Leyes neocapitalistas contra la vida y la dignidad humanas

Se han promulgado en España leyes neocapitalistas contra la vida y la dignidad humana

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El actual gobierno neoliberal de España en manos del PSOE, Podemos y sus socios independentistas está desarrollando de manera implacable la imposición de una legislación biopolítica dictada directamente en los salones de lujo del Foro Económico Mundial.

Esta legislación salvajemente destructiva solo la podía implementar el neoliberalismo de “izquierdas” que es el más adecuado para camuflar este desastre social con el discurso vacío y deliberadamente ambiguo de la posverdad. Empoderamiento, inclusividad, nuevos derechos humanos, diversidad, tolerancia, sostenibilidad…no hacen sino perfumar la degradación y agresión evidente que sufre la igualdad, la dignidad de toda persona, el valor del trabajo, el empleo, la educación, la sanidad, la cultura, el asociacionismo de base, la integración de los migrantes pobres, el medio ambiente, la cooperación internacional …

La oposición, no nos engañemos, tampoco está fuera de este marco económico y antropológico.

La ley del Aborto retocada, la ley de Eutanasia, la ley “trans”, la propuesta de una nueva ley sobre la Familia… se han ido implementando una tras otra sin un mínimo de reflexión y debate social amplio y profundo, que permitiera poner encima de la mesa otras visiones y propuestas. Pareciera que hubiera mucha prisa en dejarlo todo atado y bien atado para dar cuenta de la Agenda (viene con fecha 2030) que ha preparado para nuestro país el neocapitalismo.

Y sin apenas desgaste: porque ya se ha encargado el poder político durante cuarenta años de democracia formal, de degradarnos como personas y de transformarnos en individuos aislados, atomizados, depresivos, poli-adictos y analfabetos funcionales. Es fácil que así seamos capaces de aceptar sumisa y acríticamente esta dictadura neocapitalista.
Estas son leyes directamente contra la vida humana, pero no son las únicas.

Unas leyes están intrínsecamente vinculadas a otras. Por ejemplo, la ley de extranjería prohíbe y persigue la solidaridad con los inmigrantes empobrecidos. Las leyes educativas y sanitarias imponen una mentalidad utilitarista y materialista en los modos de vida de la sociedad. Todo un programa de ingeniería social para garantizar niveles crecientes de opresión y explotación.

La legislación es una herramienta social muy potente como conformadora de una conciencia y una mentalidad. En general y de una manera inconsciente se acepta la identidad entre legal y bueno. Legislar no solo es ordenar la convivencia sino también conformarla moralmente. Hay una evolución negativa que va desde la despenalización de supuestos hasta su transformación en “derechos” humanos. No es casualidad la proliferación de “falsos derechos”.

Son “falsos derechos humanos” porque están desvinculados de “deberes humanos” o su vinculación es absurda. Por ejemplo, si la eutanasia fuera un derecho significaría que matar sería un deber. Los derechos humanos auténticos (no liberales) lo son porque protegen los “deberes humanos” y por tanto están vinculados a la responsabilidad por el Bien Común. La competencia entre “derechos” también es una prueba de su falsedad.

También estas leyes biopolíticas tienen grandes implicaciones económicas que son fundamentales para el orden neocapitalista. Por ejemplo, los sistemas sanitarios de poblaciones envejecidas son insostenibles. Sobran viejos y enfermos crónicos. La industria fármaco-quirúrgica “transgénero” es un gran grupo de presión. Y la industria del aborto, sus subproductos y los anticonceptivos también.

El neocapitalismo es un sistema, una estructura de mal que nos hace a todos víctimas y verdugos. Estas legislaciones son una manifestación evidente de la actual guerra de los poderosos contra los débiles. Por ello no podemos aceptar una defensa parcial de la vida humana.

Es imprescindible una defensa integral de toda vida humana en todas sus fases y circunstancias. La principal agresión a la conciencia es el reduccionismo antropológico de la dignidad humana. Es decir, reducir el ser humano a material biológico susceptible de ser manipulado, eliminado, esclavizado; reducir la persona a individuo aislado, número, dato, etc. Aceptado el reduccionismo, todo es posible.

Ante todos estos atentados contra la dignidad y la vida humana ¿nos vamos a quedar en nuestro sillón ilustrado hablando de bioética y haciendo girar indefinidamente la rueda neocapitalista?.

Editorial de la revista Autogestión 148

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