan en el sur de Venezuela.

El segundo mecanismo recurrido por  Maduro para obtener divisas es la vertiginosa y acelerada venta del oro monetario venezolano. Según la investigación  BCV, La exprimidora oficial del oro venezolano, de las periodistas venezolanas Lisseth Boon y Lorena Meléndez, el BCV se ha valido “de mecanismos legales para lavar ‘el oro sucio’ que compra procedente del Arco Minero del Orinoco”. Este “oro sucio” u “oro de sangre” proviene de circuitos criminales que operan en el sur de Venezuela.

Con todo, en el término de cinco años, la repatriación del BCV condujo a que las reservas de oro monetario del país registraran una caída de 66%. Venezuela pasó de poseer 360 toneladas en el año 2013 a 161 toneladas en el 2018. Durante los años 2017 y 2018, según el Concejo Mundial del Oro , el BCV fue la institución bancaria que vendió más oro monetario en el mundo. Según los balances del BCV, las reservas de oro monetario venezolano quedaron reducidas a 98 toneladas para finales del año 2020. Un año después, en diciembre de 2021, la cifra llegó al mínimo histórico de 79 toneladas.

Noticias sobre el Arco Minero del Orinoco en Solidaridad.net

La importancia crucial del oro

Ya en la década de 1990, cuando se sufrían los efectos de la debacle económica iniciada en los 80, se consideraba a este metal como uno de los principales respaldos para enfrentar la crisis de la deuda externa. En aquellos años se sugería una política de pago de la deuda con oro. El para entonces presidente Rafael Caldera abrió en 1963 el camino a la minería aurífera en la Reserva Forestal de Imataca, lo que no ocurrió sin resistencias por parte de organizaciones sociales y voceros sensibilizados por el medio ambiente. En el contexto de aguda crisis económica, social y sanitaria que ha tenido que enfrentar el gobierno de Maduro – que en parte se deben a  las sanciones del gobierno de Trump a la economía venezolana y también a  las disputas por el control del Poder Ejecutivo entre Maduro y, la coalición de Guaidó- el oro constituye uno de los principales refugios económicos. Se explica así la expansión de la mega-minería con el Arco Minero Orinoco,  a una vasta zona de 111.846 km2 rica en minerales preciosos en toda la  región de Guayana que representa el 43,47% del territorio venezolano, como proyecto emblemático y las pretensiones del gobierno de captar la mayor cantidad posible de toneladas de este metal aurífero. La captación de las nuevas toneladas de oro se ha promocionado en medios televisivos y prensa escrita y digital, como  las imágenes del presidente Maduro con varios lingotes de oro en el Palacio de Miraflores.

Las ventas de oro por parte del gobierno de Venezuela, que hoy están formalmente afectadas por las sanciones impuestas por los EEUU, fluyen por canales alternativos como Turquía o Uganda, aunque previo a las sanciones volaban hacia los canales hegemónicos, en operaciones subterráneas y cuasi clandestinas vinculadas principalmente al pago de la deuda externa y sus servicios.

El significado del oro en el contexto de la crisis económica mundial crece día a díad, y más si se resalta la crisis del (patrón) dólar, la guerra comercial y los progresivos pasos de varios países y mercados para ir desacoplándose de este patrón y diversificar los respaldos y valores de cambio mundiales.

En este panorama, potencias como Rusia China han realizado sostenidas y aceleradas compras de oro  al mismo tiempo que se han posicionado de diversas maneras en el proyecto del Arco Minero del Orinoco. A la vez que se han producido  las disputas por el control del oro venezolano, evidentes en medidas neocoloniales como la confiscación de reservas auríferas venezolanas almacenadas en bancos internacionales, como el caso del Banco de Inglaterra.

En medio de la gran crisis política-humanitaria-económica y sanitaria que atraviesa Venezuelael oro es fuente vital para obtener liquidez. De ahí el manifiesto interés de Maduro en las minas del Arco Minero del Orinoco, extendida entre el río Orinoco, el Estado de Bolívar y parte del Estado de Amazonas. la vasta zona que se extiende hasta la frontera con Guyana al este y con la de Brasil al sur. Países como Rusia y China han ampliado su presencia en empresas mixtas de extracción en esta zona con participación del Gobierno.

Venezuela ha continuado vendiendo oro a su aliado Irán, que también está bajo las sanciones de EEUU, pero aun así sus reservas internacionales cayeron a principios de este año al mínimo más pronunciado de los últimos 30 años, según cifras del propio BCV.

A pesar de la riqueza petrolera del país, la economía está en una situación insostenible exacerbada aún más por las sanciones internacionales. Maduro necesita urgentemente divisas y ve el oro almacenado en las bóvedas del Banco de Inglaterra como la solución a sus problemas. Sin embargo,  por el  momento, tendrá que esperar.

Fuente de la noticia El Diario AR