La Pandemia X. (VI) ¿Prolegómenos de un nuevo totalitarismo biopolítico? Nuevo Paradigma de Salud al servicio del poder económico

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Nuevo paradigma de salud[1]. Clave para entender la estrategia de salud.

La OMS, nacida en 1948 al mismo tiempo que la Declaración Universal de los Derechos Humanos adoptó una definición de salud acorde con los principios de la misma declaración que decía:

“La salud es un completo estado de bienestar físico, mental y social y no solo la ausencia de enfermedad o incapacidad”.

“El lograr el mayor grado de salud que sea posible esperar constituye uno de los derechos fundamentales de todo ser humano, cualquiera sea la raza, religión, opiniones políticas o su condición económica social”.

La Declaración Universal señala también la importancia del contexto social e internacional que permite que todos los hombres puedan gozar efectivamente de sus derechos. Es por lo tanto indispensable tener en cuenta que el primer derecho del hombre es el derecho a la vida y a la integridad física que es el soporte de los demás derechos; sin este derecho todos los demás carecen de la posibilidad de ser ejercidos. El derecho a la salud que permite preservar la vida implica una acción concertada para permitir el acceso por igual a servicios de salud. Cosa que no sucede debido a la injusta distribución de la riqueza.

El paradigma -por lo menos teórico- que rigió los destinos de la OMS desde su creación en 1948 y reafirmado en la Conferencia de Alma Ata de 1978, tenía como objetivo primordial el atender los problemas de salud de toda la población. Ello permitiría poner en aplicación la Salud para Todos en base a un desarrollo económico y social que proporcionara una mejor calidad de vida, lo que contribuiría a la paz mundial.

Al año siguiente de la Declaración de Alma Ata, el doctor Kenneth Warren[2], funcionario de la Fundación Rockefeller y luego el Presidente del Banco Mundial Robert McNamara, consideraron el proyecto como utópico e irrealizable y propusieron una Atención Primaria de Salud Selectiva como alternativa para países empobrecidos. Esta propuesta constituyó la base de los objetivos del Nuevo Paradigma de la Salud[3] cuyo fundamento era la estrategia de Seguridad Demográfica.

La Dra. Pérez de Pío en su excelente trabajo La globalización de la Salud y la Ética del Nazismo (2012) señala las evidentes coincidencias entre las propuestas del Nacional Socialismo (nazismo) y el cambio de paradigma ético a nivel mundial en 1992. Todo ello en el marco de la nueva globalización neocapitalista.

El proceso de globalización que actualmente estamos viviendo tiene su origen en el comienzo de los años 70 del siglo XX en donde se agudiza la conciencia de que hay un Norte de países enriquecidos y un Sur de países empobrecidos. Esta conciencia crece aún más con la caída del bloque comunista. La seguridad demográfica de los países enriquecidos seguía ocupando un lugar principal en la estrategia geopolítica de estos. Destacan en esta época los trabajos de los expertos del Club de Roma que auguraban una catástrofe demográfica ( que no se ha producido) los cuales llegaron a proponer el control natal obligatorio de los países pobres.[4] El Club de Roma de los años 70 estaba formado por grupos financieros, científicos y funcionarios de importantes organismos internacionales. Entre los miembros del Club de Roma de esa época figura el Dr. Adeoye Lambo, que era Subdirector de la OMS en la época en que el Dr. Halfdan Mahler era Director General de la Organización.

Las opciones políticas fueron:

  • Mundialismo o globalismo.
  • Sociedad planificada.
  • Mantenimiento de un cierto Statu quo.

Como soluciones se propusieron:

  • Creación de un “Nuevo Orden Internacional”.
  • Desarrollo de una “Democracia Socio-económica Planetaria”.
  • Creación de estructuras supranacionales como por ejemplo una Europea y otra Latinoamericana.
  • Las Naciones Unidas debería cumplir un papel preponderante para ser impuesto globalmente.
  • Reducir la diversidad ideológica ya que las religiones tradicionales son una influencia nefasta para estos planes en base a un Nuevo Humanismo.
  • En este “Nuevo Orden Mundial”, los países deberían renunciar a su soberanía en relación con recursos no renovables (petróleo, gas, agua).

En relación con estos planes se presentaron una serie de recomendaciones que fueron catalogadas como granos de sabiduría.

Entre ellas se pueden mencionar las siguientes:

  • Si bien la procreación es la expresión suprema del ser humano debe responder a una ética rigurosa: nadie puede oponerse a la elección destinada a interrumpir conscientemente la maternidad o prevenir embarazos si los objetivos son evitar una vida de abyección y muertes por hambre o una guerra. (aborto/ esterilizaciones/…)
  • En un mundo donde el fenómeno de la sobrepoblación crea problemas planetarios, las políticas demográficas nacionales deben ser compatibles con los intereses de la humanidad.
  • La calidad de la población es más importante que la cantidad.
  • El principio de soberanía territorial es uno de los mayores obstáculos para la paz. Por ello debe ser gradualmente limitado y reformado hasta llegar a su supresión.
  • El Nuevo Orden a crearse debe ser internacional y en lo posible global, para poder establecer reglas coherentes sobre derechos y deberes de toda la comunidad mundial.

Es evidente el talante totalitario del globalismo de la salud.

En el año 1991 el director General de la Organización Mundial de la Salud (OMS), Dr. Hiroshi Nakajima presentó ante la Asamblea Mundial de la OMS, la necesidad de elaborar un nuevo paradigma de salud que fuera respuesta a las realidades políticas, económicas y sociales en constante cambio[5]. Para justificarlo mencionó los “dramáticos cambios” en política económica, los problemas demográficos y epidemiológicos, la “preocupante situación” de los sistemas sociales y la crisis de la deuda en los países pobres.

La falta de un paradigma válido era un “inconveniente para planificar”, ya que la OMS se veía “presionada por los donantes a ser selectiva centrándose en un número limitado de prioridades a bajo costo”; este último enfoque se veía muy reflejado en las iniciativas de supervivencia infantil. Con una visión “muy negativa” sobre la salud de los niños menores de 5 años agregó que sin embargo, “poco sentido” tendría para un niño sobrevivir a la poliomielitis un año para morir de paludismo al año siguiente o no tener un crecimiento que le permita llegar a ser un adulto sano y productivo.

En 1992 la OMS presenta el Nuevo Paradigma de la Salud que va a constituir el nuevo marco orientador sanitario para las políticas mundiales de salud. Este paradigma se ha aplicado mediante un compromiso político mundial de los estados miembros de la Organización y nunca ha sido tratado a nivel parlamentario de los países. La necesidad de este cambio se plantea como indispensable desde un punto de vista socio-económico. Según los economistas, políticos e instituciones financieras, la finalidad es, “mitigar la pobreza”, lo que significa destinar la mayor parte de los recursos para el desarrollo económico en lugar de destinarlos a la salud. Para ello, era indispensable un cambio en el rol de los estados en cuanto a control de las actividades económicas y como proveedores de servicios de salud y educación a toda la población; dejar en libertad de acción a los mercados era fundamental.

Estos argumentos se centraron en que, como la mayor causa de enfermedades era la desnutrición, una economía floreciente para toda la humanidad, como la que se proponía en estos planes económicos, iba de por sí a reducir drásticamente la morbilidad y la mortalidad.

Nuevo Paradigma de la Salud – Exclusión de la justicia y la solidaridad

Se pone en aplicación un doble estándar de normas sanitarias. Ello implica dar recomendaciones diferentes según se trate de países de altos ingresos o de medianos o bajos ingresos. En los países de altos ingresos las recomendaciones se dan de acuerdo a lo que la ciencia aconseja como más seguro. En cambio, para los países de medianos o bajos ingresos, lo que se tiene principalmente en cuenta es la disponibilidad de recursos. Ello permite manipular la ciencia para hacer aceptables ciertas recomendaciones.

  • Cambio en el concepto de Salud Pública. Lo que interesa no es la salud de las personas sino la utilidad que el individuo presta al organismo social. Grupos enteros de personas pueden quedar excluidos de servicios de salud, lo que implica que la Salud Pública ya no cumplirá fehacientemente con su función tanto preventiva como curativa, lo que favorece un aumento importante de la morbilidad.
  • Abandono del Juramento Hipocrático: Principios como los establecidos en el Juramento Hipocrático, que se concibieron para que rigieran las relaciones entre el médico y su paciente, hoy día ya no tienen razón de ser ya que la ética sanitaria atañe a las relaciones entre el sector de la salud y la sociedad.
  • Cambio en los valores éticos a nivel profesional. En estos planes el primer valor protegido no es la vida ni la integridad física de las personas, sino la urgente necesidad de limitar la población mundial, especialmente en los países pobres, para proteger el medio-ambiente.
  • La eutanasia es vista como positiva, para el paciente, sus familiares, y muy especialmente para la economía.
  • Los programas deben ser sostenibles o sustentables: los recursos son muchas veces fijados por los organismos.

Orientaciones ideológicas del Nuevo Paradigma de Salud de la OMS

Curiosamente el Dr. Nakajima dijo que el modelo de “paradigma” elegido correspondía al introducido por el filósofo Thomas Kuhn en su libro Estructura de las Revoluciones Científicas. Al respecto agregó: “No deja de ser interesante que este cambio de paradigma no se limita solamente al sector de la salud, sino que está teniendo lugar en toda la sociedad, pues depende de las repercusiones políticas, de los cambios en la situación económica y en las relaciones internacionales. Llámenlo transición, mutación, crisis de cambio, reforma, reestructuración o como mejor les parezca”.[6]

En consonancia con las necesidades mundiales de limitar la población en los países pobres la teoría de la “Trampa Demográfica” del Dr. Maurice King[7] influyó enormemente. De acuerdo al Dr. King, un país está en la Trampa Demográfica cuando debe recurrir a otros ecosistemas o emigrar para procurarse recursos vitales, especialmente alimentos. La teoría de Malthus se considera superada, ya que nadie duda actualmente que es posible alimentar a toda la población mundial.

De acuerdo al antropólogo francés Claude Levy Strauss, uno de los teóricos de estos planes globalistas:“La furiosa explosión demográfica que conoce nuestra especie (que califica como la bomba “D”) se debe al progreso de la medicina y al desarrollo económico que permitió mejorar las condiciones de vida de la población, ayudado por los grandes descubrimientos científicos y médicos. En el tercer mundo el dramático descenso de la mortalidad debido a las campañas de vacunación en gran escala, ayudas humanitarias de todo tipo y la instalación de dispensarios contribuyó a hacer vivir a los niños no solo una vida más larga sino mejor. Anteriormente una pareja debía tener 6 niños para que uno llegara a la edad adulta; actualmente la erradicación de gran parte de la mortalidad infantil no solo aumentó la población mundial sino que ha multiplicado el número de individuos aptos a procrear”

Una inquietante pregunta se presenta: ¿Restringir los adelantos de la medicina y propiciar una recesión económica a nivel de esos países solucionaría el problema mundial?

Es evidente el cinismo del famoso antropólogo francés.

En 1999 la OMS pone en práctica el nuevo concepto de salud propuesto por el Nuevo Paradigma que se ve reflejado en que:

1) La OMS urge cobertura para todos pero NO para todo.

2) El desarrollo de unos servicios de salud en base a análisis costo-beneficio.

Esta nueva política sanitaria se puso en aplicación como parte integral de un Nuevo Orden Económico Internacional, pero no de acuerdo a las propuestas de Alma-Ata sino a las del Banco Mundial de 1979, quedando la Salud para Todos reducida a salud para unos pocos.

Los objetivos del nuevo paradigma son:

1) Determinar y jerarquizar las medidas prioritarias para atender las necesidades básicas para el desarrollo.

2) Elegir y poner en práctica las que sean compatibles con los recursos de los que se disponga en ese momento o aquellos que tengan mayores probabilidades de éxito.

Este cambio de ética sanitaria a través de un nuevo paradigma depende de dos factores, la disponibilidad de recursos y las probabilidades de éxito. Por lo tanto, lo que hace es priorizar la atención sanitaria de la clase activa que es la que rinde beneficios a la economía; en los países donde los recursos destinados a salud son escasos, los menores de 5 años y las personas de la tercera edad son los perdedores. Otra de las consecuencias es que las enfermedades incurables o crónicas, que son muy costosas, dejan de ser atendidas[8].

El menosprecio por la vida característico de esta nueva ética, considera la vida humana como una simple cifra en rojo que a veces es necesario sanear para lograr un buen balance económico; por ello el problema no es una simple falta de recursos sino de voluntad política de atender a todos los pacientes.

Para la puesta en aplicación de estos planes se ha tergiversado el verdadero significado de términos como: derechos humanos, salud pública, epidemiología y discriminación. Aunque los términos sigan siendo los mismos su significación es otra, lo que ha sembrado una total confusión.

Debido a que los derechos humanos ya no son los derechos de todas las personas se suele utilizar selectivamente los derechos de las mujeres y los niños orientándolos hacia los fines globalistas dando recomendaciones muchas veces reñidas con la ciencia lo que los hace más vulnerables a la enfermedad y a la muerte.

Existen actualmente grupos de individuos de los países pobres que son a menudo utilizados en investigaciones reñidas con la ética y expuestos a enfermedades mortales sin que ello signifique ninguna responsabilidad.

Se dijo que estos planes por el momento tendrían por objeto mitigar la pobreza. Ello significa destinar la mayor parte de los recursos para el «desarrollo económico» según el consenso de Washington [9] en lugar de destinarlos para salud, educación y otros objetivos sociales.

Desde el principio fue claro que la verdad sobre estos cambios no debía ser conocida por la población que la sufriría. Fue por ello que nunca fueron tratados a nivel parlamentario de los países. Para implementar estas medidas se crearon programas engañosos en base a manipulación de la información y desconocimiento de la ciencia.

La globalización permite poner en aplicación estos planes a nivel mundial a través de las agencias de la ONU. Muchas de las decisiones que se toman a esos niveles no tienen en cuenta las necesidades de las poblaciones. Esta falta de transparencia genera muchas veces interrogantes en la ciudadanía que no alcanza a comprender como los políticos no cumplen con los compromisos de sus campañas políticas.

Curiosamente, todos los partidos políticos en los países, ya sean de izquierda, centro o derecha, aceptan estos planes que cumplirán estrictamente al llegar al poder. Ello nos habla del alcance e importancia mundial de estos planes; sin duda la democracia representativa ha ido perdiendo su rol.

En estos argumentos es indispensable también no perder de vista que una de las razones más importantes detrás de estos planes no es de origen económico sino la urgente necesidad de reducir drásticamente la población a nivel de los países más pobres a los que se acusa de poner en peligro el ecosistema.

Programas como los de Salud Reproductiva y legalización de abortos ocupan un lugar central en estos planes. Como así también la falta de atención sanitaria a los menores de 5 años que se considera que están de más. Debido a esta situación surgen en estos momentos preguntas extremadamente preocupantes. Una de las cuáles se relaciona con la falta de prevención del VIH/SIDA.

Para que los objetivos de este nuevo paradigma comenzaran a ser puestos en aplicación era necesario que los recursos disminuyeran. Es por ello que otra de las posibilidades era que la crisis financiera, minuciosamente orquestada, tuviera por finalidad poner en aplicación los objetivos del Nuevo Paradigma a nivel de los países de altos ingresos donde cada vez más a menudo se informa sobre recortes en los planes de salud.

Estos planes económicos mundiales no solo no mejoraron la situación económica de la población, como se prometía, sino que llevaron a una crisis financiera sin precedentes desde la Segunda Guerra Mundial. Pero lo que es peor, causaron un verdadero desastre humanitario del que nunca nadie se hace responsable.

Carlos Llarandi y Alberto Mangas

( Fin parte VI)

Leer más de la serie

Pandemia X (V): ¿Prolegómenos de un nuevo totalitarismo biopolítico? La salud como (bio)ideología del poder

La Pandemia X. (IV) ¿Prolegómenos de un nuevo totalitarismo biopolítico? Preparando la nueva gobernanza

[1] Renzo Paccini, Nuevo paradigma de salud. Lexicón. Términos ambiguos y discutidos sobre familia, vida y cuestiones éticas. Pontificio Consejo para la Familia. http://www.staffcatholic.net/archivos/lexicon/nuevoparadigmadesalud.pdf. 2004

[2] Ken Warren fue Director del Programa de Grandes Enfermedades Descuidadas (GND) de la Fundación Rockefeller (RF) de 1977 a 1987. En 1977, cuando comienza la historia de Ken Warren en el RF, la Fundación apoyó dos programas principales en el mundo empobrecido: uno en agricultura (por el cual Norman Borlaug recibió el Premio Nobel de la Paz en 1970 por la Revolución Verde) y otro en salud. John Knowles, el Director de RF de 1972 a 1979, tenía la ambición de aumentar el impacto de la Fundación en la salud mundial, y para eso, trajo a Ken Warren a la cabeza de la División de Salud.

[3] Pérez de Pio, María Isabel. La globalización de la Salud y la Ética del Nazismo. Comunicación en sesión privada del Instituto de Bioética de la Academia Nacional de Ciencias Morales y Políticas, el 4 de mayo de 2012.

[4] Cf. Ibid.,17

[5] Cf. Alocución del director general al consejo ejecutivo en la 87a sesión.(Ginebra, 14 enero 1991.documento A44/DIV/4)

[6] Tiene conexión con la Carta de la Tierra y con los principios de la New Age.

[7] Cirujano inglés que colaboró con la OMS en los años setenta en programas de cirugía simplificada en el Asia. En los años 80 y parte de los 90 dio conferencias en la Organización a profesionales de los programas de la OMS más concernidos por el problema.

[8] Desde aquí se entiende la legalización de la eutanasia.

[9] Las políticas del consenso original iban dirigidas hacia los países empobrecidos del Tercer Mundo que estuviesen pasando por crisis financieras. El término Consenso de Washington fue acuñado en 1989 por el economista John Williamson. Su objetivo era describir un conjunto de diez fórmulas relativamente específicas, el cual consideró que constituía el paquete de reformas «estándar» para los países del Tercer Mundo azotados por la crisis, según las instituciones bajo la órbita de Washington D. C. como el Fondo Monetario Internacional (FMI), el Banco Mundial y el Departamento del Tesoro de los Estados Unidos. ​Las fórmulas abarcaban políticas que propugnaban la estabilización macroeconómica, la liberalización económica con respecto al comercio como a la inversión, la reducción del Estado, y la expansión de las fuerzas del mercado dentro de la economía interna. El término de «Consenso de Washington» ha llegado a ser considerablemente usado, en un amplio sentido, para referirse a una orientación más genérica, hacia un enfoque descrito normalmente como fundamentalismo de mercado o neoliberalismo.