La mujer que dirige 1.200 compañías desde una isla del Caribe

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Una red de fraude fiscal, prostitución y lujo envuelven a estos paraísos.

Responde al nombre de Sarah Petre-Mears. Tiene 38 años y hasta ahora era una absoluta desconocida, pese a dirigir uno de los mayores conglomerados empresariales del planeta, con 1.200 compañías en el Caribe, Irlanda, Nueva Zelanda y Reino Unido. En los registros oficiales de sus empresas se pueden encontrar hasta 12 direcciones distintas donde supuestamente tiene su residencia.

Se trata de simples buzones, donde se acumulan las cartas. Petre-Mears es en realidad un gigantesco fraude. Pero existe, y dirige sobre el papel una complicada red empresarial radicada en diversos paraísos fiscales con vínculos a todo tipo de negocios sospechosos de fraude: sitios porno, casinos en red, y diversos negocios rusos de compraventa de propiedades y coches de lujo.

En una investigación conjunta, el periódico The Guardian, la BBC y el Consorcio Internacional de Periodistas de Investigación (ICIJ, por sus siglas en inglés), han seguido la pista de Petre-Mears y su marido, Edward, que en conjunto dirigen 2.000 empresas. Su negocio es sencillo: ellos firman, les pagan y se despreocupan. Son lo que en Reino Unido se conoce como directores nominales, una figura legal de ese país que constituye uno de los pilares del fraude fiscal mundial. El procedimiento no tiene ningún misterio, y es ofrecido por muchas compañías –basta buscar “director nominal” en Internet para encontrar inmediatamente un servicio de estas características–. Se trata, básicamente, de un testaferro legal, que firma los documentos de la empresa, aunque no sea el responsable de esta, ni tome ningún tipo de decisiones.

Basta tener uno de estos directores en alguno de los paraísos fiscales radicados en Reino Unido, como Gibraltar o las Islas Vírgenes, para que el dinero fluya sin apenas controles, ni carga impositiva. Algo que es ilegal, pero muy fácil de hacer gracias a la mediación de esta figura.

“Si Gran Bretaña llora por sus impuestos, no es nuestro problema”

Los gobiernos de los paraísos fiscales no están para nada interesados en solucionar un problema que, aseguran, no va con ellos. Según le explicó a Ball una portavoz de la Federación de San Cristobal y Nieves, negocios como los de Petre-Mears son beneficiosos para su país, y no van a perseguirse: “Ser un paraíso fiscal es una de las razones por la que le está yendo bien a San Cristobal y Nieves. Si Gran Bretaña llora por sus impuestos, no es realmente nuestro problema”.

* Extracto