La UE trata a los inmigrantes como una mercancía

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Los ciudadanos deberán ser el centro del «Programa de Estocolmo» (2010-2014), que ha sido aprobado en Consejo Europeo y que enmarcará la acción de la Unión sobre las cuestiones de la ciudadanía, la justicia, la seguridad, el asilo y la inmigración en los próximos cinco años, desde este 1 de enero de 2010.

Pero, ¿de qué ciudadanía hablan las instituciones, programas y eurodiputados de la UE?


Enumeremos algunas líneas de este programa para los próximos cinco años, que ha sido propuesto por el «socialista» Juan Fernando López Aguilar que le tocará a la Presidencia Española de la UE elaborar el Plan de Acción del Programa:


Administrar mejor las fronteras y satisfacer las necesidades del mercado de trabajo.


Los inmigrantes tratados como mercancía. 8 millones de sin papeles en la UE. Administrar mejor las fronteras es una forma sutil de producir ciudadanía jerarquizada, una serie de decisiones políticas que gradúan los derechos propios de las personas, en función de las necesidades del mercado, tanto en lo que se refiere a la fuerza de trabajo legalmente reconocida, como a la economía sumergida, parasitaria de una mano de obra sin papeles, y por ello, sin derechos.


Los principales beneficiarios de los 8 millones de sin papeles son las grandes empresas multinacionales, porque las condiciones de trabajo de esas personas y sus compañeros de trabajo serán injustas y explotadoras. Y le echaremos la culpa del paro a esos 8 millones de seres humanos.


– Papel más importante para FRONTEX, la agencia europea de control fronterizo, así como un sistema de vigilancia de las fronteras.


El presupuesto actual de esta agencia, que es un auténtico ejército que hace más arriesgado el viaje migratorio de los empobrecidos, es de 85 millones de euros. Para el 2013 será de 120 millones. Una de las prioridades de Zapatero en la presidencia de turno de España de la UE es el fortalecimiento del Frontex y el control fronterizo.


Mantener la política de detención y expulsión de inmigrantes ilegales combinándola con incentivos al retorno voluntario.


Desarrollo total de la famosa Directiva de Retorno, mejor conocida como la Directiva de la Vergüenza:


– una duración de retención que puede ser extendida hasta 18 meses;


– medidas de expulsión combinadas con una prohibición de reentrada en el territorio, será de 5 años en todo el territorio Schengen;


– una falta de precaución en la selección del Estado de tránsito o de retorno;


– un tratamiento específico de las personas vulnerables que no es satisfactorio, con además una ambigüedad en lo que concierne al tratamiento de los menores.


– Colaborar estrechamente con los terceros países a la hora de gestionar los flujos migratorios.


La externalización de las fronteras ya la puso en práctica el extinto programa de La Haya. Ahora se trata de ahondar en este concepto que no es ni más ni menos que los africanos sean gendarmes de sus propios compatriotas. En Libia existen 28 CIEs, la mayoría financiados por Italia (46 millones de euros de los presupuestos generales, en dos años). En ellos no se respetan los derechos humanos básicos. Marruecos tiene firmado un Estatuto de Asociación Avanzado con la UE desde 2008, que le concede disfrutar de un marco privilegiado de relaciones políticas, económicas y sociales con la Unión. La contrapartida: ejercer fielmente su papel de gendarme europeo, practicando la represión de sus nacionales que intentan emigrar, pero especialmente, sobre los inmigrantes subsaharianos en tránsito. España ha financiado 17 puestos fronterizos en Malí, donde no se respetan los derechos humanos. El CIE de Nuadibú en Mauritania está promovido y financiado por el Gobierno «socialista» de España, con los fondos de la supuesta cooperación al desarrollo.


Este Programa, que mezcla inmigración, seguridad y terrorismo, es perfecto para que la opinión pública mezcle estos conceptos. El lema no tiene desperdicio: «Construyendo la Europa de los ciudadanos: impulso a los derechos y la seguridad de los ciudadanos europeos y construcción de una Europa solidaria». Este Programa lo que construye verdaderamente son ciudadanos de primera, ciudadanos de segunda y ciudadanos de tercera. Ciudadanos de segunda, europeos que se les niega el derecho al trabajo y en muchas ocasiones el derecho a una vivienda digna. Y ciudadanos de tercera: africanos, iberoamericanos, asiáticos que se les niega el trabajo digno, explotados en los tajos del campo, construcción, hostelería o servicio doméstico. Se les niega el derecho a existir por no tener un papel. Se les condena a no poder ni ir al médico porque no pueden ser empadronados.


El lema habla de una Europa solidaria. Mentira. 120 millones de euros (20 mil millones de ptas.) para la agencia Frontex, 220 CIEs en la UE, 8 millones de sin papeles sin ningún derecho, 5 millones de parados en España, expulsiones de personas con la imposibilidad de volver en cinco años. Tendríamos que hablar de una Unión Europea Asesina.


La lucha solidaria debe ir encaminada al cese inmediato del robo Norte-Sur. A luchar contra las causas del Hambre y del Paro. Este último afecta  en especial a inmigrantes. No tener papeles y estar en paro es el mejor control social, que humilla al trabajador inmigrante a soportar cualquier tipo de explotación para conseguir o conservar su empleo.


Desenmascarar a los gobiernos europeos, en especial al español, que se dice «socialista» y es un traidor a los empobrecidos y a unos trabajadores cada vez con menos derechos y más obligaciones.


Este Programa es el marco de las políticas europeas en diversas materias, entre ellas la de inmigración y asilo, para los próximos cinco años. Ellas apuntan a más represión, control y falta de respeto a los derechos fundamentales de la persona. Conocerlo es saber cómo funciona este imperialismo y poder combatirlo a tiempo.