«La bandera sigue al dólar, y los soldados a la bandera»

La guerra y los intereses económicos y políticos detrás de los supuestos valores "democráticos"

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«El tigre no es vegetariano»

Parece que todo el mundo se rasga las vestiduras ante la actitud de los EEUU frente a Europa y Ucrania, pero el tigre no es vegetariano. En este artículo mostramos como la guerra y el intervencionismo militar de los EEUU (sobre todo en Iberoamérica) y de otras potencias, se ha movido siempre por el interés económico y político.

TRUMP Y EUROPA: ¿VALORES O INTERESES?

Hacemos referencia a un artículo titulado Trump y Europa: ¿valores o intereses?, publicado en La Tercera del diario ABC, que valora la postura de los EEUU respecto de Ucrania y Europa, postura que no es nueva para los países Iberoamericanos.

Afirma el periodista que los EEUU no es «la ciudad resplandeciente sobre la colina» que predicó Ronald Reagan. Estamos, afirma, ante un Gobierno norteamericano que expresa de forma descarada sus propósitos y su concepción del resto del mundo, una visión exenta de valores en la que sólo predominan sus intereses. Pero los intereses siempre han estado ahí.

Y afirma:

La explicación es que los iberoamericanos hemos visto llegar a los marines a nuestras capitales para derrocar a nuestros presidentes mientras que en Europa predomina la imagen de que se desangraron en la playa de Omaha para liberarnos del nazismo. 

A contar de 1823, al amparo de la doctrina de James Monroe, su quinto presidente, que se opuso al colonialismo europeo en Iberoamérica, comenzó una serie de intervenciones en las repúblicas americanas. En 1833, los marines desembarcaron en Buenos Aires para proteger los intereses de Estados Unidos en medio de una insurrección local. En 1835, cuando la República de Perú cumplió once años de vida independiente, los marines ya estaban patrullando en el Callao y Lima en medio de una revolución.

También hemos de señalar que durante la segunda guerra mundial, Franklin D. Roosevelt, impuso a Churchill el cerrojo al imperio británico, que ya venía en decadencia desde finales del siglo XIX. (Primera Guerra Mundial, crisis de 1929…) En Yalta, Washington y Moscú (Stalin) se repartieron el mundo.

En el artículo de ABC Müller enumera algunas muestras del intervencionismo de los EEUU en el mundo:

Cuando el costo de intervenir militarmente aumentó y se necesitó mantener el grueso de las tropas en Europa durante la Guerra Fría, el Pentágono desarrolló la doctrina de la Seguridad Nacional, una inyección de anticomunismo en la formación de los oficiales iberoamericanos que pasaban por la Escuela de las Américas del US Army, creada precisamente en Panamá. Esta doctrina, que estaba más dirigida a la represión interna que a la defensa ante un enemigo exterior, fue la causante de la extensión de la tortura y de la práctica de las desapariciones de personas en las dictaduras militares que dirigieron los destinos de Chile, Argentina, Uruguay y Brasil.

La última intervención militar unilateral de Estados Unidos en Iberoamérica fue en Panamá en diciembre de 1989, cuando derrocó al régimen del general Manuel Antonio Noriega. Hay una operación en 2004 en Haití tras el derrocamiento del presidente Arístide, pero es bajo bandera de la ONU. Por lo tanto, Iberoamérica lleva 36 años sin ser testigo de acciones militares unilaterales de Estados Unidos para proteger sus intereses. ¿Significa esto que Washington ha entendido que no se puede entender a palos con sus vecinos? Hasta ahora, parte de lo ocurrido podía atribuirse a la noción de que había que comportarse de acuerdo con unas reglas multilaterales, pero también es cierto que el eje de los intereses reales de Estados Unidos no ha pasado por Iberoamérica.

Y muestra un ejemplo demoledor al hacer referencia al general Smedley Butler y su discurso ‘La guerra es un latrocinio‘.

Este hombre fue el oficial más condecorado del Cuerpo de Marines y el brazo ejecutor de la política del Gran Garrote de Theodore Roosevelt. Cuando se retiró en 1935, tras cumplir con eficiencia su tarea, reflexionó en un libro sobre lo que había hecho y escribió: «En 1914 defendí la seguridad de los intereses petroleros en México, Tampico en particular. Contribuí a transformar a Cuba en un país donde la gente del National City Bank podía llevarse tranquilamente los beneficios. Participé en la ‘limpieza’ de Nicaragua, de 1902 a 1912, por cuenta de la firma bancaria internacional Brown Brothers Harriman. En 1916, por orden de las grandes azucareras norteamericanas, llevé la ‘civilización’ a la República Dominicana. En 1923 ‘enderecé’ los asuntos en Honduras en interés de las compañías fruteras norteamericanas. En 1927, afiancé los intereses de la Standard Oil en China. Fui premiado con honores, medallas y ascensos. Pero cuando miro hacia atrás considero que podría haber dado algunas lecciones a Al Capone. Él, como gánster, operó en tres distritos de una ciudad. Yo, como marine, operé en tres continentes… La bandera sigue al dólar y los soldados siguen a la bandera». Hay que recordar a Butler, sobre todo cuando nos empezamos a poner estupendos con el discurso de los valores.

Sobre la guerra y la propaganda política el general estadounidense Smedley Darlington Butler sabía mucho, sobre todo tras reflexionar acerca de su vida militar una vez retirado del servicio activo.

En realidad, Butler, el oficial más popular y laureado de EEUU entre los años 20 y 40 del pasado siglo XX, no es citado nunca por el establishment como héroe nacional debido a sus posiciones críticas contra el capitalismo imperialista y nacionalista de su país. Roma no paga traidores ni Washington tampoco. Es un marine olvidado en el santoral USA por no ser políticamente correcto. Donde esté John Wayne que se quite Butler.


Notas:

El marine Butler, tras más de 30 años de servicio militar con diversos rangos en el escalafón, una vez jubilado se puso a reflexionar muy en serio sobre sí mismo y su vida militar. Había participado en campañas en China, México, Haití, Cuba, Nicaragua, República Dominicana, Filipinas, Honduras… Sabía de lo que hablaba, escribió un libro. La guerra es una estafa (1935), y dio conferencias por todo el territorio USA donando sus honorarios a las personas desempleadas.

Dejó para la posteridad comentarios más que jugosos señalando que el verdadero fin de las guerras imperialistas es el beneficio de las élites financieras a costa de las masas y que el ejército de su país es el músculo agresivo de Wall Street.

Calificó al militar de pandillero del capitalismo, comentando con ironía y sorna que podía haber asesorado a Al Capone, ya que el famoso gánster había operado en tres distritos de Chicago y él en tres continentes.

Una frase del Smedley crítico con el imperialismo USA lo dice todo: “la bandera sigue al dólar y los soldados a la bandera.” Más claro el agua clara.