Gobernar España. Por una cultura autogestionaria

3680

España está viviendo una encrucijada no sólo en el sentido político, también en el cultural, en lo económico, en lo internacional. El cambio de civilización que estamos intuyendo es muy de fondo. Afecta a la familia, al concepto de naturaleza humana, al conflicto capital-trabajo

Observamos movimientos migratorios de gran magnitud provocados por la violencia y el expolio contra los empobrecidos al mismo tiempo que una caída en picado de la natalidad en Europa y su consiguiente envejecimiento: para el año 2050, la mediana de edad en Europa será de 50 años y se necesitarán 50 millones de inmigrantes empobrecidos para mantener su nivel de vida actual. ¿Quién habla de esto?

Y España vive esta encrucijada desde una radical división. División que ha generado el tener que volver a repetir unas elecciones a los seis meses de las anteriores por no haberse podido formar un gobierno. Los nuevos partidos Podemos y Ciudadanos emergen inducidos por el poder con la intención de impulsar la renovación del aparato político español dentro del marco neocapitalista de la Unión Europea. Cada uno desde un lado del espectro pero sin cuestionar las bases fundamentales del sistema. Los niveles de corrupción y clientelismo han llenado la “taza” y hay que “tirar de la cadena”. No sabemos si estas fuerzas políticas se consolidarán, se diluirán o se fusionarán con las antiguas. Lo que sí sabemos es que el cambio del aparato político es necesario para el propio sistema neocapitalista por lo que sin duda ninguna empleará todo su poder financiero y mediático para conseguirlo. Todo cambio genera incertidumbre, miedo y ansiedad en aquellos que están más instalados o que tienen mentalidad más estática. El neocapitalismo y su dinamismo sobre todo ha generado miedo y con el miedo se moldea a la sociedad.

El cambio político formal en España es una necesidad estratégica del propio sistema neocapitalista y no solo un anhelo de la gente. Se está haciendo la segunda transición en España y posiblemente en Europa. Una transición mucho más profunda que consolida estructuralmente una mentalidad individualista y utilitarista, contraria a la vida y a la solidaridad. Mentalidad que constituye el substrato profundo sobre el que flota todo debate político y que está transformando los tradicionales conceptos de izquierda y derecha.

Este cambio es fundamental para la propia supervivencia del sistema y como tal lo está pilotando generando su propia alternativa renovadora y su propia disidencia que encuadre de nuevo a aquellos sectores de población que se han desapegado. Podemos y Ciudadanos han jugado y están jugando este papel y por ello no son una alternativa real a un sistema neocapitalista radicalmente injusto e inhumano. Todo lo demás es táctica política y nada más y no es verdadera respuesta a esa encrucijada de la civilización que hemos apuntado sólo tendrá respuesta desde una cultura y una política de verdadera autogestión y solidaridad.

Pero para vivir la autogestión real, es necesario haber creado una cultura autogestionaria. Este es el verdadero reto político que tenemos por delante. Construir el Bien Común, el fin último y primordial de la vida política solo es posible si todos y cada uno de nosotros nos responsabilizamos solidariamente, asociadamente, del bien de todos y cada uno de los seres humanos, sin exclusión de nadie.

Editorial de la revista Autogestión