La “tercera guerra mundial a pedazos” se está transformando en un “verdadero conflicto global”

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 La “tercera guerra mundial a pedazos” se está transformando en un “verdadero conflicto global” advierte el Papa Francisco en su discurso al Cuerpo Diplomático acreditado ante la Santa Sede.

Recordando el concepto que ha expresado en repetidas ocasiones de “guerra mundial a pedazos” el Papa Francisco constata que los conflictos del último año no sólo no han remitido, sino que se han agravado. Asimismo, el Papa lamenta el debilitamiento del multilateralismo y señala que “existe el riesgo de una ‘fragmentación’ (de la comunidad internacional) en clubes que sólo admiten a los Estados considerados ideológicamente afines”.

El Obispo de Roma subraya que “las guerras modernas ya no se desarrollan sólo en los campos de batalla delimitados, ni afectan solamente a los soldados. En un contexto en el que ya no parece observarse una distinción entre los objetivos militares y civiles, no hay conflicto que no termine de algún modo por golpear indiscriminadamente a la población civil”. Las víctimas civiles no pueden ser definidas como “daños colaterales”, advierte el Pontífice, porque detrás de esta expresión están los rostros y los nombres de personas, hombres, mujeres y niños. “Si fuésemos capaces de mirar a cada uno de ellos a los ojos, de llamarlos por su nombre y de evocar su historia personal, miraríamos la guerra por lo que es: tan sólo una inmensa tragedia y ‘una inútil masacre’, que golpea la dignidad de cada persona sobre esta tierra” afirma el Papa.

Por ello, el Papa Francisco pide que se respeten los derechos humanos, e incluso cuando uno se ve obligado a luchar en defensa propia, siempre hay que respetar la proporcionalidad de la respuesta. “Los sucesos de Ucrania y Gaza son una prueba evidente de esto -ha proseguido-. No debemos olvidarnos de que las violaciones graves del derecho internacional humanitario son crímenes de guerra, y que no es suficiente con evidenciarlos, sino es necesario prevenirlos. Se requiere, por tanto, un mayor compromiso de la Comunidad internacional por la salvaguardia y la implementación del derecho humanitario, que parece ser el único camino para la tutela de la dignidad humana en situaciones de enfrentamiento bélico”.

Ha continuación ha remarcado que el camino hacia la paz pasa por el desarme, porque la acumulación de armas sólo crea una disuasión ilusoria y falaz. “Las armas crean desconfianza y desvían recursos. ¿Cuántas vidas se podrían salvar con los recursos que hoy se destinan a los armamentos? ¿No sería mejor invertir en favor de una verdadera seguridad global?”
“El camino hacia la paz exige el respeto de los derechos humanos, según la sencilla pero clara formulación contenida en la Declaración Universal de los Derechos Humanos, cuyo 75 aniversario hemos celebrado recientemente” recuerda el Papa Francisco subrayando que “se trata de principios racionalmente evidentes y comúnmente aceptados”.

“Lamentablemente – ha añadido – los intentos que se han producido en las últimas décadas de introducir nuevos derechos, no del todo compatibles respecto a los definidos originalmente y no siempre aceptables, han dado lugar a colonizaciones ideológicas, entre las que ocupa un lugar central la teoría de género, que es extremadamente peligrosa porque borra las diferencias en su pretensión de igualar a todos”.

Tras recordar la lacra del antisemitismo, el Obispo de Roma ha indicado que “en total, más de 360 millones de cristianos en todo el mundo sufren un alto grado de persecución y discriminación a causa de su fe, y son cada vez más aquellos que se ven obligados a huir de sus países de origen”.

Maternidad subrogada

La vida humana debe respetarse desde la concepción. Por eso el Papa Francisco califica de “deplorable” la práctica de la llamada maternidad subrogada, que, como afirma ofende gravemente “la dignidad de la mujer y del niño” y “se basa en la explotación de la situación de necesidad material de la madre”.

Por último ha señalado que otros retos para la paz proceden de las nuevas tecnologías, como la inteligencia artificial y la genómica. Para el Papa, debe prestarse “especial atención” a la protección del patrimonio genético humano, “impidiendo prácticas contrarias a la dignidad humana, como la explotación de material biológico humano y la clonación de seres humanos”.