En el año 2011 la crisis financiera estuvo a punto de llevarse por delante a la economía de la eurozona. Cuando el continente estaba al borde del colapso, el Banco Central Europeo inyectó al mercado centenares de miles de millones de euros para reflotar el precio de los activos y reducir los costes de financiación. Esas políticas sirvieron para evitar el colapso, pero también dispararon los beneficios de los activos financieros, que automáticamente se convirtieron en una gran tentación para las empresas.
De pronto fue mucho más rentable invertir en los mercados que en la economía real. A partir de ese momento, las empresas no financieras dedicaron sus recursos a reducir su deuda y a aumentar sus activos financieros. Esta estrategia ha sido muy rentable, tanto que en 2018 los beneficios financieros supusieron un 23% de las ganancias totales, según los datos de la Central de Balances del Banco de España (datos de las empresas privadas, excluyendo las públicas). Esto significa que uno de cada cinco euros de ganancias procede de la economía financiera, una situación impensable antes de la crisis y un cambio de paradigma que amenaza con cronificarse en el tiempo.
En los últimos años han sido más comunes las operaciones corporativas (fusiones y adquisiciones) que las inversiones productivas. Ha sido más rentable comprar a la competencia que invertir en mejorar la capacidad interna. Además, las empresas españolas también se han lanzado a adquirir participaciones de otras compañías en el extranjero para así aumentar su internacionalización…
El resultado es que el peso de los activos financieros en el balance de las empresas se ha disparado en estos años. Antes del estallido de la crisis suponían el 40% del activo total y en 2018 ya eran más del 50%. “Las empresas españolas no han aprovechado la reducción de los costes financieros y laborales para invertir en actividad productiva, sino que han utilizado estos recursos para adquirir activos financieros, recomprar acciones propias y pagar dividendos a sus accionistas”, explica el economista Ignacio Santillana.