Inmigración: Actuar sobre las causas, no sólo sobre los hechos

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Hoy la Iglesia dedica este día especialmente a las migraciones. El Papa en el viaje a Sri Lanka y Filipinas planteó claramente que se debe actuar sobre las causas y no sólo sobre los hechos, e hizo una llamada a la solidaridad con los inmigrantes y por la promoción de sus pueblos.

El Papa Francisco también instó a los Gobiernos a aprobar legislaciones que tutelen «los derechos de los ciudadanos» y garanticen «la acogida a los inmigrantes.» Pidió asimismo «actuar sobre las causas y no solamente sobre los efectos.»

El obispo de Roma se preguntó: «¿Cuántas personas pierden la vida en viajes inhumanos, sometidas a vejaciones por parte de auténticos verdugos, ávidos de dinero?» Y lamentó la situación que atraviesan aquellos que «llegan sin documentos a lugares desconocidos, cuya lengua no hablan» y les es «difícil (…) encontrar trabajo.»

Ante este panorama, el pontífice ahondó en la necesidad de «un cambio de actitud: pasar de la indiferencia y del miedo a una sincera aceptación del otro.» Sin embargo, aplaudió la labor de «aquellos que se dedican a prestar asistencia a los refugiados y a los inmigrantes, a costa de su propia vida.»

Asimismo, exhortó a la comunidad internacional a «actuar decididamente para resolver estas graves situaciones humanitarias y prestar la ayuda necesaria a los países de origen de los inmigrantes para favorecer su desarrollo socio-político y la superación de los conflictos internos, que son la causa principal de este fenómeno.» Solo así, subrayó, estos refugiados y desplazados que han huido de sus lugares de origen podrán «volver un día a su patria y contribuir a su crecimiento y desarrollo.»

Los obispos españoles han hecho en un comunicado, un llamamiento a globalizar la Caridad, recogiendo las palabras y el sentir del Papa en este tema, del que extractamos este texto:

El santo padre, tras recordar, una vez más, la vocación de la Iglesia a superar fronteras, reitera la invitación a que trabajemos en pro del «paso de una actitud defensiva y recelosa, de desinterés o de marginación, a una actitud que ponga como fundamento la “cultura del encuentro”, la única capaz de construir un mundo más justo y fraterno»

Dadas las dimensiones de los movimientos migratorios y los problemas sociales, económicos, políticos, culturales y religiosos que suscitan hemos de seguir abogando, con el santo padre,  como vía imprescindible para regularlos, por una «colaboración sistemática y efectiva que implique a los Estados y a las Organizaciones internacionales».

Queremos sumarnos, desde nuestras Iglesias, a tantos organismos e instituciones internacionales, nacionales y locales, que ponen sus mejores energías al servicio de los emigrantes. Se necesita, dice el papa, «una acción más eficaz e incisiva (…), una red universal de colaboración» que tenga como centro la protección de la dignidad de la persona humana, frente al «tráfico vergonzoso de seres humanos, contra la vulneración de los derechos y contra toda forma de violencia, vejación y esclavitud». Trabajar juntos, dice el papa, «requiere reciprocidad y sinergia, disponibilidad y confianza».

Los CIE (Centro Internamiento de extranjeros o «cárceles» de internamiento)

Según los datos del Defensor del Pueblo, un total de 9.002 extranjeros pasaron en 2013 por una instalación de estas características —donde conviven, sin ningún tipo de separación, los condenados por algún delito y quienes carecen solo de papeles, una falta de carácter administrativo—. A su vez, de todos los internados en dicho ejercicio, solo el 47,5% fueron finalmente expulsados del país. Y, además, en base a las cifras que maneja la Fiscalía de Extranjería, el Ministerio Público consideró que un tercio de los recluidos en 2013 en un CIE no debían haber entrado en ellos: de 10.063 informes de internamiento, emitió 3.075 dictámenes desfavorables (30,8%).

Otro revés a la política migratoria del gobierno español

El comisario europeo de Derechos Humanos del Consejo de Europa, Nils Muiznieks, considera que «las devoluciones en caliente» de inmigrantes en la frontera «no se ajustan a la legalidad internacional» y legalizarlas pondría en riesgo el sistema de protección de asilo. ¿Ha entendido esto el gobierno español?, cuando muchas asociaciones se lo llevan advirtiendo durante este último año incluidas juristas de distintas tendencias y orígenes políticos.